CAPITULO 35🏈

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Verónica.

— Creo que lo mejor es que vaya a casa de Nick en vez de llamarlo. Si llega a conducir luego de que le diga no quiero imaginar que sucederá. —La voz de Erick voz sonaba perdida, vacía, como si hablara porque era lo que se esperaba—. ¿Por qué ahora? 

Mi corazón dolía al escucharlo, estaba claramente afectado por lo sucedido con Maia y obviamente asustado por la falta de información con respecto a Alaia.

—¿Por qué no vas con Hotch? Yo iré en busca de Nicholas y lo llevaré al hospital. —Dudó por un par de segundos deteniéndose con la camisa a medio vestir—. Es lo mejor, cariño. Chris te llamó, claramente te necesita. 

Esas últimas palabras lo hicieron asentir con rapidez.

Coloqué mis zapatos en mis pies y tomando mi cartera salí a la cocina por algo de agua. Erick llegó segundos después tomando sus llaves del mostrador, luego puso un juego mas en mi mano. 

—¿Para qué es esto? —dije mirando las llaves con duda.

— No tomarás un taxi a esta hora Verónica. Usa el Mercedes blanco del parqueadero con el número del departamento y mantente en contacto. La dirección de Nick está registrada en el GPS, por favor conduce con cuidado. —se acercó a mí y luego de darme un suave beso en la cabeza salió por la puerta sin hacer ruido.

De todas las cosas que podían pasar en estos momentos esta era una para las cuales ninguno estaba preparado, especialmente Nick y Chris. La pequeña Alaia había perdido a su madre sin haber disfrutado los mejores años de su vida junto a ella. De solo imaginarme dejar a Jake sólo en este mundo algo dentro de mí se comenzó a romper.

¿Cómo demonios le diría esto a Nick sin alterarlo al punto de que tomara decisiones erróneas?

Tenía quince minutos para averiguarlo. Diez si teníamos en cuenta que el tráfico a esta hora era prácticamente inexistente.

Encontrar el auto de Erick fue demasiado fácil, sobre todo por la placa en la pared con el nombre Hamilton plasmado allí. No había conducido en un tiempo, pero tenía un lugar al que llegar.

Encendiendo el motor busqué en el GPS y puse la dirección de Nick en pantalla. No sería complicado llegar, lo cual era justamente lo que necesitaba en estos momentos.

Miles de preguntas rodaban por mí cabeza, pero todas en torno a lo mismo. Mi preocupación latente por Alaia y los chicos. Sólo esperaba que Erick pudiese contenerse por Nick y por Chris, ellos lo iban a necesitar ahora. No tenía idea de cómo los ayudaríamos a sobrellevar esto, pero lo haríamos funcionar. Éramos una familia y nos necesitaban ahora más que nunca.

Apenas si me estacioné correctamente cuando llegué al edificio de Nicholas. Eran las dos de la mañana, dudaba mucho que algún policía de tránsito estuviera laborando por este sector a esta hora. Y tendría demasiada suerte de ser así.

Dando una pequeña oración para que no me multaran simplemente salí del auto y corrí a la recepción del edificio. Una chica de unos veintitantos limándose las uñas me miró por el rabillo del ojo para luego devolver la atención a su tan importante manicura.

—Disculpa. Necesito hablar con Nicholas Stevens. —Sin mirarme negó con la cabeza—. ¿No me escuchaste? ¿Puedes llamarlo por favor? Avísale que Verónica Cross está aquí. 

Suspiró enojada y tirando la lima en el mostrador me miró rabiosa.

—No creo que Nicholas desee la visita de nadie a esta horas, mucho menos de una fanática, así que lárgate. 

Puso sus manos a cada lado de su cuerpo recargándose en el mostrador. La poca paciencia y buenos modales que tenía en estos momentos se rompió.

—Mira, Sandy — dije leyendo el gafete en su uniforme—. Notifícale a Nicholas que su agente de relaciones públicas está aquí y que necesito hablar con él algo urgente. ¿Puedes hacer tu jodido trabajo? 

TOUCHDOWN (Kings Of The Game #1) LIBRO FÍSICO YA DISPONIBLE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora