Como los viejos tiempos.- Imperio Azteca

36.

- Hey México!.- cuatro países se acercaron al mencionado.

- Hola chicos, que sucede?.- detuvo su andar para prestar atención a las potencias que se acercaron a hablarle.

- Quisieras salir a comer con nosotros?.- China sonrió lo mejor que pudo, pero sentía una mirada sobre el que lo ponía nervioso.

- Ir a comer con potencias mundiales? Y eso por que?.- estaba confundido pero emocionado por la propuesta.

- Creímos que te gustaría venir con nosotros.- le dijo esta vez Rusia quien también mostraba una sonrisa nerviosa. Todos en ese momento se sentían vigilados.

- No lo se, hoy pensaba ir a caminar con mi padre.- dudo un poco la invitación, no quería dejar a su padre solo y que algo terminara mal...de nuevo.

- "Hola hijo".- se acerco por detrás de México y después dirigios su mirada a los mas grandes.- hola caballeros...

- T-tu padre podría venir con nosotros!.- se apresuro a decir Japón. El latino lo pensó un poco, pero su padre pensaba responder por el.

- Claro! me gustaría ir con ustedes.- volvió a sonreír, para México fue una dulce sonrisa, por el contrario, para China, Rusia, Japón y Alemania fue una sonrisa cínica.

- Sale! vamos pues!.- alzo la voz México.- Conozco un lugar donde dan empanas bien ricas!.- dio la espalda a los demás para emprender camino a dicho lugar.

- Si le ponen un dedo encima los castro...- Hablo en voz baja a las potencias para que su hijo no lo escuchara. Los piases tragaron saliva.

Hace poco, Azteca comenzó a leer libros sobre hechos históricos, Política y relaciones entre países. Se topo con uno que decía como México se endeudo con  varios países, o como algunas alianzas terminaron perjudicando al país. Esto obviamente lo enfado, como se atrevían a aprovecharse de la inocencia y gentileza de su precioso hijo?! Ahora se encargara de que ningún idiota se acerque a su hijo con malas intenciones, en especial potencias mundiales.