Capítulo 32

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Afuera hacía un frío insoportable, pero eso no era un impedimento para las chicas que salieron a hacer la compras de navidad antes de que las tiendas estuvieran más abarrotadas. En todo el trayecto se concentraron en ellas y en sus vidas al estar separadas, tenían tanto por hablar que el día se les hizo corto y ya era hora de que Violet llevara a sus hijas a casa.

Cassie decidió seguir paseando en el centro comercial, aún no tenía nada para Meghan ni para su prometido y necesitaba buscar con más tranquilidad algo que le gustara a ellos. Pensó en Eckbert, era un hombre que lo tenía todo y gozaba con que otros lo supieran, no tenía nada que darle y ese era su dilema cada año desde que lo había conocido.

Se detuvo frente a un escaparate a admirar un vestido de novia gigante que estaban exhibiendo, sintió un temblor recorrerle; no estaba lista para casarse, no se veía a sí misma metida en uno de esos vestidos yendo hacia el altar para unir su vida a alguien, pero su boda estaba cerca y ya no podía inventar más excusas para posponerla.

–No va con tu estilo– la voz de Cameron la hizo sobresaltar. Esa mañana había procurado no toparse con él y lo había logrado, pero el destino era un tramposo.

Se giró a verlo, se veía guapísimo con gorro y bufanda, realmente una muy bonita imagen que se quedaría guardada para siempre en sus retinas.

–¿Y tú qué sabes cuál estilo va o no conmigo?– alzó una ceja y Cameron sonrió.

–No te gusta llamar tanto la atención, solo lo necesario. Tanta parafernalia no es de tu agrado, te gusta más aquello que brilla con sencillez– murmuró dejándola sorprendida. Había olvidado cuánto él la conocía y todo lo que a ella le gustaba eso.

Él sonrió con soberbia al dejarla sin palabras. La había visto a lo lejos observar los exhibidores y no puedo evitar acercarse, debí hacerlo, su cuerpo se lo pedía. Además quería insistir en hablar, ya que ella estaba ahí, necesitaba explicaciones.

–¿Quieres ir por un café?– propuso y Cassie titubeó –Solo es un café, Cassie, no te estoy obligando a hacer nada que no quieras– le dijo, sintiéndose algo molesto. No estaba siendo maleducado ni un cretino, merecía que ella al menos escuchara su versión de los hechos.

–Bien– accedió la chica con un resoplido.

A la par caminaron a un restaurante dentro del mismo lugar, era la mejor opción, la otra era exponerse al frío de la calle. Tomaron asiento uno frente al otro y ordenaron cafés y pie de manzana. El silencio era casi sepulcral a excepción de los sonidos ajenos a ellos. De nuevo estaba allí, cara a cara, sin nada qué decir.

–Te he visto bailar, eres grandiosa– comentó Cameron para romper el hielo y Cassie sonrió.

–Soy buena, la disciplina construye el éxito.

–Me pregunto qué hubiera pasado si nunca te hubieras ido– murmuró poniendo en perspectiva los últimos cinco años.

–Tal vez nunca hubiera bailado, quizás estuviéramos juntos o no... la vida es impredecible, Cameron– Cassie se encogió de hombros, pensando exactamente en aquello que había dicho. ¿Qué hubiera pasado entonces? Habían miles de distintos escenarios.

–Me alegro de que me hayas dejado, al menos perseguiste tu sueño.

Ella alzó las cejas incrédula. ¿Que lo había dejado? No fue ella quien terminó la relación por mensaje de texto.

–Tú me dejaste, de hecho– replicó algo enojada y Cameron rió con ironía.

–¿Yo? Cassie, yo estaba loco por ti, enamorado hasta más no poder, no había manera en el infierno de que te dejara.

My Sweet Sin (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora