Capítulo 13

50.5K 1.8K 931
                                    

Oscuridad...

Traicionera oscuridad.

Sentí como mi corazón se aceleraba y mi respiración se hacía errática, sentí el terror helar mi sangre y como el sudor bañaba mi frente, solo tenía el impulso de correr lejos de aquella oscuridad la cuál prometía acabar conmigo una vez más.

Y por la misma razón abrí mis ojos completamente aterrada de lo que pudiera pasar si seguía metida en esa telaraña de sombras.

Mis ojos se abrieron.

¿Cuantos meses habrán pasado esta vez?

No moví ni un músculo, solamente me quede ahí quieta y sentí como unos brazos se aferraban a mi cintura obligándome a quedarme quieta.

Tarde solo unos segundos (o minutos) en darme cuenta de que en realidad estaba en una habitación muy distinta a la de un hospital.

Un cuarto con muebles elegantes, y modernos, sofisticados, con colores grises y negros, con detalles blancos.

Mis ojos fueron a dar a un enorme ventanal justamente frente a mis ojos.

La obscuridad se colaba entre las cortinas grisáceas perla que hacían juego con las sábanas de la enorme cama donde me encontraba.

Gire la vista a mi izquierda y ahí descubrí que no me encontraba sola.

Con sólo verlo mis nervios se tranquilizaron inmediatamente, y una gran calaña apaciguó mi mente.

Supe que todo estaba bien con solo verlo ahí...

Con sus ojos cerrados, sus largas y negras pestañas enmarcando sus pómulos, era un cuadro digno de admirar por toda la eternidad.

Su pecho desnudo subía y bajaba con parsimonia, su respiración era lenta y pausada, se veía tranquilo, tan en paz, sereno, casi con una suave sonrisa en sus labios carnosos y rosados.

Solo una ojeras dañaban su hermoso rostro, una punzada en mi pecho sentí al recordar las palabras de Carlos poco después de que despertará...

Cerro sus ojos y recordó las palabras que Carlos le había dicho.

—Él se estaba destruyendo de la peor forma, el alcohol era su único alimento y estaba perdiendo el control de su imperio el cuál alguna vez gobernó cada rincón de el — declaro Carlos con mucha seriedad.

Desde aquella confesión un sentimiento de culpa había albergado su pecho, porque aún sin haberlo querido o deseado, Alexander había sufrido terriblemente, inclusive más que ella.

Y es que los dos habían sido solo víctimas de la furia y locura de una trastornada  Carlotta.

¿La odiaba?

No el odio y el rencor son sentimientos que solo corroen el alma y no te dejan avanzar, y ella sólo deseaba olvidar todo esto y avanzar con Alexander a su lado.

No odiaba a Carlotta, solo deseaba dejarla atrás como un borroso recuerdo.

Por esa misma razón cuando Dominik salió en su búsqueda bajo el mandato de Alexander, no se opuso porque en ese punto ya había perdido la esperanza de que Carlotta se arrepintiera de todo el daño que le había causado y justo ahora no le interesaba lo que pasase con ella o su vida.

Solo no quería saber nada de ella, solo que ya no quería que le hiciera daño.

¿A caso desear su propia felicidad la volvía una mala persona?

No lo sabía... Sólo quería ser feliz con Alexander sin la sombra de Carlotta sobre ellos.

Solo esperaba que Dominik y Alexander se apiaden de su alma, porque después de esto ya no intervendrá más, Carlotta toco fondo al intentar matarla.

MAGNATE AMADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora