【Eᴘɪsᴏᴅᴇ ₅】

1.9K 249 112
                                    

Por un momento creí que Sorim estaba tratando de ser una mejor persona y ahora si quería dejarme en paz.

Repito. Creí.

Las llamadas han sido constantes y sus mensajes están saturando mi teléfono.

Tiene un nuevo mensaje de voz.

La notificación brilla en la parte superior de la pantalla y cansado de escuchar ese 'tic' de aviso, deslizo el candado virtual y dejo que el mensaje se reproduzca.

Oppa, ¿podemos vernos? Tenemos que hablar, no creo que sea bueno terminar, así como así —llorando como ya es costumbre, prosigue—. ¿Sabes cuántos mensajes te he dejado? ¡Te necesito en serio! Quiero verte, ven a mi casa.

El audio finaliza y ruedo los ojos por enésima vez en el día.

—No tenemos nada que hablar y estoy muy ocupado, no puedo.

Dejo el teléfono sobre las sábanas. No pasa mucho tiempo, ni un minuto y ya recibo otro mensaje.

¿No entiendes que te quiero aquí? ¡No seas insensible, Beomgyu!

Apago el aparto y me recuesto en una posición más cómoda, esperando quedarme dormido.

—¿Beomgyu? —Y por lo que veo, no lo haré.

—¿Necesitas algo? —pregunto sentándome con las piernas cruzadas.

—Sorim está aquí, vino a verte.

¡¿Vino volando?!

Suelto un gran suspiro, agarrando la almohada que yace bajo mi cabeza para ponerla sobre mi cara.

¡Necesito ayuda!

—Dile que no estoy —suplico.

—Creo que... oh querida, ya estás aquí.

—¡Beomgyu! —chilla, causando esos escalofríos conocidos que ya quería olvidar.

—Yo los dejo para que hablen —dice mi mamá y al rato el sonido de la puerta al cerrarse concluye que ha salido.

—¿Qué quieres? —Con los ánimos por el suelo, soy capaz de preguntar.

—Dije que teníamos que hablar. ¡¿Cómo te atreviste a terminarme por teléfono?!

—Tú lo hiciste —respondo quitando el objeto de mi cara, dejándome verla con los ojos rojos y el rímel arruinado.

—Y simplemente aceptaste.

—Sorim, no quiero pelear. Lo nuestro no funciona y lo sabes tanto como yo.

—¿Es por otra chica? —musita—. ¿Verdad? La que causó tu accidente.

—Es por mi —me defiendo.

—Oppa, no quiero terminar. Eres mi novio y yo soy tu novia, no quiero a nadie más.

—Es por costumbre, verás que en unos cuantos días la idea se esfumará de tu cabeza.

—Dímelo de frente, dime que ya no quieres nada conmigo.

No voy a caer en su llanto de Magdalena otra vez.

—Ya no quiero nada contigo —confieso serenamente—. Ya tuvimos suficiente del otro, ahora por favor ve...

No me deja terminar, ya que sale como endemoniada casi rompiendo la puerta y la pequeña manija.

—Te —acabo para mí mismo.

¿Será posible que ahora si me deje en paz?

—¡Corte! ¡Corte! Esto, chicos, es arte —exclama la profesora parándose de su sitio y aplaudiendo—

Oops! Questa immagine non segue le nostre linee guida sui contenuti. Per continuare la pubblicazione, provare a rimuoverlo o caricare un altro.

—¡Corte! ¡Corte! Esto, chicos, es arte —exclama la profesora parándose de su sitio y aplaudiendo—. Ahora mismo debemos arreglar unas cuantas cosas, así que pueden irse.

—Lo hiciste muy bien —añade Soon palmeando mi espalda.

—Tú también —agrego alborotando un poco su cabello—. ¿Vamos a comer? Yo invito —suelto de pronto.

Facepalm.

—Claro —acepta sonriendo.

—¿Te puedo hacer una pregunta? —cuestiono de manera súbita al ya estar encaminándonos a algún lugar donde vendan algo comestible.

—Adelante.

—¿Podrías explicarme eso de rómpete una pierna? —solicito, tratando de imitar su voz.

—Se refiere a la reverencia que hacen los actores al culminar la obra, donde flexionan una pierna delante y la otra detrás, mientras más tiempo dures en esa posición debido a los aplausos, tu pierna podría romperse —suspira, formando una sonrisa segundos después—. O porque al agacharte a recoger todas las monedas que la gente aventará, literalmente, puedes romperte una pierna.

Viéndolo por ese lado, la frase no suena tan mal.

—Se nota que llevas tiempo en esto —asiente—. ¿Y viene mucha gente? Digo, yo no he tenido la oportunidad de asistir a ninguna obra —miento de manera audaz.

—Usualmente son profesionales quienes asisten, y esta vez ofrecerán una beca.

—¿Adónde?

—Al extranjero. Es una entrada directa a la universidad.

—¿Quisieras ir?

—Me comprometí a dar lo mejor de mi para ganarla.

No sé qué rayos sucede conmigo, pero saber que si gana tal vez se vaya y quizá no la vuelva a ver, me causa una sensación extraña.

Tranquilo, es una desconocida.

Tranquilo, es una desconocida

Oops! Questa immagine non segue le nostre linee guida sui contenuti. Per continuare la pubblicazione, provare a rimuoverlo o caricare un altro.
Bʀᴇᴀᴋ ᴀ Lᴇɢ • Cʜᴏɪ BᴇᴏᴍɢʏᴜDove le storie prendono vita. Scoprilo ora