Capítulo 1: El principio

43 9 37
                                    

Tuve algunas dificultades para nombrar este capítulo por mi cuenta, ya que me negué a la ayuda de los autores, pero con mucho orgullo puedo decir que este título lo inventé yo, así es, la voz que narra es quien tiene el poder de nombrar los capítulos como mejor le parezca.

La protagonista no estaba muy de acuerdo porque decía que no atrapaba, que se iba a relatar su vida, que se la iba a presentar a ella y que el título debía ser más atrapante. Pero basta. Basta de personajes insolentes también. Yo soy el narrador, estoy en un plano más arriba que los personajes y me parece que ese título le queda bien y punto. Sin mí, ustedes, mis queridos narratarios, no podrían acceder a esta inquietante historia de venganza que ahora van a conocer a través de mi calidad productiva de narración.

En fin, tal y como el magistral título lo indica, en este capítulo se relatará el principio de los acontecimientos de este relato, de modo que prepárense, la historia que voy a relatarles comienza en este preciso instante. Así como podría haber elegido comenzar in media res, o bien describiendo el espacio, o bien el tiempo en el que comienza esta historia, he decidido comenzar por la descripción de nuestra protagonista: Kloe.

Ella se encontraba sentada en un vagón de tren, volviendo, retornando a lo que alguna vez fue su hogar. Las imágenes del pasado venían a su mente mientras sus pupilas se enfocaban en el paisaje de la ventanilla y en el sonido repetitivo del tren en movimiento.

En aquel momento, en que ella era muy joven, huir había sido su única opción, huir hacia su vida miserable. Pero ahora que ya era una adulta tenía una gama más abierta de posibilidades de acción y había elegido esta: volver, volver para vengarse. Toda su vida, y ahora más que nunca, mientras miraba el paisaje por la ventana del tren, había sentido ese pinchazo en el pecho, esas ganas irrevocables de darle su merecido a los culpables, de hacer un poco de justicia devolviendo el dolor que ella había sentido a sus merecidos objetivos.

¿Han podido observar la omnisciencia de mi ser? Es casi un don increíble, puedo entrar en las mentes de estos seres llamados personajes, puedo incluso conocer su pasado y su futuro; podría, si quisiese, incluso, adelantarles a ustedes, queridos lectores, un acontecimiento futuro, una prolepsis: alguien va a morir en esta historia. Pero aguarden, no les diré aún quién ni cómo, para mantener el suspenso ¿no? Ese es uno de mis múltiples e increíbles poderes que ya irán conociendo ustedes a lo largo de mi narración.

—¿Holaa? ¿Podemos seguir con mi capítulo por favor? Soy la protagonista y ya he tolerado demasiado como para soportar estas flamantes e inútiles digresiones.

Oh, ¿me habla Kloe a mí? ¿Ella? ¿A mí? ¿A su narrador? Pero qué insolencia de su parte, puedo comprender la insolencia por parte de los escritores, ¿pero por parte de un personaje? ¿Cómo se atreve usted a romper la cuarta pared, así, en el principio de la historia y sin la autorización del narrador? Abrir un diálogo de esa manera, sin previo aviso, sin acotaciones.

—¿No le parece que llevo viajando en este tren el tiempo suficiente como para ya haber llegado a mi destino? Tengo planes, usted, por alguna razón, los conoce. Déjeme ponerlos en marcha lo antes posible, es todo lo que vengo a hacer a esta sucia ciudad y luego ya podrá desentenderse de mí y continuar hablando de usted y de su forma de narrar.

Oh... ¿Qué les parece? Creo que no le ha quedado claro que quien dirige y controla la trama soy yo, no es justo que se me haga una escena de este tipo en frente de los lectores y en mi primer capítulo, alguien tendría que disciplinar a los personajes también... Por ejemplo...

El tren en el que Kloe viajaba, de pronto y sin previo aviso comenzó a frenar, sí, comenzó a frenar en el medio del camino, en el medio de un campo desolado. Kloe y el resto de los pasajeros no entendían a qué se debía esta interrupción en el trayecto.

—Señores pasajeros —anunció oportunamente una voz un tanto robótica por los parlantes de los vagones—, lamentamos este inconveniente, pero nos informan que en 10 kilómetros el camino por las vías que debemos tomar está inutilizado hasta próximo aviso. Les rogamos que disculpen las molestias, con el boleto del tren podrán tomar de manera gratuita cualquier otro de la próxima estación, la Estación Medina, que se encuentra a pocos kilómetros de aquí.

—Ay, no puede ser —suspiró Kloe—, soy una gran protagonista, necesito que se focalice en mí, ¿es mucho pedir? No debería ni estarlo pidiendo, es importante que se capte la profundidad psicológica con la que fui creada, mi capítulo no puede simplemente terminar así.

Pobre, está furiosa, su ansiedad por llegar a destino deberá esperar otro viaje más. Esperemos que eso le enseñe a no interrumpir mi trabajo, ya que claramente mi rol es el más importante en todo esto, como podrán ver, puedo también, si quiero, afectar en el destino de estos pobres personajes. En fin, como ella se retrasará unas horas más de lo previsto, me da tiempo para presentar a nuestro segundo personaje en escena: Cristopher, quien tendrá el honor de protagonizar el segundo capítulo. Es un personaje secundario, esperemos que no sea tan insolente como nuestra Kloe.

Entre líneas: Un narrador en huelgaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora