Continuación III

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***

–¡Casi la matas estúpido! ¡Tanto tiempo bajo tierra te afectó la cabeza! – una voz masculina se escuchaba bastante molesta. 

–No pueden morir– replicaba otro hombre. 

–¡Ese no es el punto!– contestaba enojada la primer voz.

–¿Qué más da? ¿Por qué no corres a llorarle a tu papi?

–Si Él así lo deseara, ya estarías muerto, sin oportunidad de una próxima vida. Yo en tu lugar, cerraría el hocico y no me metería con Él– ladraba Elías.

–Cállense los dos, ya está despertando– regañaba una voz femenina, muy familiar, una suave mano me toca la cara –Atalía ¿Cómo te sientes? – abro los ojos y veo a Hera "Elías está muy molesto" pienso y empiezo a sentir fría la espalda "¿estoy acostada... en el piso?" me llevo la mano a la cabeza y me levanto hasta quedar sentada.

–Estoy adolorida... pero estaré bien– contesto en bajito y observo a Elías –¿qué pasó? – pregunto con voz cansada y él da un paso hacia la izquierda dejando a la vista a Zeus, "maldito Zeus" pienso, es joven, guapo, perfil griego, ojos verdes, está igual que la última vez que lo vi, incluso está usando la misma túnica de aquel día. 

Respiro hondo, está sentado en una esquina, rodeado por cadenas "no se puede escapar de las consecuencias de Dios, de una u otra forma, serás prisionero"  pienso con gusto, aunque me gustaría darle un golpe bien dado en la cara, estoy demasiado débil para eso, pero sí puedo hacer otra cosa... 

Hago contacto visual con él y sonrío, en cuestión de segundos le falta el aire "¿está mal disfrutar de hacerle daño? No lo creo, me la debe" pienso y a continuación empieza a escupir sangre y a toser en busca de oxígeno, hago todavía más evidente que estoy feliz –Atalía– me interrumpe Elías –déjalo– me ordena, dirijo mis ojos hacia él –no lo vale– me sonríe de regreso. 

–Por supuesto que lo vale. No tengo dos años, sé perfecto que la tormenta fue su culpa y sé perfecto que mi caída también. Además, ¿qué más da? Si en unos minutos estará bien de nuevo– resoplo. 

–Tus habilidades siempre fueron terroríficas y como desde hace dos mil años somos semi-Dioses son aún más– la voz de Hera es melodiosa, lo que esperas de una diosa, ella es guapa, pero la conozco demasiado bien como para confiarle algo. Ella observa la sangre de Zeus en el piso. 

–¿Cómo te enteraste de que Zeus había escapado? – le pregunto mientras me levanto del piso. 

–Rafael vino a hablar conmigo. Nos advirtió, pero no tuvimos que preocuparnos, en cuanto Zeus pisó la casa, las cadenas lo aprisionaron– explica Hera.

–¿Podrían no hablar de mí como si fuera un perro? – interrumpe Zeus, pero de igual modo, lo ignoramos.

–¿Qué vamos a hacer con él? – pregunto impaciente.

–Por ahora dejarlo aquí– me responde Hera –por mucho que lo odies y– hace una pausa –él te odie... esas diferencias pasaron hace dos mil años... ¿Podrían llevar la fiesta en paz? 

–Hera tiene un muy buen punto... Además, está encadenado, no puede hacer mucho tampoco– la apoya Elías "cállate Elías tú no puedes opinar. A mí no se me olvida que eran muy buenos amigos". Resoplo. 

–Atalía seamos honestos te merecías la tormenta– "¿Esas palabras salieron de tu boca? ¿Qué no te estabas ahogando en tu propia sangre?"  empieza a toser con dificultad y escupe sangre dorada, suelto una risita.

Génesis ModernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora