Capítulo 16

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VERÓNICA.
Cornelia subió con prisa a su habitación apenas llegamos a casa.

—¡¿Cómo es posible que la dejen hacer eso?! —se quejó Kaidan cuando su hermana ya no pudo escucharlo —¿En serio dejarán que Cokkie se case con ese hombre?

—No veo ningún problema. —habló Heronimo —El señor Mile habló conmigo y fue tu hermana quien lo aceptó.

—Pero… pero…

—¡Ya basta de quejas Kaidan McDonall! Si fuera por ti Cornelia sería una solterona toda su vida —dije interviniendo en la conversación haciendo sonrojar a mi primogénito. —Cornelia ya no es una niña, sabias que no ibas a protegerla siempre. Ella ya tendrá su propio protector.

Dejé que Heronimo terminara de hablar con Kaidan y subí las escaleras, quería hablar con mi niña. Entré a la habitación de Cokkie y la encontré sentada en su cama mirando el anillo que el señor Mile le había regalado.

—Es un hermoso anillo. —dije acercándome a ella y sentándose a su lado en la cama. Cokkie  me miró luego bajó la mirada y le daba vueltas al anillo en su dedo.

—Es precioso —murmuró casi en un susurro luego volvió alzar la mirada conectándola con la mía —Él me quiere tanto, mamá.

—¿Y tú?

—Creo que también. Me siento segura a su lado, el corazón se me acelera cuando lo tengo cerca. De verdad quiero casarme con él. —sonreí.

—Conseguiste un buen hombre, Cokkie.

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MILE
Aun me costaba creer que me hubiera dicho que sí. Tenía tantos planes con ella, quería que tuviera la boda de sus sueños, no me importaba si Cokkie quería gastar media fortuna en arreglos, él se los daría. Así de enamorado estaba por esa mujer.

Me encontraba en el puerto esperando al hombre que sería uno de mis padrinos de boda. Vi la embarcación anclar y poco a poco los pasajeros fueron bajando, pude distinguirlo entre la multitud.

—¡Pequeño granuja!  —espetó al verme, su gesto serio pronto fue reemplazado por una sonrisa divertida —¿No me piensas saludar Perkins? —Reí y abracé a mi amigo.

Uriel Blake, mi mejor amigo desde que teníamos quince años; hijo de unos humildes mercaderes que con el paso del tiempo y su inteligencia ayudó amansar una prospera fortuna que no le haría pasar penurias en muchos años.

—Ha pasado tiempo desde la última vez Uriel, ¿has engordado? —bromeé y el rubio no se mostró para nada divertido.

—Imbécil. ¿Piensas decirme porque aun sigues en esta deprimente ciudad?

—Voy a casarme. —él se mostró gratamente sorprendido.

—Esa noticia si es emocionante. Vámonos a un lugar más tranquilo y espero que me pongas al tanto de todos los detalles.

Una diligencia nos esperaba para llevarnos a mi casa, mientras el coche se movía mi amigo no perdió tiempo y empezó hablar.

—Ya era hora de que te comprometieras, solo diré que la señorita Keira estará muy desilusionada cuando se entere.

—¡Oh, por favor Uriel! Jamás le prometí nada a esa mujer.

—Ella pensaba que sí, esperaba ser la nueva señora Perkins.

—Como también disfrutar de la gran suma de dinero que me dejan mis inversiones en navieras y comercio.

—No puedes culparla por ser ambiciosa, se morderá la lengua de la rabia al ver que piensas casarte con una londinense. ¿Y cómo se llama la afortunada novia? —preguntó con una ceja levantada.

©Un amor no Correspondido. TRILOGÍA: AMORES VERDADEROS 1Where stories live. Discover now