04

7 2 1
                                    

Megan.

La hora ha llegado, me iba unos minutos antes de la hora caminado sobre mis tacones negros, llevaba una chamarra puesta de tela fina y me estoy aproximando a el restaurante de Guido, uno no tan elegante pero decente.

Cruzo en el camino por un gran galpón de dónde provenía música disco, era uno de esos lugares enormes dónde almacenaban alimentos, era extraño que haya una fiesta en ese lugar tan... Sucio y esas cosas.

El viento tibio acariciaba mis muslos y mi cabello fuertemente, llevaba maquillaje un tanto exagerado, como si iría a lo mejor de mi vida, espero que así sea.

—Reservación para Megan Smirloff — le hablo a la mujer robusta detrás del mostrador una vez que piso el restaurante. La mesa la pedí yo, Luk dijo que tenía asuntos pendientes y que no podría hacerlo.

—Mesa número siete al lado de la ventana grande —me señala la mujer sin mirarme.

No respondo nada, ella no fue muy amable conmigo ¡Ni siquiera se digno a mirarme! Voy a la mesa con un mantel color amarillito, se veía algo sucio. Y tenía tazas encima, no han limpiado la mesa, miro mi reloj y ya son las nueve y dos, creo que llegue a tiempo pero mi cita no estaba aquí, miro hacia los lados buscándolo y solo me vengo a enterar que me tocó la mesa al lado de los baños ¡Genial! No la estoy pasando muy bien y de reojo veo que un chico se rasca el trasero mientras sale del baño de hombres.

Me siento en la mesa al lado del ventanal mientras miro mi reloj en la muñeca esperando y pensando si soy una tonta al emocionarme tanto o super ilusionada con alguien que ni siquiera conozco ¿tan necesitada soy?

9:35 pm.

—Camarero, deseo ordenar unos spaghetti por favor —llamo la atención del trabajador vestido de blanco y negro.

—Enseguida señorita —asiente y se retira.

—Discúlpame la tardanza, había demasiado tráfico —es Luk, llega rápidamente estropeando la paz empujando hacia un lado al mozo, este lo mira de forma seria.

—Has llegado demasiado tarde ¿tan lejos vives? — respondo con algo de molestia estoy muy estresada en estos momentos.

—En efecto rubia, vivo un tanto lejos, digamos que el otro lado de la cuidad, a esta hora hay un montón de camiones afuera ¿Los has visto? Hay uno al lado del otro —me dice tratando despistarme pero yo directamente lo ignoro estoy algo fastidiada —. Oye te noto algo molesta, discúlpame te estoy diciendo la verdad.

—No sé, pero me siento decepcionada —suspiro

—¿De mi? En qué sentido.

—¡No de ti no! Solo que no he parado de observar la hora esperando a que llegues, no es tu culpa, superaste mis expectativas —confieso, que arranque tuve.

—Oh, pensé que no era lo suficientemente atractivo para ti —sonrío y toma asiento.

—Si lo eres —suelto una pequeña sonrisa—, es tan estúpido, olvida lo que dije al principio, hablemos que para eso venimos ¿no? y claro conocernos.

—Claro hermosa, que pésima primera impresión te he dado —me dice, es algo incómodo que me diga de esa forma.

—Descuida, quedarás para las peores —bromeo.

—¿Hablas en serio? —abre sus ojos ampliamente de forma seria.

Yo sólo río, no le caen muy bien los chistes.

—Mesero, tráigame un buen vino y lo mismo que la señorita —le grita a un desconocido, yo volteo mi rostro y sin querer veo que una señora que camina raro entra al baño, ewww.

Ciegamente enamorado ✓Where stories live. Discover now