taste | 12

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12: amienemigos.

Muy a su pesar, Miyoung tuvo que aceptar la maliciosa citación de Renjun a una cafetería al día siguiente con el fin de discutir cuáles serían sus términos para mantener la boca cerrada con respecto a la escena con la que se había topado, pues si algo tuvieron claro fue que en casa de Jaemin no iban a poder hablarlo con calma. No se imaginó que al llegar a aquel punto de encuentro también se encontraría con un Jeno cuya tez, previamente pálida como la nieve, estuviera teñida del más avergonzado carmín.

—Me alegra que te dignaras a venir —fue lo que dijo el castaño cuando la muchacha se sentó frente a ellos en la mesa, el pelinegro a penas y levantó la cabeza para darle un intento de sonrisa como saludo—. Por un momento creí que te resignarías a la tragedia, es bueno saber que podemos llegar a un acuerdo a favor del bien común.

—Por más que me gustaría jugar a los hombrecitos de negocios —replicó con total frialdad, estampando su bolso de mano sobre la mesa sin tapujos. Jeno pegó un pequeño respingo, Renjun entornó los ojos—, ve al punto. No tengo mucho tiempo.

—¿Te necesitan pronto en el burdel?

—¡Qué horrible forma de llamar al asilo de ancianos, Huang! —exclamó con indignación actuada, colocando una mano sobre su pecho. Un par de miradas juiciosas de una pareja que los escuchó, una ligera mueca del nombrado y su forma de encogerse en el asiento por ello, fueron suficientes para hacerla sonreír satisfecha.

—¿En serio irás al asilo? —preguntó un inocente Jeno por lo bajo, jugando con sus manos y con la vista clavada en las mismas sobre su regazo, tal cual un pequeño niño tímido.

—De hecho, sí. Ehm, soy voluntaria los miércoles —respondió frunciendo un poco el ceño y pestañeando tan solo un tanto descolocada. Volviéndose al castaño, siguió con hostilidad:— ¿Qué quieres que te dé?, ¿dinero?

—No exactamente —contestó, arrugando la nariz con burla. En serio gozaba de tener acorralada a la chica, quien solo tomó aire para evitar golpearlo—. Lo que quiero es verdaderamente invaluable, en realidad. Y, pienso, que solo me lo puedes dar tú.

—Te sacaron de una puta rom-com mediocre.

—Muchas gracias. Mira–

—No era un cumplido.

—Yo creo que sí —le guiñó un ojo, a pesar de tener que aguantarse las ganas de vomitar por ello. La detestaba demasiado, pero tenía un objetivo que cumplir—. En fin, tú cuentas con algo que yo quiero, y estoy dispuesto a dejar todo este tema atrás si me lo concedes. Por supuesto que también pediré que seas discreta y–

—¿Tan patético eres que tienes que chantajearme por un poco de sexo? —lo interrumpió ofendida, con una ceja alzada y cruzándose de brazos. Jaemin le había dicho un par de veces que se veía aterradora molesta, por lo que intentó hacer uso de su mejor aura intimidante—. Además, si estás hablando de mi virginidad, me temo que ese barco ya zarpó.

—Oh, créeme, Miyoung, yo sé que ese barco ya zarpó. De hecho, creo que todo el mundo sabe que ese barco ya zarpó —imitó su postura entre por burla y simplemente porque tampoco estaba demasiado a gusto tratando con ella—. En realidad, todo el uni–

—Renjun —gruñó Jeno en advertencia, pasando la mano por su nuca con incomodidad. No pensaba participar sino para detener algún homicidio, de resto era como si su alma hubiera abandonado su cuerpo y sencillamente dejaba que esos dos resolvieran qué hacer con él.

—Por favor —resopló—, aún no he dicho nada sobre aquella abominación que tuve que presenciar. Deberían estarme besando los pies, en serio. Uno cada uno, o por turnos.

Taste || Lee JenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora