Bʀᴇᴀᴋ ᴀ Lᴇɢ • Cʜᴏɪ Bᴇᴏᴍɢʏᴜ

【Eᴘɪsᴏᴅᴇ ₃】

Siento que las cosas han cambiado un poco para mí, en un solo día. Y vuelvo a cuestionarme, si desde hace mucho tiempo no hubiese llegado a ninguna cita, ¿habríamos terminado antes?

Pero yo siempre llegaba y dejaba que todo "fluyera" de nuevo.

Me extraña no haber escuchado el típico testamento que suele decirme en este tipo de situaciones. Pero agradezco que también lo haya hecho directamente.

—¿Vas a quedarte hoy? ¿En los ensayos? —pregunta Hueningkai tomando su mochila.

—Afirmativo —contesto imitando su acción.

—Suerte —dice palmeando mis hombros. Pero no de una forma alegre, más bien actúa como si estuviese yendo a la guerra.

—¿Sabes? En teatro se dice: rómpete una pierna.

—Eso se oye muy suicida —ladea la cabeza, mientras salimos de la clase—. ¿Entonces, rómpete una pierna es suerte y viceversa? ¿De verdad?

—Tendré cuidado con mi pierna —termino de hablar al estar en el pasillo.

Nos despedimos como de costumbre y me encamino a la famosa sala de teatro, donde posiblemente vaya a pasar las próximas dos semanas.

Al llegar, puedo ver cómo algunas personas se estiran, leen los libretos, otras incluso están reviviendo escenas sin vergüenza alguna.

—Si viniste. —Por detrás escucho la voz femenina causante de mi repentina presencia por aquí.

—¿Por qué no lo haría? —pregunto al ver que llega a un costado mío.

—Mucha gente se arrepiente y solo finge no haberte visto nunca —habla nuevamente moviendo sus pies de forma rara.

—Me excluyo de ellos —aclaro con una sonrisa, que reproduce una en sus labios también.

—Camina, te presentaré a los chicos —murmura empujándome suavemente.

Al verla todos sonríen y la saludan amablemente. De todo, puedo aclarar que esto es más tranquilo de lo que esperaba.

—Chicos. Él es Choi Beomgyu y desarrollará el papel de Romeo, tiene poca experiencia por lo que les pido no sean groseros si comete alguna equivocación —solicita de forma gentil.

—¡Bienvenido! —exclaman aplaudiendo. Hago una gran reverencia y sigo a la chica que se ha despegado de mi en un pestañeo.

—¿No ibas a presentármelos? —susurro llegando a su lado.

—Los irás conociendo con el paso del tiempo, no tiene caso que lo haga ahora —responde sin mirarme.

Todos tienen sus libretos en la mano, así que me dispongo a sacar el mío también. Busco en mi mochila; sin éxito alguno. Busco de nuevo y nada.

Creo que voy a comenzar con el pie izquierdo. No me quiero imaginar mi triste final.

—¿Olvidaste tu libreto? —me sorprende de pronto la pelirroja.

—Creo que lo dejé en mi casa —expreso, rascándome la nuca.

—Ten el mío, cuando termine el ensayo me lo devuelves —explica con amabilidad, a lo que agradezco con una sonrisa.

El resto del día repaso con ayuda de Soonkyu cada línea. No tengo absolutamente nada de experiencia, pero al escenificar al personaje, siento como si lo hubiese hecho toda la vida.

Y como nada es color de rosa, al dar mi última muestra de "perfección" —como llamó la profesora Kim a mi actuación— doy un mal paso y termino en el suelo.

Pero al contrario de lo que mi mejor amigo haría, la gente ni siquiera hace un esfuerzo por reírse, más bien me ayudan a levantarme.

Con la vergüenza pegada en la frente, me paro adolorido. Y es que caerse de una tarima no es nada agradable.

—Oh por Dios. ¿La enfermería seguirá abierta? —Es la primera vez que no escucho la tonta frase de "¿estás bien?", cuando estuviste a punto de matarte sin querer.

—No lo creo, debemos llevarlo al hospital —le dice Yuseung a Soonkyu.

—No es para tanto, solo fue una caída —refuto, solo para recibir una mirada asustada por parte de los presentes.

Olvidar el libreto, caerme del escenario cuando estaba dando la actuación de mi vida, ¿qué sigue?

Lo que ya veía venir: Hueningkai al borde de la camilla riéndose de mi desastre.

—Hyung, no puedo decir que no esperaba algo así, porque ya lo hacía.

Chasqueo la lengua contra los dientes y niego con la cabeza. Insensible.

—¿Algo más?

—¿Caíste con elegancia?

Debí tener cuidado con sus palabras.