Al joven Lan WangJi le otorgan la tarea de visitar el clan Yunmeng Jiang para aprender nuevas técnicas y seguir su camino como cultivador.
Bueno, eso era lo que se esperaba...
¡Fue engañado! Realmente se había metido en un campamento para buscar a...
El pequeño conejito blanco se acercó a él y comenzó a morder el borde de su túnica y luego la jaló. Wei WuXian le miraba confundido.
Wei WuXian: Oye oyee.... Soy el lobo ferozz, sabes que t-te puedo comerr...— Tartamudeó divertido con mejillas sonrojadas.
Estaba borracho.
Aunque Wei WuXian tenía una buena tolerancia al alcohol, esta vez optó por tomar de más y embriagarse fuertemente, a ver si solo así podía olvidar aunque sea un poco la pena profunda en su corazón.
Wei WuXian se molestó un poco al ver cómo el conejo seguía insistiendo en llevarle a algún lado. La terquedad de aquél animal le recordó a Wei WuXian lo más quería olvidar.
Su amado Lan WangJi.
Wei WuXian: Tsk, hasta un conejo... me recuerda a ti... — Murmuró con media sonrisa y una gran pena, después llevó su mano a la cabeza del animal y lo acarició tiernamente. — Huye de aquí, no p-puedo proteger a las personas que amo. — Confesó sintiendo como su vista se nublaba y sus mejillas se humedecían por tibias lágrimas.
"Qué patético soy, estoy llorando y contándole mi vida a un conejo" Pensó algo divertido.
Pero el conejo seguía y seguía.
Wei WuXian lo fulminó con la mirada.
¿Debería azarlo para la cena? ¿O hacerle caso e ir a dónde quiere el animal?
El pelinegro seriamente le miró a los ojos por un minuto. No, no podía azarlo, era demasiado lindo.
Wei WuXian: Ahhgg, ¡tu ganas! — Exclamó algo indignado. Un conejo le había convencido.
No es sorprendente pues de todos modos no estaba en sus cabales. El alcohol le hacía más sensible y no pensaba mucho las cosas.
Wei WuXian se paró, sacudió sus ropas y siguió al conejito que saltaba con mucha energía mientras se daba tragos de esa dulce bebida.
Él no estaba consciente de cuánto tiempo pasó hasta llegar al lugar destinado. Lo que sí supo es que nunca jamás había visto un paisaje tan hermoso.
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Aquél lugar le daba paz a su alma. Era tranquilo y acogedor, no pudo evitar sonreír de lado.
Pero, ¿Por qué razón el conejo le había guiado hasta aquí?
Cuando Wei WuXian giró a buscarlo el pequeño animal ya no estaba. Al contrario, un olor a sándalo invade su nariz provocando abrir sus ojos de la sorpresa.
Oh no, olía a él.
Rápidamente inspeccionó el panorama y su vista recae en un hermoso hombre vestido de blanco. Una cinta sagrada adornaba su frente y una expresión estoica mantenía, aún así un brillo esperanzador tenía su mirar.
