- ¿Por qué me dejas ir? - le pregunté algo intrigada a Carl.
Estamos caminando hacia la entrada de Alexandria. Allí tenían autos y Carl tomaría uno para llevarme de regreso al Santuario.
- ¿Qué no es eso lo que quieres?
- Sí, pero creí que me la harías más difícil.
- No. Quería ver si podía hacerte volver, pero esta claro que no.
- No tengo que volver de ningún lado. Esta soy yo.
- Esta no eres tu y lo sabes. Sé muy bien que en el fondo lo sabes.
No respondí nada. Ya habíamos llegado a la entrada y Gabriel se encontraba allí con Judith. Esa niña si que había crecido. Parecía tener unos cinco años de edad. Al vernos corrió hacia su hermano, y lo abrazó. Una pequeña sonrisa inconsciente se formó en mi rostro. Al darme cuenta volví a mi expresión neutra.
- Hey, parece que alguien me extraño.
- Ha estado preguntando por ti toda la mañana - comento Gabriel - Hola, Sia.
- Hola - respondí neutra.
- ¿Quién es ella? - le preguntó Judith a Carl en voz baja, pero todos pudimos oírla.
Carl dirigió su vista a mi y me encontré con sus ojos. Esos ojos azules. Esos malditos ojos azules. Corrí mi mirada hacia un costado para dejar de verlo.
- Es una vieja amiga - respondió - ¿No la recuerdas?
Dirigí mi vista a Judith y noté como comenzó a inspeccionarme.
- Me suena familiar - dijo tímidamente.
Algo dentro de mi se movió. Me causo ternura ella. Le dediqué un sonrisa.
- Soy Sia.
Ella me sonrió también pero no dijo nada.
De repente sentí que algo se lanzaba encima mio. Me empujaba las piernas y de pronto saltó encima de mi. Lo siguiente que sentí fue una lengua por todo mi rostro y no pude evitar reír. Esa cantidad de pelo, estaba muy suave y olía bien. ¡No podía creer que me había olvidado de él!
- ¡Stanley! - me agache para quedar a su altura - ¿Cómo has estado chico? - le pregunté mientras acariciaba su cabeza y este no paraba de mover la cola.
- Te extraño más que cualquiera - habló Carl.
- Gracias por cuidarlo - le agradecí con una sonrisa sincera.
- No hay de que - me sonrió.
Ni siquiera pensé en Stanley cuando me fui. Y con todo lo que pasó después menos. Un sentimiento de culpa me invadió por completo. Lo había abandonado y con ello, la promesa que le había hecho una vez a una amiga. Me sentía mal, había sido una completa idiota. Quería quedarme pero no podía. Llevármelo no era una opción. Aquí estaría a salvo, cosa que en el Santuario estaba segura que no sucedería. Besé su cabeza y apoyé mi frente en ella.
- Lo siento tanto - susurré.
Una lagrima amenazó con salir pero la detuve. Me puse de pie rápidamente. Tenía que irme de aquí. Millones de recuerdos y sentimientos empezaban a llegar a mi, y no podía permitírmelo.
- Tengo que irme - hablé mirando a Carl. Este asintió con la cabeza.
- La llevaré de vuelta al Santuario, por si alguien pregunta. Volveré en unas horas - le avisó Carl a Gabriel.
- De acuerdo. Si no estas aquí de regreso en tres horas, daré alerta.
Carl asintió y me hizo una seña para que lo siguiera. Subimos a un auto y emprendimos rumbo.
- ¿Por qué tenías que irte? - preguntó luego de una rato.
- Tengo asuntos que resolver - respondí indiferente.
- ¿Se puede saber cuales?
Lo miré y por un segundo pensé si contarle o no. No era nada grave o que necesitara de absoluto secreto. Da igual.
- Tengo que resolver un asunto de negocios con un grupo llamado Quimeras.
- ¿Con los Quimeras? - me preguntó sorprendido y alarmado - ¿Sabes quienes son esas personas?
- Por supuesto que sí.
- Son muy peligrosos, Sia.
- No les tengo miedo. Tienen algo que nos pertenece.
- Vaya, sigues igual - murmuró.
- ¿A qué te refieres? - le pregunté y me miró un segundo. Luego volvió la vista a la carretera.
- Que sigues igual en lo ruda que eres. Eso si que no cambio. No le tienes miedo a nada.
- No sirve de nada tener miedo. Te hace débil, y los débiles se mueren.
Carl asintió levemente con la cabeza. Y volvimos al silencio.
Estábamos a medio kilómetro del Santuario. Le pedí que me dejará aquí. No quería que los guardias lo vieran, levantaría sospechas y además podrían dar aviso a Negan. Y digamos que no era lo que quería.
- Bueno, hasta aquí - hable - Antes de irme, necesito pedirte un favor.
- Dime.
- Cuida a Stanley por mi.
- Sabes que podrías hacerlo más fácil al volver y hacerlo tu. No es necesario que hagas esto. Que te quedes aquí.
- Yo estoy bien aquí. Solo te pido ese favor. Sé la persona que no he sido para él. Cumple la promesa que le hice a Lucy por mi.
Suspiro y me miro comprensivo.
- Esta bien - acepto.
- Gracias.
Abrí la puerta del copiloto para bajar pero me detuvo, tomándome del brazo. Mire su mano y luego a sus ojos.
- Sabes que esta no es la decisión correcta.
- Tengo que irme - dije firme.
- Si te arrepientes... Si quieres volver, serás bienvenida. Sin resentimientos.
- No será necesario...
- Solo espero que no me golpees.
- ¿Por qué?
- Por esto - dijo para acto seguido besarme.
Una corriente paso por todo mi cuerpo. Una sensación de hogar, alivio y tranquilidad se depositó en mi. Le seguí el beso, se sentía bien.
Mi mente me dieron una cachetada interna y me separe de él. NO. No iba a volver.
- Vuelve conmigo - suplicó.
- Esto no cambia nada - dije fría.
Salí del auto y comencé a caminar hacia el Santuario, con la cabeza hecha un desastre. Ahora mismo, me sentía muy confundida.
- ¿Sabes? - gritó Carl desde el auto y frené sin girarme - ¡Eso no se hace! Entrar en la vida de alguien, hacer que te quieran y luego marcharte.
Suspiré y seguí mi camino. Estaba comenzando a replantearme cosas que no estoy segura si debería. Mierda.
YOU ARE READING
This is war (Carl Grimes y tu) // 3° temporada TERMINADA
FanfictionEl tiempo pasó y las cosas cambiaron. Negan tiene a Sia y corrompió su mente. La sometió a horribles torturas hasta hacer que ella piense y crea lo que él quería. Ahora ella es suya, está bajo su poder. Es una soldado de él. Sia, lo único que quie...