xxiii. heavy is the head

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capítulo veintitrés: pesada es la cabeza

capítulo veintitrés: pesada es la cabeza

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El pantano que formaba gran parte del territorio de sur de Louisiana se hallaba frente a ellos: vasto, inmenso y lleno de una lobreguez absoluta. El sol que los había acompañado durante más temprano había sido oculto por las nubes grises cargadas de agua. La lluvia pronto se alzó sobre ellos producto de una tormenta que de natural, no tenía nada. Siendo ese el pensamiento de Alexandra, porque así como sentía las gotas golpear contra su piel y el viento frío acariciar su rostro, la sensación de que aquello era producto de la magia no abandonó su ser. 

Aquel cambio brusco de clima les obligó a detenerse para reformar un nuevo plan, puesto que, vagar por el Bayou con una bebé en plena tempestad no era un plan que podría seguir dándose a largo plazo. Alexandra dividió a los lobos protegiendo cada flanco posible, porque si esa lluvia era lo que ella presentía, Dahlia era la provocadora de la misma. 

Siendo eso lo que más temía.

Por instinto, Alexandra sacó el celular de su cazadora con la intención de marcar el número de Elijah Mikaelson, más cuando estuvo a punto de hacerlo, se detuvo. Los hábitos eran algo difícil de romper. Alzó la mirada luego de una inhalación para cuando con la mirada ubicó a Hayley junto a Mary, por lo que se encargó de hacerse camino hasta ellas.

—En mis tiempos, los lobos y las brujas vivían en paz —a medida de que hablaba juntaba un par de hierbas para formar un rollo —. Irhina nos enseñó un par de trucos en la época —aseguró a lo que Alexandra prestó aún más atención —. Me enseñó a usar las hierbas para saber si había un hechizo en marcha, hay que juntar Solomon Seal y Snapdragon —explicó cuando con su mano libre tomó un encendedor para pasar el rollo por el fuego. Una vez que se encendió, Mary lo lanzó en un bol sobre la mesa —. Si el humo es blanco, esta todo bien. Si es negro, sabrás que hay un hechizo en el aire...

—. Y si es rojo, estamos en problemas. —completó. Mary levantó la mirada hacía Alexandra asintiendo, la joven Alfa temió ante ese pequeño truco, puesto que, prefería ser ignorante antes de tener conocimiento de que Dahlia había sido la encargada de su retraso en el pantano.

Unos segundos pasaron para cuando del rollo emanó un humo oscuro. —Justo lo que pensaba, esta tormenta no es natural. —Mary miró a ambas hermanas antes de que Alexandra tensara todo su ser. Dahlia estaba un paso adelante de ellos, no podían seguir ahí a la espera de que ella saliera de cualquier lugar.

Ellos tenían que desaparecer, ahora.

—Es Dahlia, intenta detenernos —resaltó Alexandra en frustración. Hayley la miró, en sus ojos se veía preocupación —. Debemos movernos.

² 𝐖𝐈𝐂𝐊𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | Klaus Mikaelson ✓Where stories live. Discover now