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Ya me había vestido, me había secado el cabello porque odiaba llevarlo mojado luego de la ducha, había visto el reloj un millón de veces antes de salir de mi habitación en dirección a la habitación de Elisa, no quería llegar antes de tiempo ni que...

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Ya me había vestido, me había secado el cabello porque odiaba llevarlo mojado luego de la ducha, había visto el reloj un millón de veces antes de salir de mi habitación en dirección a la habitación de Elisa, no quería llegar antes de tiempo ni quería llegar tarde, quería llegar justo a tiempo.

El restaurante que Chemi nos había recomendado era no tan formal pero tampoco era un McDonald's. Era perfecto porque sabía que a Elisa no le gustan las cenas de corbata. De niña había odiado todas a las que íbamos, a mí me gustaban, porque ella siempre lucía linda, como una Barbie.

Toqué la puerta levemente recibiendo como respuesta una Elisa con el cabello alaciado y brillante, los labios rojos, una camiseta blanca que le dejaba los hombros al descubierto y unos shorts negros de tiro alto brillantes, sus pies tenían las uñas pintadas de rojo y llevaba unas plataformas algo altas.

Reaccioné finalmente porque me había quedado a mirarla como un imbécil, pero es que se veía demasiado hermosa, se veía como una modelo, no sé era como si todo en ella resplandeciera.

— Te ves increíble —fue todo lo que salió de mi boca, pude notar que estaba algo sonrojada y sonreía.
— Mírate a ti, te ves impecable señorito Bonet —reí, en verdad cualquier palabra que saliera de su boca dirigido hacía mi podía ponerme en este mood de niño tonto enamorado.
— bueno, quería verme bien para nuestra cita, es algo especial, ¿No lo crees? —realmente... Sabía que nada serio podía pasar entre nosotros el día de hoy, porque aunque no fuese lo mismo que antes, yo seguía siendo el novio de Bárbara.

Y sabía que Elisa jamás de permitiría a su misma hacerle daño a una mujer de ningún tipo, por sus redes había notado que era feminista, y siempre estaba hablando de cuidarse y respetarse, sobretodo entre chicas. Era una muy pacífica y linda persona, supongo que su padre le había enseñado a ser una persona maravillosa.

— sin duda es especial, estamos festejando que mi mejor amigo ha logrado impresionarme con su increíble talento, con su gran habilidad para ofender a sus rivales —y así como así...

Con solo algunas palabras, con solo algunas cuantas dolorosas palabras en una estúpida oración había logrado bajarme de la nube en la que estaba en dónde Elisa y yo teníamos posibilidades de ser algo más. Ahora había caído en cuenta que ella me seguía viendo a mi como su amigo... Nada más que eso.

Sonreí forzadamente y asentí.

— vamos —dije tratando de no sonar triste, aunque realidad lo estaba. Siempre había querido que ella me quisiera de vuelta, siempre había buscado en ella esa reciprocidad de saber que le gustaba tanto como ella a mi... Porque siempre la había sentido tan cercana a mi, la conocía de toda la vida, no recordaba una anécdota de la niñez en la que no estuviese ella, siempre estábamos juntos y todos decían que éramos como novios... Me lo había creído.

Estúpido Javier, ¿Cómo pensaste que podrías gustarle a una chica como ella? Una chica tan bonita, tan divertida, tan única... Ella seguramente buscaba algo con más calidez que yo, algo que se pareciera más a ella pero yo no era más que lo opuesto.

Todo el camino fue silencioso, quizás no debería decirle que me gusta, no creo que vaya a salir bien, sería un desastre arruinaría por completo la cena.

Al llegar le di al hombre nuestros nombres y nos dejó entrar indicando que nuestra mesa estaba lista y guiándonos al segundo piso donde estaba la terraza que daba vista a las calles...

Elisa sonrió y me devolvió la felicidad... Tenía ese efecto en mi de solo sonreír y hacer que mi cuerpo le siguiera el ritmo, que mi cuerpo la imitara.

Nos sentamos en las sillas a cada lado de la mesa con los focos decorando el lugar y nos miramos a la cara... Estaba confundido, porque su mirada me decía que ella me veía como siempre me había visto, pero al mismo tiempo... Era la mirada que le dedicaría alguien a la persona que le gusta, no lo entendía.

— Es precioso el lugar Javi, me encantó, en verdad —dijo dulcemente mientras tomaba mi mano dándome una vibra eléctrica que me recorrió la espina dorsal de arriba a bajo.
— supuse que te gustaría, porque es al aire libre y tiene linda vista —respondí un poco perdido de la plática.

Mi cerebro le daba y le volvía a dar vueltas al mismo estúpido asunto, a la misma estúpida pregunta "¿Debo o no debo confesarle que me gusta?"

Había prometido a Ginés que lo haría, porque tampoco era justo que yo le negara a mis amigos invitarla a salir cuando quizás... Quizás ellos tenían más oportunidades que yo, porque eran más entretenidos, más pintorescos, más interesantes...

Pero si se lo decía, y ella no se sentía de la misma manera arruinaría nuestra relación por completo.

Siempre había creído que era mejor arriesgarse y no ganar que jamás intentar... Así que lo haría, solo debía esperar a que la cena estuviera en su punto climax casi llegando al final.

Si todo salía bien para mí, quizás nos íbamos de aquí tomados de la mano sabiendo que pronto podríamos estar juntos, y si no... Bueno, si no resultaba podría irme al hotel a llorar en mi cama boca abajo mientras pensaba en que habría arruinado todo. Era un cincuenta cincuenta.

— estás pensando mucho, ¿En qué? ¿Qué le está robando la cabeza a mi querido Iceman? —preguntó acompañado de una risa que de me contagió.
— Nada, en que estás luces, este cielo, y todo esto en general te hacen lucir demasiado bonita, en verdad —solté, era lo más acercado que podía decir a "estoy pensando en que estoy enamorado de ti desde hace más de 15 años" sin hacerla sentir incomoda al inicio de la cena.

El mesero se acercó a darnos las cartas, los dos leímos el menú y seguimos hablando de cualquier tontería que de nos viniera a la cabeza... Era como cualquier otra de nuestras reuniones en mi habitación cuando pequeños, esto no se sentía diferente a eso.

Frío - Bnet (🆃🅴🆁🅼🅸🅽🅰🅳🅰)Where stories live. Discover now