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-Del caballero al otro lado de la barra.

La voz de la bartender era baja y ronca, y tuvo que inclinarse muy cerca de Lena para poder ser escuchada, lo que a Lena no le importó porque la mujer también estaba súper sexy. Alta, morena y olía genial, como a fresas y algo amaderado, algo que no habría notado si no hubiera tenido que acercarse tanto. Le colocaron delante un vaso de bourbon puro. Ella desvió la mirada para encontrarse con los ojos del chico al otro lado de la barra que levantó su cerveza a modo de saludo. Bastante guapo, alto, pelo oscuro y corto a los lados. Más joven que ella, claramente. La corbata estaba suelta y torcida sobre su camisa blanca.

Le agradeció a la bartender asintiendo y terminó el bourbon que tenía actualmente, luego deslizó el vado vacío y tomó el nuevo. Y ahogó un suspiro porque los hombres le coqueteaban constantemente. Las mujeres pocas veces lo hacían. Ella no había sido capaz de entender eso todavía.

Tomó un sorbo y su mirada no se dirigió al chico que le había enviado la bebida, sino a la rubia sentada en la mesa detrás de él. Había llamado la atención de Lena en el momento en que llegó. Había estado sola durante unos buenos quince minutos, y Lena estaba reuniendo el valor para ir a hablar con ella cuando llegó otra rubia, besó a la mujer en la mejilla y tomó el otro asiento. Lena había suspirado internamente. Si no son heterosexuales, ya tienen a su chica. Esa había sido su experiencia durante los últimos meses mientras viajaba de ciudad en ciudad. No es que ella estuviera buscando una relación. ¿Quién tenía tiempo para eso? Y aunque le encantaba la idea de una conversación tranquila, compartir una botella de vino o una comida, tal vez un cuerpo cálido para pasar la noche, en realidad no era esa persona. ¿Recoger a una extraña y llevarla a casa? Deseaba estar hecha para hacer eso, pero simplemente no lo estaba. Había estado necesitada por más tiempo del que quería admitir, y miró con anhelo a la rubia nuevamente. Aunque sería maravilloso al menos hablar con alguien. Lamentablemente, meterse en medio de algo como las dos mujeres en la mesa no estaba en su lista de cosas por hacer hoy.

Resignada, tomó otro sorbo, sintiendo el golpe del bourbon mientras bajaba por su garganta y se asentaba en su estómago. Y más bajo. Era una de las razones por las que amaba el bourbon. Se instaló muy al sur, creando un zumbido sutil y cómodo entre sus piernas.

Aaa y aquí viene. Como sabía que haría, el tipo que le había enviado la bebida estaba caminando por la barra.

-Hola-, dijo, acercándose sigilosamente a ella y extendiendo su mano. -Eddie.

-Hola, Eddie-. La sacudió, asegurándose de hacerlo con firmeza, como le enseñó su madre. Algo útil para los negocios, como era propio de su madre. -Lena.

-Lena. Me gusta.

Tuvo que esforzarse para no poner los ojos en blanco. Lo cual la hizo sentir mal porque Eddie no estaba haciendo nada malo. La verdad era que estaba cansada, desanimada por la rubia y no tenía la energía para jugar bien con este tipo que no tenía idea de que le estaba ladrando al árbol equivocado

Y entonces sucedió algo sorprendente.

Una mujer alta, hermosa y también rubia entró en el bar, se acercó a la mesa de las rubias y besó en la boca a la rubia que había llegado segunda. Luego besó a la otra en la mejilla y se paró junto a la silla mientras las tres hablaban.

Bueno, bueno, bueno, ¿no es ese un giro interesante de los acontecimientos?

-No te había visto aquí antes-, dijo Eddie, devolviendole su atención a él.

-No, no lo has hecho-. Ella no ofreció ningún detalle, lo cual sabía que era de mala educación, pero en serio, ¿por qué dejarle perder el tiempo? -Escucha, Eddie, gracias por la bebida-, dijo, haciendo todo lo posible por ser educada, pero sin invitar. -Realmente lo aprecio, pero...

ᴛʜᴇ ꜱᴘʀɪɴᴋʟᴇꜱ ᴏɴ ᴍʏ ᴄᴏɴᴇ /SᴜᴘᴇʀCᴏʀᴘ / AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora