Psyché || spainRP

Gustabo García #01

— Estoy revisando el reporte de... — leyó ella entre los papeles que tenía dentro de la carpeta. — Lara Harris.

— A tomar por culo esa señora, está más cú cú que yo — aseguró el rubio.

Su nueva psicóloga sonrió levemente.

— Me parece que ha acusado a media malla de... ser manipuladores — observó.

— ¡Lo ve! — saltó Gustabo, triunfante. — Déjeme decirle, Artaud, usted me parece una mujer sensata, y vaya que no he encontrado muchas en la ciudad desde que llegué aquí con Horacio.

Justo en ese momento estaba leyendo sobre algo que la psiquiatra, Lara Harris, había descrito vagamente como "pico de oro", pero las conclusiones de ese reporte estaban jodidamente cortadas, como si lo hubiesen escrito a la rápida. Joder con la gente de ese hospital, Artaud ya casi podía ponerse del lado de García en ese sentido.

— Golpeaste a un civil en comisaría, hay testigos, compañeros y otros civiles que pudieron verlo... el sujeto quedó internado en cuidados intensivos por semanas — recitó. — ¿Es esta tu forma de lidiar con los problemas, Gustabo?

— Ojo, me llevé un buen tiempo en federal, ya he pagado por eso — dijo él, tranquilo. — Horacio se comerá los problemas, eso le enseñó su padre, pero yo lidio con ellos.

— Repito, ¿Es esa la forma, Gustabo?

— Hombre, todas las personas tienen un punto de quiebre. Es una acumulación de situaciones, tensiones, todo. No niego que hice mal, que pude haberme descargado de otra forma, pero las cosas ya pasaron de ese modo y es por eso que estoy aquí... además de que, déjeme decirle, me diagnosticaron como el culo — declaró, observando la reacción de la doctora con una sonrisa pilla.

Ella sonrió. De todas las personas que pasaban por su consulta, en el CNI como la que había abierto hace poco en el centro de la ciudad para cualquier persona —adultos, no se le dio jamás la psicología infantil—, Gustabo era quien mejor manejaba las palabras. Era como un maestro y eso que su historial indicaba que no había estudiado, había vivido muchos años en la calle o en albergues, siempre cuidando de Horacio, su amigo y compañero, y ahora había añadido un domicilio a su expediente, cosa que le indicaba que había encontrado una forma de ganarse la vida y conseguir una vivienda.

— Pues bien, arreglemos eso ¿Te parece? — propuso.

— Me parece. Así el abuelo y el niño asustao se dan cuenta de que no soy ningún psicópata — aceptó.

— ¿El abuelo? ¿El niño asustado?

— Personajes recurrentes en la historia de mi vida, doctora — explicó.

Había algo que le inquietaba en la sonrisa queda de Gustabo, en sus maneras, en la forma en que movía las manos o en la que se quedaba tranquilo viéndola mientras ella revisaba papeles o anotaba cosas. Necesitaría varias sesiones para ver su caso detenidamente y lograr hacer un perfil correcto.

Solo así podría darse por satisfecha y entregarle un buen trabajo a la CNI.