taste | 13

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13: delivery.

Ya era viernes, dos días antes de que la dueña del departamento testigo de –casi todas– sus obscenidades regresara al pueblo y reclamara su hogar. Era común que la excéntrica abuela de Miyoung viajara, tanto por negocios como por darse pequeñas vacaciones de no más de una semana, así que tampoco quedaba descartado por completo como lugar de reunión. Sin embargo, Miyoung no tenía idea de cuándo sería su siguiente viaje, se suponía en un buen tiempo por haberse tomado el largo descanso de su luna de miel; entonces, decidieron darle una buena despedida.

Por supuesto, con un buen sexo.

—Oh~, ¿ya te vas? —cuestionó ella al verlo levantarse –estirándose y accidentalmente dejándole notar cómo los músculos de su espalda se definían– para buscar sus prendas, que se hallaban desparramadas en el suelo.

—¿Sí...? —respondió Jeno, dudoso, deteniendo sus movimientos por completo a medio camino. Ladeó la cabeza, con esa recurrente apariencia de cachorrito confundido que Miyoung encontraba sumamente interesante. Algo linda.

—Bueno, es que pensé que como probablemente no volvamos a tener esta misma libertad, podríamos aprovechar más del día... —se encogió de hombros fingiendo estar desinteresada, fingiendo que le daba igual, aunque con los labios medio abultados y las cejitas abajo haciéndola ver realmente irresistible; Jeno sentía como si le gritara "¡quédate!... y fóllate esta carita".

Lo tomó con la guardia absurdamente baja, por lo que se quedó por un rato en la misma posición; como medio encorvado y con un brazo extendido a punto de alcanzar su pantalón, tan solo pestañeando perdido en lo que intentaba procesar la propuesta y además su mente le sugería un millón de cosas por las que se regañó de inmediato. Se obligó a enderezarse después de unos segundos ante la mirada obviamente divertida de aquella chica desnuda sobre la cama, con su clásica sonrisita que debería ser inocente mas de alguna manera conseguía verse pícara.

—Eeh... S-Sí. Claro —asintió cuando encontró forma de que su voz fuera estable, sentándose en el borde de la cama sin saber qué más hacer aparte de intentar cubrirse disimuladamente y pasar sus nerviosos ojos por cualquier rincón del cuarto en el intento de escapar de los depredadores ajenos.

—Bueeno, yo me muero de hambre después de tanto cardio, así que voy pedir una pizza, ¿te parece? —añadió en realidad amablemente pero con su usual pequeño deje de burla –sonando como si hablara con un torpe y adorable niño, por completo olvidando cómo habían estado hace menos de una hora–, y Jeno volvió a asentir un poco tímido sin siquiera verla, a lo que ella rodó los ojos divertida.

Miyoung se incorporó sin tapujos, ignorando totalmente –o hasta modelando– su gloriosa desnudez, y así mismo abandonó la habitación para buscar su teléfono en la sala de estar, consciente de que tenía la mirada de Jeno encima aunque fuera discreto.

Lo dejó todavía aturdido en su sitio, solo capaz de suspirar con frustración y dejarse caer de espaldas en el colchón. De observar el simple techo como si éste rodara una película galardonada porque de verdad quería distraerse de lo confundido que se sentía con todo eso, y es que ¿por qué parece que Miyoung sigue insistiendo con eso de "pasar el rato"?

¿Es que acaso ya no era suficiente con tenerlo como su puto esclavo sexual y pretendía, finalmente, acabar con la poca cordura que le quedaba?

Porque Jeno estaba bastante seguro de que eso era lo que pasaría si seguían por ese camino, con su boba sonrisa entre inocente y pícara y esporádicos chistes de mal gusto que le hacían olvidar que estaba con el puñetero crush de todo el puñetero pueblo y no con su malhablado mejor amigo. Con sus comentarios descaradamente obscenos y risitas maliciosas que erizaban la piel.

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