【Eᴘɪsᴏᴅᴇ ₆】

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Falta exactamente una semana para la presentación, pero con lo que no contaba, era con enfermar.

—Kai, ¿puedes quitarle el termómetro, por favor? —solicita mi madre amablemente.

El peli negro me quita el objeto de la boca —sin mucho cuidado— y se lo entrega con una cara de horror.

¿Tan mal estoy?

—Mañana no irás a la escuela. —Y por el tono que usa, sé que es una orden.

—Pero tengo que ir a los repasos —reclamo, abultando los labios en un intento de convencerla.

—Para eso tienes algo llamado Internet.

—O puedes decirle a Soonkyu que venga... —Maldito Kai.

—Buena idea —habla por último mi mamá, cerrando la puerta de mi habitación.

—¿Por qué te sonrojaste? ¿Acaso te gusta?

—No me gusta.

—Ya confiésalo.

—¿Confesar qué?

—Que te gusta.

—Ya dije que no me gusta.

—Entonces llámala —propone de pronto sacando mi teléfono del bolsillo trasero de su pantalón—. Déjalo. Yo lo haré.

Le quito rápidamente el móvil y marco antes de que se le ocurra hacer o decir alguna tontería.

—¿Beomgyu? —El sonido de su voz hace que sonría inconscientemente.

—¡Hola, Soon!

—¿Estás mejor?

—No creo que vaya a morir —río, pero mi risa es atacada por una leve tos.

—¡Oye! Cuando estoy enferma mi abuela suele hacerme una sopa que es muy buena.

—¿Me quieres traer sopa?

—Te la llevaré enseguida.

—Grac... ¿Soonkyu?

Me colgó.

—Quita esa sonrisa de tonto —se burla Kai nuevamente.

—Tu mamá te llama —mofo—. ¿Por qué no te vas?

Rueda los ojos, pero sin refutar más, sale también de mi habitación.

Me tapo bien y me recuesto. Los ojos me pesan, así que los cierro de a poco.

A dormir

Beomgyu.

—Yo también te amo.

—Qué dices —abro los ojos y lo primero que veo es a mi mamá parada frente a mí con el ceño fruncido.

—Ah, eres tú —murmuro con la voz ronca.

—Hijo, límpiate la baba —hago lo que me pide y me giro para checar el tiempo. Me dormí dos horas.

—¿Qué pasó?

—Tu amiga está aquí.

—¡¿Qué?! —me siento rápidamente.

—Está abajo. Le diré que pase.

—¡Espera! No puede verme así. Dame cinco minutos —pido saltando fuera de las cobijas para correr al baño y de paso lavarme la cara y arreglarme el cabello.

—Apúrate. No es caballeroso dejar a una jovencita esperando.

Regreso corriendo de la misma forma, pero mi mamá ya no está dentro; porque al parecer, está guiando a la "jovencita" a mi alcoba.

—Es por aquí —escucho desde afuera un par de risas.

Saco mi libreto de la mesa de noche y lo dejo sobre mis cobijas, me acomodo y pongo mi mejor sonrisa, tratando de no verme tan mal como me siento.

—¡Hola, Beomgyu!

—¡Hola, señorita! —saludo agitando mis manos.

—Los dejo —canturrea mi madre cerrando la puerta.

—Yo... te traje esto. —De un pequeño bolso que lleva sobre sus hombros, saca un termo azul y me lo entrega—. Si te lo acabas, mañana estarás como nuevo.

—Muchas gracias —asiento, dejando el termo en mi mesa.

—¿Y? —se sienta a mi lado—. ¿Cómo vas? —pregunta tomando el pequeño libro de las cobijas.

—Pruébame.

—¿Te quedaste aquí? —eleva una ceja mientras abre una página, la misma en la cual me quedé ayer—. Veamos... —coloca su mano bajo la barbilla, entrecerrando los ojos, pero cuando parece captar de qué se trata, me lo devuelve.

—Romeo se acerca a Julieta y... —balbuceo para mí mismo, encontrando el motivo de su repentina reacción—. ¿Deberíamos repasar esta parte?

No fui yo, algo me poseyó.

Me acerco lentamente a ella con la intención de llevar acabo dicha escena. Y la más ansiada.

—Hijo, dice tu mamá que...

Que alguien le otorgue una paliza bien merecida a ese señor que se hace llamar padre.

Que alguien le otorgue una paliza bien merecida a ese señor que se hace llamar padre

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Una kk de las kks de las más kks. El capítulo original se me borró por error y porque soy una estúpida.

Sorry siempre sorry.

Bʀᴇᴀᴋ ᴀ Lᴇɢ • Cʜᴏɪ BᴇᴏᴍɢʏᴜWhere stories live. Discover now