Cuatro: Firmas

681 106 24
                                    

Charles había llegado a las diez en punto, justo como el padre de Minho había dicho.

Él, claro, ya estaba listo. Prefería ir a embarrar una supuesta reunión para comprometerlo que quedarse a ver cómo su primer amor se la pasaba junto a un chico que no es él, dándose mimos y quizás qué otras cosas, posiblemente también saldrían. Elegía salir antes de enfrentar esa realidad, su realidad. El amor no correspondido.

Es cierto; estaba huyendo, de nuevo.

Lee dio una mirada al cuadro que tenía colgado Jisung de ambos en el pasillo a la salida del departamento antes de sonreír nostálgico y salir del domicilio de su mejor amigo.

En el camino no paraba de pensar en solo eso, que quizás esa etiqueta de mejor amigo jamás se la quitaría a no ser, claro, que pelearan y se separaran. Pero se refería más al ámbito romántico.

¿Qué tal sí todo este tiempo la vida le ha dado señales para que pase página? Como todos los ligues de Jisung.

Quizás es una señal de que debe apurarse y luchar o simplemente ni siquiera intentar algo... pero sí ha intentando algo. Lo besó y ninguno de los dos ha hablado del tema. Hoy podría entrar el tema y declarársele, o solo...

— Hemos llegado. —la voz de Charles lo hizo despertar y mirar afuera del auto, su vista parando en un restaurante lujoso en el que sin duda estaría su familia.

— Gracias, Charles —contestó sin ganas, viendo el venia que su conductor le hizo al abrirle la puerta y él salir—. Ya vuelvo.

— Y quizás con una sortija.

— Ojalá pudiera siquiera intentar reírme de ello, pero es más anécdota que chiste. —ambos asintieron de acuerdo y se sonrieron tiernamente, Minho entrando finalmente al restaurante.

Adentro, pudo divisar en la mesa de al medio del comedor ocupada por su familia y otras cuatro personas que desconocía. Menos a Shin Ryujin, por supuesto que la joven sería con quien lo querían comprometer.

Caminó despacio hasta la mesa, encontrándose primero con la mirada de su padre quien le sonrió en grande.

— Hijo, llegaste.

— Buenos días. —atinó a decir, haciendo una reverencia tanto a su familia como a los desconocidos—. Lamento la demora.

— Míralo, es un galán —una señora de unos cuarenta lo halagó y Minho sonrió de lado, sentándose y mirando a cada uno con más detenimiento.

— Minho, hijo, ellos son la familia Shin. El señor y la señora Shin, su hija Ryujin y la guardaespaldas personal de Ryujin, Chaeryeong.

— Es un gusto, Minho. —el señor frente a ellos estiró su mano mientras se levantaba y por modales, Lee correspondió.

— Igualmente.

Al final miró a la muchacha, encontrando miradas y sonriéndose con incomodidad, ambos levantándose para hacer una reverencia al contrario.

— Como ya sabrán, esta reunión tiene un objetivo fijo —comenzó a hablar Lee Inha, la madre de Minho—; la unión de Lee Know's Company e ITZY's Company. Al ser ustedes los sucesores de ambas empresas, buscamos que negocien y se conozcan, porque uno de los requisitos de la unión y de que pasen a sus respectivos puestos de directores, es el compromiso. Y de nuestro permiso no se deben preocupar, ya que de antemano, tienen nuestro apoyo como sus progenitores.

¿Le daría ese mismo apoyo si le dijera que en realidad en lo que menos se fijaría es en una chica?

Pasaron la tarde conversando de lo mismo y poniendo a prueba a los más jóvenes, quienes lo hicieron excelente, dando ideas y conversando entre sí de temas de la empresa, pero sobretodo evitando lo que a ambos les aterraba. Aunque, lamentablemente, tarde o temprano surgiría el tema.

Y eso era ahora.

— Entonces tenemos todo listo. Ya solo falta que firmen su contrato donde unen tanto a las empresas como a ustedes en matrimonio. —la señora Shin estiró su mano, mostrando el contrato que tanto esperaban los adultos a que sus hijos firmaran, y que tanto les aterraba a los más jóvenes, incluyendo a Chaeryeong.

— Hija, ve tú primero. —el padre de Ryujin le entregó a ella el contrato y Minho pudo notar la mirada de perdón que le entregaba a su guardaespaldas, entendiendo de inmediato lo que sucedía y con ello tomando una decisión.

La joven firmó el contrato con una expresión neutra, avisando a sus sentidos y subconsciente para evitarlo a toda costa.

Y lo iba a hacer, hasta que su celular comenzó a sonar.

Le dio un rápido vistazo al aparato y luego a sus padres, pidiendo permiso a todos antes de levantarse y caminar afuera, atendiendo la llamada de quien sería su mejor amigo.

— ¿Jisung?

— MINHO, NO TE LA VAS A CREER. —Minho tomó distancia del celular en cuanto oyó los gritos de su amigo.

— ¿Salió Rapunzel dos? —entusiasmado, cuestionó iluso ante el comentario.

— Lamentablemente no, pero se trata de mi.

— ¿Te bañaste? —preguntó burlón.

Já. Mejor te cuento cuando llegues.

— Vale, tranquilo. Cuéntame qué te sucede y sé rápido, estoy en algo muy importante.

— ¿Qué tan importante? No avisaste que saldrías y me preocupé al despertar y no verte.

Una sonrisa se formó en su rostro al saber que se había preocupado por él, pero se borró al recordar que la razón por la que estaba ahí era nada más y nada menos que para unirlo a una persona de la que no tenía mayor interés.

— Es cien por ciento importante. Por favor, sé breve.

Desde la otra línea pudo escucharlo carraspear y luego soltar una risa inestable, señal de su gran emoción.

— Yugy y yo somos oficialmente pareja. Me lo pidió hace un rato en una pequeña cita que tuvimos, se fue recién y, ¡estoy muy feliz! Cocinaré algo rico para celebrarlo.

Minho sabía que no le afectaban los ligues de Jisung ya que era algo normal, pero era primera vez que usaba la frase "oficialmente pareja". Sus ligues no pasaban nunca al siguiente paso, y este chiquillo que solo le transmitía desconfianza lo había logrado. Está de más contar que el corazón de Minho está hecho trizas.

— Felicidades, Sunggie —luchó consigo mismo para no sonar inestable o tiritón por el nudo que se había formado en su garganta—. Conozco muy bien tus habilidades culinarias y si lo que cocinas todos los días ya es delicioso, ansío más que nada volver a casa por la cena que prepararás.

— Eres un cursi, MinMin. ¿Te parece sí hago-

— Alto ahí, quiero que me sorprendas.

— Muy bien, señor Lee —la risa de Jisung se oyó de la otra línea y Minho pudo sonreír aún con su pecho doliendo—. Colgaré para que acabes eso tan importante, ¿te parece?

— Por supuesto.

— Hasta más tarde~.

Finalmente la llamada se acabó y Minho volvió con el corazón en el puño, serio y dolido, pero forzando una sonrisa al volver a encontrarse con su familia y quien sería su esposa en un tiempo.

— Firmaré. —avisó tomando el bolígrafo y firmando en donde le correspondía.

Su madre no podía estar más orgullosa.

Su madre no podía estar más orgullosa

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.
Friday KissWo Geschichten leben. Entdecke jetzt