La Diabla

16- reencuentro

Tal y como dije,  ella no era de mi agrado,  pero según pasaron los días me di cuenta que respetó mi espacio,  no se puso a  revisar mis cosas o ponerle la mano.  Y a veces me ponía pensar y soñaba con él,  con ese chico que me salvó.  Me soñé que lo volví a ver pero que no me recordaba y yo hacia todo para que me recordara. 

Tengo una foto de misifu (del feto)  cuando me tomaron la sonografia,  ni siquiera sé porque la guardo,  porque realmente no se ve nada,  y cada vez que lo hago me duele,  porque muy en el fondo no quería alejarlo de mi,  después de todo era parte de mi vida y mi decisión se debió más por mi futuro y el suyo.
También tengo la foto de Steven,  cuando nos la tomamos,  cada vez que le miro sonrío y lo abrazo a mi pecho,  fue un sentimiento muy lindo lo que me hizo sentir,  nunca me había sido tan atraída por alguien al primer día de verlo.  Y con él fue como estar flechada. 

Y créanme éste sentimiento es peor que cualquier otro,  porque te deja dormir pensando en esa persona,  es cómo cuando vas en un bus y ves a un chico que te gusta y sabes que jamás lo veras pero hace el intento de encontrarlo en ese mismo bus  y nunca lo vuelves a ver.

Quizás si le hubiese pedido su número,  quizás si le hubiese atraído o hubiese cenado con él,  tal vez lo hubiese visto de nuevo. 

Ahora me debo conformar que fue algo pasajero y que nunca lo volveré a ver. 

Con el pasar del tiempo mi dolor y frustración del pasado nunca dejó de atacarme,  tenía ataque de ira y ansiedad y terminaba en el baño encerrada y de la misma forma atacando mi cuerpo.  Me sentía tan inútil,  que no quería que nadie me ayudara,  ni siquiera esa muchacha que todas las noches habla con su novio y a veces llora en silencio,  a veces creo que también tiene algo en común conmigo:  sufrir en silencio. 

Ella ha intentado hablarme pero la ignoro,  no quiero amistad de nadie.  Siempre huyo de las personas,  otras veces me brinda algo de comer y me niego,  no la acepto aunque sé que sus intenciones son buenas. 

No entiendo porque mis padres nunca están disponibles cuando quiero ir a donde ellos.  Ponen una excusa o no sé si el trabajo siga siendo más importante,  sin saber cuando me afecta estar tan lejos y sola.  Como sea allá también lo estoy. 

Después de unos meses antes de Navidad,  tuve la esperanza de que ellos hicieran la cena navideña y me dejaran ir con ellos.  Pero esperaría hasta que me inviten.  Y decidí que era hora de seguir y dejar algunas cosas atrás,  así que extrañaba el sexo y puse mis ojos en algo más prohibido: el entrenador de la Universidad. 

Él se encarga de dar natación y entrenar para los jugadores que representan a la uni. 

Sé que es padre soltero y viudo,  ya todas los han comentado,  debe rondar por los 31 años,  es alto,  no tan fuerte pero su cuerpo es bien trabajado,  piernas firmes y marcadas.  Su cabello siempre lo peina hacia atrás con un tono castaño,  ojos grises y bueno,  es lo que hay,  es atractivo y hasta ahora no había sentido atracción sexual por otro. 

Además de que se niega  a tener algo sexual con cualquier estudiante. 

Como me gustan.  Que se prohíban cosas que yo puedo lograr. 

Decidí seducirlo y comprobar si mi físico aún atrae,  si aún tengo ese poder de seducción,  si sigo siendo hermosa,  porque yo no me veo así en el espejo.  Quiero recuperar mi ego y mi poder sobre los hombres. 

Y desde un tiempo si pasaba palabras con él y actuaba simpático pero respetuoso. 

Así que con mi traje de baño y mi cabello suelto me detuve frente  a él y le sonreí.