48.

987 134 12
                                    

Esas vacaciones familiares terminaron siendo fantásticas para todos, México se había encargado de que fuera así. Le mostró lo que pudo, la comida, la música y algunos lugares históricos e importantes y su padre los miraba con adoración, le hubiera gustado estar presente cuando México crecía  como país.

6 meses han pasado y aun le falta cosas por descubrir, su hijo estaba lleno de sorpresas, pero sin duda se encargaría de descubrir cada una de esas sorpresas que México guardaba. Cada día era una oportunidad, tomaría todo el tiempo del mundo solo pera ver a su hijo crecer.

...Ahora que lo pensaba, su hijo creció solo, nunca tuvo la asesoría que necesitaba para crecer, para defenderse o para luchar. Azteca nunca le mostró como amar, respetar, jugar, valorar, pelear, atacar, a nunca rendirse, México aprendió todo por su cuenta, seguramente a la mala. Azteca de sentía tal mal por eso. 

- Mira apa'! los ajolotitos!.- grito México, tomo uno con mucho cuidado y lo acerco a su mayor, este poso sus manos formando una especie de canasta para que su hijo pusiera a el animal en sus manos. Azteca miro con cariño a el anfibio entre sus dedos, era tan pequeño y tan indefenso, le recordaba a México cuando era un bebe.

Ese pequeño ser no paraba de llorar, las mujeres encargadas de el no lograban calmarlo, no tenia hambre, no estaba sucio, no tenia heridas, no parecía tener nada, solo se dedicaba a llorar. Una de ellas trato arrullandolo pero ni siquiera eso lograba calmarlo, las tres mujeres no sabían que hacer, creían que algo muy grabe le pasaba al bebe. De pronto, escucharon un golpe, junto con algo de viento fuerte, miraron la entrada de la pirámide y ahí estaba, El Imperio Azteca con sus alas abiertas y un semblante serio.

- "Que le pasa?".- se acerco a paso lento a las tres mujeres del lugar, estaban asustadas. Agacharon ligeramente su cabeza, y la que tenia a el bebe en brazos, los extendió a el hombre.

- "EL bebe llora por alguna razón que desconocemos, mi señor".- dijo mientras esperaba que Imperio Azteca tomara a el pequeño envuelto en una manta. Azteca miro a el diminuto ser retorciéndose entre la manta mientras dejaba escapar sus gritos y lloriqueos. Soltó un suspiro y lo tomo, lo acuno entre sus grandes brazos.

- "Pueden irse, las llamare cuando las necesite".- ordeno frió dándoles la espalda. "Si mi señor" dijeron las tres damas abandonando el lugar.

El lloriqueo incesante del bebe era lo único que se podía escuchar en ese cuarto. 

- "Aquí estoy bebe".- comenzó a hablarle suavizando un poco su voz.- "Tu padre esta aquí".- Por un momento el menor lo miro, ahora solo soltando sollozos. Azteca paso su mano por la carita del bebe.- "Ya hijo mio, no hay necesidad de llorar".- tomo su diminuta mano para acariciarla un poco.- "Yo te cuido".- Y por ultimo termino por arrullarlo. EL bebe dejo de llorar, ahora sonreía.- "Enserio? Solo llorabas por mi?".-  a el imperio le dio risa esto, tanto llorar solo para ver a su padre. El menor empezó a reír mientras agitaba sus manos a el rostro de su padre.- "Debes de dormir hijo".- pero parecía que no quería, el niño solo le sonreía.- "...Quieres que te cante?".- recio una risa como respuesta.- "Muy bien...No soy el mejor cantante, pero lo voy a intentar".- aclaro su garganta y arrullo a el bebe entre sus brazos.- moztla... queman nehualt ninomiquiz, ahmo quaman ximocuezo, nican... occepa nican ninohualaz, cualtzin huitzitzilin nimocuepas. Zoatzin... queman ticonitas tonatiuh, ica moyolo xionpaqui, ompa... ompa niyetos huan totahtzin, cualtzin trahuili nimitzmacas....- entonaba lo mejor que podía aquella melodía para que su hijo lograra dormir. Después de unos minutos cantando, su bebe logro cerrar sus ojos y callo dormido.- "Yo estaré para protegerte hijo mio...".- Sonrió dulcemente, Azteca se sentía tan dichoso por el hijo que tenia.

Como los viejos tiempos.- Imperio AztecaWhere stories live. Discover now