CAPITULO 37🏈

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Erick.

Escaneé con incredulidad el anillo que acababa de comprar en la cajita de terciopelo sin atreverme a sacarlo. El nerviosismo me invadió, ¿y si decía que no? Sí, era pronto, pero no es como si pensara en alguien mas con quien pasar mi vida. Me quería casar con ella porque la amaba, porque no había nadie más para mí después de ella. Anhelaba formar una familia de la manera adecuada con ella, tal y como siempre lo soñamos.

La sentí tensarse en mis brazos hace una semana cuando me atreví a soltarle esas palabras en el pasillo de la sala de urgencias del hospital, pero no sabía a ciencia cierta si era porque su respuesta era una negativa o si era porque la tomé por sorpresa. Le había rezado a Dios para que se tratara de la segunda, porque no creía poder sobre llevar que ella siguiera adelante con alguien más.

En las idas y venidas de los últimos días ninguno sacó el tema, y en parte lo agradecía. Sabía que debía arriesgarme, pero Verónica se merecía mucho más que una simple propuesta en un hospital y se lo daría así la respuesta fuese un "no". Ella estuvo perdida entre el cuidado de Jake y de Alaia junto a su madre por lo que no me detuve a pensar mucho en ello, concentrándome en ayudar a mis dos amigos acoplándose a su nueva vida sin Maia.

Ahora, sentado en el jardín de mi antiguo hogar luego de seis años, no sabía muy bien cual era el camino a seguir para mí. —Así que estoy enfermo. —apreté los ojos escuchando los pasos de papá acercarse.

Bufé, recordando la mentira que le solté a Verónica esta mañana antes de tomar mi bolsa de viaje y salir corriendo. Aproveché que mamá no estaría en casa en todo el día para tomar un avión y venir a hablar con papá y de paso con Henry, el segundo afectándome mucho más que el primero.

— ¿Me tiraste a los lobos?

—Hice mi mejor actuación y no sospechó nada, pero llega mañana a primera hora con Jake así que lo que sea que vayas a hacer tienes que hacerlo hoy. —Asentí, viendo como sus ojos no se apartaban de la sortija en mi mano—. ¿Es oficial?

—Lo haré una vez tenga la bendición de Henry. —Mi padre sonrió ampliamente—. ¿Qué?

— Tú y yo sabemos que incluso si él te llega a decir que no tú harás lo posible por casarte con ella. —esta vez fui yo quien sonrió. —¿No crees que es pronto?

— ¿Creíste que era pronto cuando se lo propusiste a mamá? —le recordé como se habían escapado de mis abuelos a los dieciocho a escondidas. Eso si había sido pronto, y yo llegué cinco años después así que prisas no tenían.

— Listillo como tú madre.

— Estoy muy nervioso, todo lo que ha pasado...

— Ella no te dirá que no.

—No puedes estar seguro de eso —anoté, cerrando la caja y dejándola a un lado con la vista puesta en la casa de la señora Risso.

— Pero lo estoy. —puso su mano sobre mi hombro, atrayendo mi atención. —Te ama y tu a ella. Es lo que siempre soñaron los dos y la vida les está dando una segunda oportunidad, no creo que sean tan idiotas como para dejarla pasar. Jake tendría una familia estable y ustedes serían felices juntos dándome muchos mas nietos.

— No sucederá pronto. —reí, aunque la idea de verla embarazada de otro de nuestros hijos era demasiado tentadora. —No puedo creer que luego de todos estos años yo...

— ¿Sigas amándola? —terminó por mí. Asentí solamente, jugando con mis dedos—. Me alegra ver que aún luego de todo lo que sucedió con ustedes dos no hayas perdido ese deseo de formar una familia, sé que fueron tiempos difíciles para ti y que encontraste refugio en mujeres y alcohol, pero siempre estuve seguro de que mi hijo seguía allí.

TOUCHDOWN (Kings Of The Game #1) LIBRO FÍSICO YA DISPONIBLE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora