16. El de blanco

138 21 26
                                    

Estaba cansado, mis ojos pesaban más que dos camiones, sin embargo pareciera que recién ahora era capaz de abrirlos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Estaba cansado, mis ojos pesaban más que dos camiones, sin embargo pareciera que recién ahora era capaz de abrirlos. Tras abrirlos completamente y parpadear para aclarar mi vista me asusté, solo veía oscuridad al frente, baje la cabeza, intentando buscar el piso, divisé mis piernas, aparentemente me quedé dormido sentado en el piso, pero el piso no era normal, estaba mojado y gotas caían desde arriba.

Levante la vista y un dolor inhumano recorrió mi cuello, y se expandió hasta mi cabeza, sentía punzadas cada vez más fuertes dentro de mi cerebro.

Quise llevar mi mano hacia mi cuello para masajearlo y alivianar mi dolor, no obstante dicha se detuvo a mitad de camino, mi muñeca estaba rodeada por un trozo de metal sujeto a eslabones que terminaban en la pared.

Estaba encadenado.

En un inútil esfuerzo intente forcejear, con la inocente intención de zafarme de aquellos metales de los cuales era preso.

Mi trabajo fue en vano y sin recompensa alguna, más que la de lograr hacer ruido con la cadena, mismo ruido que aparentemente alertó a quien fuera que se encontrara cerca de mi posición.

Estaba asustado, mareado y adolorido, quería gritar para pedir ayuda, pero mi voz no solo no salía de mi garganta, sino que algo dentro de mí me decía que no sería una buena idea.

Mi miedo aumentó de sobremanera cuando escuche una puerta muy cercana abrirse, provocando un chillido cual agarre sin aceite.

Una vez la puerta parecía estar abierta, oí pasos que se aproximaban a mi ubicación, pisadas no solo pesadas, sino que dejaban el profundo sonido de zapatos pisando agua.

Parece ser que estoy en un calabozo.

No pude pensar ni reflexionar al respecto, pues una incesante luz fulminó mi ya de por sí nula visión, aturdiendome por un momento hasta que dicha cesó su brillo.

—Por lo visto ya has despertado—

Esa voz no me sonaba familiar de ningún lado, era un tono bastante agresivo, ni muy grave ni muy agudo, pero amenazador y lleno de soberbia.

—Has sido desobediente, te dije que no te unieras a ellos... Te dije que intentarían atacarnos... Te lo advertí y no me hiciste caso...—

No sé de qué habla.

—Y-Yo..—

—¡Cállate!—

Gritó mientras golpeaba con fuerza mis brazos, con lo que parecía ser un palo, provocándome un agudo dolor.

—¡Aquí el único que habla soy yo! ¡¿Entendido?¡—

Gritó mientras continuaba asotandome.

—¡Ahg!—

No pude evitar quejarme del dolor.

—¡Cállate mierda, cállate!—

Los golpes no paraban, sentía como mis brazos comenzaban a sangrar.

Ghetto 0.6 - Inazuma Eleven GOWhere stories live. Discover now