Horacio Pérez #02

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Michelle la había obligado a dejar de trabajar a tiempo completo en el hospital, reduciendo sus horas a part-time y modificando específicamente los días que iba a presentarse en el hospital a conveniencia del CNI. Era obvio que Artaud no iba a decir nada al respecto, después de todo, Michelle Evans estaba muy por encima de todo el mundo como para hacer eso, pero si se mosqueó por un solo detalle: los viernes en el hospital se acabarían y con ello no sabía si podría reagendar a Horacio, pues siempre andaba de aquí para allá y le había costado bastante acostumbrarse a la idea de que debía presentarse cada viernes una hora a hablar con ella.

Ni siquiera sabía cómo se lo iba a decir, pues el cambio fue repentino y la única solución que le dieron tanto Michelle como Lara — la directora del cuerpo de EMS — fue que se contactara por teléfono con los pacientes de los días que dejaría de presentarse en el lugar.

Jamás le había pedido el número a ninguno de ellos. Era una injusticia.

Entonces, por el momento, tendría que volar hacia el CNI para atender a los de siempre, entre ellos,a Conway y Volkov, los Black Ops, a quienes veía con menos regularidad ahora que las cosas estaban un poco más tensas en la ciudad.

El día viernes llegó y ya no estaba a la misma hora en el mismo lugar, sino que estaba en esa oficina con luces tenues, decoración minimalista y ventanales de cielo a suelo con una hermosa vista de la ciudad.

Bebía té y escuchaba algo de música. Era obvio que se estaba mucho mejor en una oficina así que en la oficina que le daban en el hospital, pero por algún motivo extrañaba el ruido, la falta de vistas esplendorosas y lo cotidiano que le brindaba aquel espacio.

— Toc toc — dijo Evans, la brillante agente de asuntos internos que tenía a todos hasta el cuello. Aún recordaba cuando la recibieron en el CNI, cuanta mierda tuvo que pasar para que le ofrecieran un trabajo dentro de ese lugar tan ominoso. Michelle ya estaba a cargo de todos para ese entonces, y Artaud conoció su dureza desde el primer momento.

Solo el tiempo y algunas charlas a solas hicieron que ambas llegaran a un terreno mutuo de amabilidad y agrado.

— Adelante — suspiró la terapeuta. — ¿Vienes a por tu hora?

— Nunca — sonrió Michelle. — Tarde o temprano tenía que traerte carne fresca ¿Sabes?; hace un tiempo, Jack incluyó a dos agentes más al CNI y bueno, ya sabes lo que quiero de ti, Al...

— Artaud — la corrigió la mujer.

— Vale, vale, que no te gusta que las cámaras y los micrófonos lo sepan — se mofó su superior. — ¿Puedes verlos a ambos hoy?

— Uno primero, el otro después, claro — asintió Artaud.

— Traeré al primero entonces.

Volvió a asentir y tomó su taza de té para darle un sorbo, esperando.

No pudo evitar sentir curiosidad, ¿Quién se habría ganado a Jack Conway como para que él mismo fuera el responsable de incluirlos en algo tan serio y grande como el CNI? Se imaginaba que podrían ser gente experimentada, jodida, temeraria. Mil cosas pasaron por la mente de la psicóloga antes de que Michelle volviera con un agente de pantalones rojos, remera blanca, chaleco antibalas de policía y un pasamontañas negro.

— Bien, este es Dan — dijo Evans, sin sospechar que "Dan" no podría evitar decir:

— ¿Artaud? — con emoción.

— Eh... ¿Sí? — dijo ella, no pudiendo identificarlo.

— ¿La conoce usted? — preguntó la pelinaranja.

Psyché || spainRPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora