DEUX

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El camino se me hizo eterno a pesar de que solo fueron unos minutos. Aproveché cada alto para besar alguna parte del cuerpo de Win, fuera su cuello, sus labios o sus manos. Su expresión corporal me decía que estaba tan necesitado como yo.

— Gira aquí, puedes estacionarte en este espacio— me dijo una vez llegamos a donde suponía que era su departamento.
Apenas baje del carro, tomó mi rostro plantándome un beso fogoso  que logro despertar una erección en mi.

— Bonito, si no paras ahora voy a terminar haciéndotelo aquí afuera— le dije cuando se separó de mis labios.
— Lo siento, es que tienes unos labios... no se, adictivos— dejó otro beso — Ven, es por aquí— y tomando mi mano me guío a través de unas escaleras. Iba delante de mi, regalándome una vista asombrosa de su respingado trasero que solo logró ponerme aún más caliente de lo que ya estaba.

Ni siquiera habíamos entrado a su departamento cuando ya me había adelantado a besar su cuello.
— Déjame abrir la puerta, no quiero quejas de los vecinos— me dijo con diversión.
— Tu iniciaste esto, precioso — acerqué mi pelvis a su trasero, haciéndole notar mi erección—ahora encárgate—

Cuando por fin giró la llave dentro de la cerradura y abrió la puerta, mi respuesta inmediata fue acorralarlo contra esta misma y besarlo como desesperado. Nuestros besos eran un desastre, necesitados y salvajes, sin una pizca de ternura. Su lengua se entrelazaba con la mía en un juego caliente que me volvió completamente loco.

Tomándolo del trasero, lo impulsé para que enredara sus piernas en mi cadera. Cerré la puerta de su departamento con una patada, y mientras él besaba mi cuello, yo me acerqué a acostarlo en una especie de meseta que había. Nos separamos solo lo suficiente para que yo pudiera desabrochar los botones de su camisa.

— Dios, tienes la piel más hermosa que haya visto — me incliné a dejar besos húmedos en su pecho y en su abdomen ligeramente marcado —No sabes cómo me gusta esto—
Con mi lengua empecé a hacer círculos alrededor de su ombligo, logrando que se retorciera un poco en su posición. Seguí paseando mi lengua por su torso, deteniéndome unos cuantos minutos para prestarle especial atención a sus botones, ligeramente mas bronceados que el color de su piel. Sus gemidos eran cada vez más audibles, sus manos estaban en mis hombros y las mías cuidaban que sus piernas aún se mantuvieran en mi cadera.

Lo levanté para que quedara sentado y volví a besar esos labios que parecían saber cada vez mejor. Jaló mi playera de los bordes, haciendo que yo captara de inmediato su petición, así que me la quité. En cuanto lo hice, Win comenzó a pasar sus delgados dedos por mis hombros y brazos, mientras yo besaba un poco más su cuello y él lo exponía para mi.

— Mi cuarto está al fondo— me dijo al oído, enredado su lengua en mi lóbulo, logrando que me recorriera un escalofrío.
— ¿Y que estamos esperando, precioso? —
Tomé su mano para ayudarlo a bajar de la encimera, y me guió por un pasillo hasta que abrió una puerta. En cuanto lo hizo, giró para tomar mi cara entre sus manos y rozar nuestros labios.

— Me estás volviendo loco— ronroneé sobre sus labios
— Demuéstrame cuanto —

Con un movimiento rápido se deshizo de mi cinturón y comenzó a besarme con desespero. Caminamos hasta topar con la cama, en la cual caímos el uno encima del otro. Los besos se intensificaban al igual que nuestra necesidad de sentirnos. Colé mi mano dentro de su pantalón para apretar su trasero, a lo que él respondió con un gemido. Desabrocho y bajó mi pantalón con rapidez, dejándome únicamente en ropa interior.

— Es mi turno de jugar un poco contigo, bonito— susurré en su oído.
— Más vale que sea un juego divertido— me replicó, mirandome a los ojos.
— Oh, te aseguro que lo será —

ଽ   ꞋꞌꞋ Oɴʏx ꞋꞌꞋ ᝢWhere stories live. Discover now