33.Redescubrir

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ALBA POV

Después de aquel beso me sentí afortunada. Como la primera vez que desperté al lado de Natalia en mi cama.

Natalia había vuelto, por fin. María y Julia aprovecharon para celebrarlo intentando montar una fiesta a la que al final solo pudieron venir ellas dos, fue normal ya que entre semana las fiestas nunca sentaban bien.

Mi primer fin de semana feliz después de tanto tiempo y sin sentirme culpable por primera vez en mucho más. No hicimos nada en nuestro viernes de reencuentro, ni en nuestro segundo sábado juntas. Pasamos la noche en la cama, me puso al día de cómo iba con la universidad y lo que había estado haciendo aquellos días. Yo le conté todo lo que recordaba que había hecho y todo lo que había pensado. Todo recuerdos tristes, sí, pero ahora ella estaba aquí y no me preocupaba nada. Desperté el domingo con un dolor de cabeza importante y con mi otro lado de la cama vacía, "¿qué puta broma es esta?". Salí de la habitación y vi sombras en la cocina, me asomé.

-¡Alba, qué susto hostia! Avísame.- En cuanto vio mi cara se acercó a mí y me acarició.- ¿Te encuentras bien?

-Me duele la cabeza, pero sí.- Me acomodé en su pecho y ella me levantó llevándome al sofá en sus brazos.

-Acabo de hacer el desayuno y me quedo aquí un ratito si quieres, ¿vale?- Me dijo sonriente mientras bajaba las persianas del salón evitando que la luz me dañara.

-Gracias.- Dije haciendo un puchero ganándome un beso en los labios.

-Te quiero.- Me susurró con su mano en mi mejilla antes de darme un beso en la nariz y seguir con su trabajo de domingo como cocinera.

Pensaba que iba a trabajarse unas tortitas o que haría algo que había aprendido este mes que no ha estado trabajado y ha tenido tanto tiempo, pero sacó una bandeja con dos vasos de leche y un paquete de galletas tosta rica, haciendo que me riera, pero no de ella, eso nunca.

-¿Qué te pasa a ti, pulga?- al menos no me llamaba Albaricoque.

-Nada, es el mejor desayuno que podías hacer. Me encanta. Gracias.- Me sentía agradecida de los detalles que tenía. De que pese a su nula capacidad en la cocina, intentara hacer lo máximo para que yo hiciera lo mínimo.

-No hace falta que seas tan encantadora, ya me caes bien.- Me dijo sacándome la lengua, "tontaina".

-¿Vas a olvidarlo algún día?- Negó con la cabeza sonriendo acercándose a mi.-Pues supéralo, te aviso.

-Qué miedo me das, Alba Reche.- Se estaba riendo en mi cara.

-Con esta cara normal, me encuentro como el culo.

-Tú lo tienes bien.- Dijo como si nada mordiendo una galleta.

-¿El qué?- Me incorporé yo también en la mesa para empezar a desayunar.

-El culo.- Se ganó un empujón por mi parte en el hombro que ella me devolvió en forma de beso en mi cabeza, todo estaba en calma.

Me apoyé en su hombro cuando acabamos de desayunar y estuvo acariciándome el pelo un largo rato, hasta el punto en el que casi volvía a dormirme. Eso no fue posible gracias al sonido de mi móvil, me estaban llamando. Natalia me miró y cuando hice el amago de levantarme volvió a dejarme ahí trayendo ella el móvil, ella y sus detalles.

-Es mi madre.- le susurré mientras contestaba a la llamada.-

*conversación telefónica*

-Hola mami.

-¿Cómo qué hola mami? ¿Tú lo ves normal?

-¿Qué? ¿El qué?

-Que he tenido que enterarme por Julia de que has vuelto con Natalia.

No estabas en mis planes // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora