taste | 45

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45: shhh.

Dos semanas pasaron en un suspiro. Lo que solía ser urgente, se fue aplazando. Es decir, el «debemos decirle a Jaemin lo más pronto posible antes de que se entere por su cuenta y nos odie para siempre», se tornó en cada uno ignorando el tema a la espera de que simplemente se fuera. Fantasioso, realmente.

Pero es que era difícil pensar en la manera correcta de decirle que habían traicionado su confianza. Para Jeno, era obvio que lo querría degollar por haberle puesto un dedo encima a su adorada –y no solo le había puesto un dedo encima. Para Miyoung, pensar en volver a tenerlo en aquella cercanía aunque fría, el que Jaemin la volviera a ver como si se tratara de otra persona - imposible.

Así que Miyoung inventaba excusas cada vez que casualmente salía a flote "la confesión", y Jeno solo balbuceaba hasta que se cambiaba de tema. Hasta ahora, había sido perfecto para evitar caer en lo incómodo y tenso que era discutir sobre todo aquello, pero ¿resultaba contraproducente? Por supuesto.

¿Era cuestión de tiempo para que su estrategia les explotara en la cara? También.

Ahora estaban sentados, ambos con sus cabezas gachas, mientras Renjun los insultaba un millón de veces como regaño. Aunque tenían el departamento de la abuela, habían decidido visitar ciertos días la casa del castaño para no levantar sospechas –ya que anteriormente habían pasado ahí muchas de sus tardes–, y ello resultó en Renjun eventualmente consiguiéndolos a punto de tener sexo dentro del baño. Lo cual, para ellos dos, era un clásico, pero al chino no le simpatizó mucho.

Peor cuando Jeno cayó y confesó que ya eran una pareja como tal.

Miyoung nunca se esperó ver al enano tan molesto, de verdad. Estaba furioso, y si Jaemin no estuviera casi llegando, los habría botado a patadas de su casa.

—¿Te gustan las galletas? Puedo hacerte galletas si prometes callarte.

—Tú de verdad me quieres sobornar con estúpidas galletas... —gruñó Renjun, llevando sus manos a sus sienes y sobándolas en un acto verdaderamente dramático que, de estar en otra situación, habría hecho que Miyoung se burlara— Estamos hablando de Jaemin, tu "Minnie~" –hizo comillas con una mueca de asco en la cara–, no de cualquier idiota. Esto es grande. Ustedes no solo... cogen, o lo que sea. Ahora están juntos. ¡Esto es enorme!

—Síp. Gracias por recordarnos que estamos jodidos. Nos hacía falta —Miyoung alzó su pulgar, dándole una sonrisa cerrada para nada genuina. Renjun entrecerró sus ojos en su dirección, y entonces Jeno decidió que tenía que intervenir si no quería ver sangre.

—E-Ehm —incluso alzó la mano, metiéndose en su campo de visión—. Teníamos planeado decírselo pronto.

—Genial. ¿Cuándo?

—¿Pron... to?

—¿Por qué "pronto" no sería suficiente, maldito enano codicioso? —saltó Miyoung apenas notó que el mayor iba a protestar. Ya era suficiente con que la gallina –Lee Jeno– estuviera casi rogándole su perdón a Dios, no quería sumarle a un enano criticón.

—Mmm, ¿porque ya hasta involucraron sentimientos, niños imbéciles, y Jaemin incluso todavía confía en que solo se volvieron buenos amigos cuando nosotros nos hicimos novios y los dejamos?

Ah, por eso.

—P-Pero, ¡ahora te tenemos a ti! —agregó Jeno, haciendo que los dos castaños lo voltearan a ver con una ceja alzada. Bufó al darse cuenta de que, además, tendría que explicarse. Aquellos dos tuvieron su tiempo odiándose –y ahora mantienen esta extraña amistad agresiva–, pero en realidad eran más similares de lo que parecía—. Bueno, tú lo dijiste, eres su novio. Puedes ayudarnos a que no se moleste mucho... ¿no?

Taste || Lee JenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora