Capítulo 7

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MILE
Fui de visita a la residencia de los McDonall, quería saber cómo seguía el gatito huérfano y también ver los lindos ojos de la señorita Cornelia. Una sirvienta me abrió la puerta y fue la Condesa Verónica quien me recibió en el vestíbulo.

—¿Señor Mile qué hace aquí? —preguntó con curiosidad.

—Perdone si soy inoportuno miladi, yo fui quien ayudó a la señorita Cornelia cuando encontró a un gatito hace unos días en un callejón, solo quise saber cómo seguía el animal.

—Oh, usted la ayudó con ese pobre animalito —dijo con un tono melancólico.

—El minino murió, ¿no es así? —la condesa asintió. —¿Cómo está la señorita Cornelia?

—Lloró toda la noche por su pequeño gato, se encerró en su habitación y no ha querido salir ni para comer o tomar agua. A todos nos tiene bastante preocupados. —sabía que era una pérdida de tiempo que Cornelia se encariñara con ese animalito que ya estaba condenado, pero Cornelia McDonall eran tan compasiva y terca que quiso hacer todo lo posible por ese pequeño mínimo.

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Al día siguiente volví a ir a la casa de los McDonall, la condesa Verónica me dejó subir y tocar la puerta de la habitación de su hija. La señorita Cornelia me abrió la puerta: usaba un vestido todo arrugado y en su rostro se notaba pálida, ojerosa y los ojos hinchados.

—¿Qué hace aquí?

—Me enteré lo del gato. Lo lamento.

—Eso ya no importa —dijo con mucha frialdad. —Si eso es todo lo que querías decirme puede retirarse por favor.

—Le traje esto. —ella tomó los libros en su manos con una sonrisa —Pensé en traerte otro gato pero sabía que te molestarías y preferí traerte esto libros.

—Muchas gracias señor Mile, todos son buenos libros.

—¿No querrías salir a caminar conmigo? El día es perfecto. —pensé que me diría que no, para mi sorpresa ella aceptó pidiéndome que la esperara abajo mientras se ponía presentable para salir. Mientras bajaba las escaleras me topé con el padre de Cornelia, cuando estuve frente a él se hizo un tenso e incómodo silencio.

—¿Qué hace aquí señor Mile? —preguntó con una ceja levantada.

—Visitar a la señorita Cornelia.

—¿En su habitación?

—La señora Verónica me concedió el permiso para subir. —él me miró con un expresión tan seria y estoica.

—Le seré sincero señor Perkins, usted me agrada mucho más que su hermano, es un hombre que parece tener con claridad sus intereses en cambio su hermano es solo un chiquillo impulsivo.

—Si piensa eso de Shawn, ¿entonces por qué lo dejó casarse con su hija? —pregunté en defensa de mi hermano.

—Porque mi hija lo ama y suplicó que la dejara casarse, hubiera esperado mucho más tiempo antes de dejar que esa boda se realizara. —cada palabra era directa y mordaz —Debo suponer que no está cortejando a mi hija.

—Entre la señorita Cornelia y yo hay solo una amistad.

—¿Y usted desearía que hubiera algo más?

—Aun no nos conocemos lo suficiente para afirmar eso.

—Cada quien ama de maneras diferentes, yo me enamoré de mi mujer tan solo mirarla. Cuide sus pasos con Cokkie, si la lastima no tendré compasión de usted —sonó tan amenazante y sombrío que supe que no debía tomar a la ligera esta amenaza.

©Un amor no Correspondido. TRILOGÍA: AMORES VERDADEROS 1Where stories live. Discover now