73. Mi lado racional y mi lado emocional.

111 11 3
                                    

La verdad es que ando demasiado cambiante e inestable, y es algo que maldigo.

Cuando se habla de amistades, soy una persona demasiado racional, en el sentido de que no me gusta tener muchos amigos o estar rodeada de mucha gente, porque considero que las personas se apegan demasiado a uno mismo, en especial los que me rodean a mí, porque suelen ser personas inestables que dependen emocionalmente de mí. Por esa razón, con mis amigos, suelo alejarme por días, porque sino suelo tener relaciones inestables, porque muchos de ellos tienen problemas como depresión, esquizofrenia o trastorno límite de la personalidad, y si bien esto no debería limitarme, pienso que sí lo hace, en especial con la depresión o el TLP (aún más con este último, porque este tipo de personas ya suelen tener relaciones inestables) y por esa razón nunca suelo tener amistades duraderas o fuertes.

Es más, considero que la amistad no estuvo hecha para una persona tan inestable como yo, y que no merezco a los pocos amigos que poseo, porque de verdad son muy buenas personas comparados conmigo, pero en fin... Digamos que soy ese tipo de amiga que aparece y desaparece muy a menudo.

Por otro lado, no puedo decir lo mismo en cuanto al lado amoroso, ya que pierdo todo lo racional, como también la poca empatía que poseo.

Me cuesta demasiado ponerme en el lugar de la otra persona cuando estoy enamorada, y me cuesta mucho pensar en la lógica, porque yo, en el amor, soy de ese tipo de persona que va a por todo o nada, no hay puntos intermedios o migajas por mi parte.

Yo suelo ser un mar de emociones y tengo por costumbre el acabar asfixiando a la otra persona, porque mis sentimientos suelen ser muy intensos, soy de darlo todo por quien quiero y me importa, incluso si eso implica quedarme vacía, rota y llorando en una zanja.

¡No puedo pensar con la lógica cuando amo tanto a alguien! Y lo peor es que, en esos casos, suelo tener mecanismos de defensa demasiado estúpidos, tales como volverme fría, cortante o indiferente... y todo por miedo, porque cuando algo se vuelve ilógico o no tiene sentido para mí, es una amenaza para mis emociones -que, por cierto, son asfixiantes hasta para mí misma-.

Además, al enamorarme pierdo cualquier clase de empatía, me cuesta mucho ponerme en el lugar del otro, pero no soy egoísta; porque, si lo fuera, pensaría únicamente en mi bienestar e ignoraría a la otra persona, lo que yo tengo es, únicamente, una incomprensión muy grande a las emociones que no me pertenecen o no logro imaginar como se sienten.

He mencionado en capítulos anteriores sobre el hecho de que tuve crisis muy feas este último tiempo, y la verdad es que he de culpar a mi inestabilidad y la enorme necesidad que tengo de querer sentirme bien y, a la vez, no poder concretarlo.

Hay días donde mi estado de ánimo está bastante neutro -como debería ser-, y también días donde mi estado de ánimo anda por los suelos; o, por el contrario, días donde anda por las nubes.

Lo más difícil de ser yo es el hecho de no saber filtrar las cosas como una persona normal lo haría, yo reacciono de una manera extremadamente exagerada y ante cualquier situación... inclusive cuando no debería afectarme tanto.

Es decir, a veces llego a estallar de rabia y todo por una tontería, o puedo deprimirme por una insignificancia..., como también puedo ponerme eufórica y por algo que no es tan relevante. No sé filtrar nada...

Hoy en día, cuando alguien no me responde, ignora mi mensaje o pasa de mí, me deprimo; y una vez me escribe, me pongo tan feliz como si fuera algo increíble.

Antes yo no era tan así, pero supongo que el hecho de juntarme con personas aún más inestables que yo y también con personas depresivas, acabó por afectarme mucho más a mí que a las mismísimas personas.

Siempre lo digo: nosotros somos como vampiros, solo que no absorbemos sangre, sino más bien, energía. He estado por meses absorbiendo una vibra completamente negativa por parte de los demás, y considero que eso me ha hecho demasiado daño.

También podemos compararnos con un fumador pasivo: nosotros vemos el mal que se hacen las personas que nos rodean, las que se alimentan de algo que les hace daño -en este caso, inseguridades, miedos, emociones negativas y malos pensamientos-, y nosotros también absorbemos ese humo que es un cúmulo de cosas malas, y a la larga nos termina afectando por igual o aún peor.

He de admitir que tengo mis épocas oscuras y de depresión (como estas) y que ya salí anteriormente de cosas peores.

Y miren que tener un síndrome como el Asperger no es para nada bonito, pero prefiero este síndrome antes que la depresión o cualquier trastorno más agotador, de verdad que sí, y lo digo porque actualmente estoy en una etapa depresiva y no saben lo difícil que es tener ganas o voluntad para hacer algo que me gusta, para levantarme de la cama, para comer, para dormir bien...

En unos días tengo que volver al psiquiatra y, en este caso, hablaremos más sobre mi inestabilidad antes que cualquier otra cosa, porque ese es el origen de todos mis problemas.

Por otro lado, me gustaría contarles acerca de dos películas sobre el Asperger (recomendadas por mi psiquiatra) y dejárselas por si quieren verlas en algún momento, no soy muy fanática o aficionada por las películas, pero algo es algo:

→Temple Grandin.

→Mi nombre es Han.

Me cae muy bien este psiquiatra, la verdad. Además, considero que estando medicada (como ahora) puedo organizar mi mente mucho mejor que antes, sin contar que ya no tengo tantos pensamientos intrusivos como antes y puedo dormir mejor.

Aún así, hay una parte de mí que cada noche tiene pesadillas o se despierta asustada por la madrugada, con miedo y un sudor frío recorriéndome la cara.

Hay otro lado mío que le cae mal la comida dependiendo del día y de los nervios, como también siento demasiado desánimo, miedo, inseguridades y estoy muy poco estable...

Espero que esta sensación no dure mucho.

Diario de una chica Asperger. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora