Bajo el humo de una ciudad hostil, peligrosa y con pocas oportunidades, jóvenes buscarán sobrevivir, aún a costa de reprimirse totalmente, ocultando verdades que solo saldrán a la luz en su intimidad y debilidad.
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Hola de nuevo jaja, esto...
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Cuando estás metido en este mundo, sabes cosas, ves cosas, y aprendes a quedarte callado.
La prudencia es algo indispensable, más considerando que las personas con las que estarás son violentas por naturaleza.
Y no solo eso, sino que el ambiente de por si es hostil, muchos me dicen que estoy loco, por mirar a todos lados en cada esquina que cruzo, por caminar y constantemente mirar hacia atrás para ver si alguien me sigue.
Pero es que tengo mis razones, no necesito demostrárselas a nadie, pero las tengo.
Quiero decir, tengo la impresión de que aquí, a lo máximo que puedes aspirar es a que tu cara aparezca en un grafiti, con flores abajo y una fecha indicando tu nacimiento y el fin de tu vida.
Y aunque no me guste, resulta que soy el vinculo que consigue que muchas vidas acaben de esa manera.
He conocido muchos locos, Ryou Miyasaka fue uno de ellos, y bueno, ya saben como terminó.
Bajo la tierra siendo su cadáver el almuerzo de los gusanos.
Poco sé de el, y no perderé el tiempo explicándoles su vida, o lo poco que conozco de ella, de eso ya se encargará alguien más cercano a el.
Alguien que, por cierto, vigilo con bastante intensidad, un adulto de cabello azul, casi siempre acompañado de otro de cabello largo y marrón.
Frecuentemente aparece y desaparece en lugares inesperados, se que tiene algún tipo de conexión con ese chico de cabello rosado, el cual perdió a su madre a manos del mismo Miyasaka.
Puede que la sangre de este ultimo corra por las manos del sector V, pero francamente ¿Qué importa?
Quiero decir, era un pobre yonki, pastero, drogomano o como lo quieran llamar, se había convertido en un muerto que caminaba, preso de los excesos y los vicios de los cuales no se podía separar.
