Capítulo 68: Omar Carbajal, papá.

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Omar se separó del grupo para alcanzar a Natalia, y sin intercambiar una sola palabra, la envolvió en sus brazos para darle un largo beso al que ella respondió.

Fernando abrazó a su esposa por la espalda mientras observaban la tierna escena.

"Creo que todo va a estar bien." Fernando le susurró a su esposa en el oído, dándole el pañuelo que había comenzado a cargar solo para ella.

"Don Fernando..."

"Dígame Marta."

"¿Se acuerda que le dije que nuestro radar de chismes andaba apachurrado?"

"Claro." Admitió Fernando.

"Parece que el suyo si ha estado muy perceptivo, ¿no? Ándele, cuéntenos quien es la preciosa embarazada que se está comiendo Don Omar."

"Marta, Marta, Marta... Yo..."

Omar interrumpió a Fernando con una mano en su hombro. "Ella es Natalia Castelo," Natalia levantó la mano en forma de saludo. "La madre de mis hijos, y a lo mejor, si se atreve a perdonarme... la futura señora de Carbajal." Omar volteo a ver a Fernando. "Brother, ¿será me das la semana libre? Natalia y yo tenemos muchas cosas que hablar, y varias asuntos que resolver."

"Con gusto mi hermano." Fernando abrazó a su hermano del alma y le deseó suerte al oído antes de soltarlo con varias palmadas en la espalda. Omar tomó a Natalia de la mano y la guio al elevador, dejando a todo el piso ejecutivo en absoluto shock.

"Bueno, ya lo escucharon del propio Carbajal. Así que a trabajar." Fernando aplaudió sus manos en el aire antes de irse a su oficina, seguido por su esposa.

"No puedo creer que Omar Carbajal va a ser papá." Dijo Leticia, sentándose en las piernas de su esposo, quien se había sentado en su silla habitual.

"Yo tampoco." Fernando besó la frente de Lety. "Le doy gracias al cielo, que nuestra historia es muy diferente a la de él."

"Estuvo cerca de ser igual."

"Yo no lo iba a permitir y bien lo sabes. Yo quiero mucho a mi suegrito del alma, pero ni él ni nadie me iba a separar de ustedes." Fernando puso su mano sobre el vientre de su esposa, sintiendo una suave patadita de su hija. "Te amo princesa. Ya te quiero tener en mis brazos."

Para Fernando y Leticia los días rápidamente se convirtieron en semanas y las semanas en meses. Su hija llegaría pronto y ellos invertían su tiempo libre en prepararse para su llegada. En Conceptos las cosas marchaban de maravilla con mucho trabajo, haciendo que las preocupaciones por las deudas se convirtieran finalmente en cosa del pasado. Leticia estaba muy orgullosa de su esposo, quien se había convertido en la clase de presidente que ella siempre había sabido que podría ser.

A pesar de su pasión por el trabajo y por la empresa, Fernando estaba muy consciente de que no se quería convertir en su padre, y aunque hubiera imprevistos o proyectos activos en la empresa, él siempre estaba en casa compartiendo la cena con su esposa más tardar a las seis de la tarde. Su padre había tenido razón, por más problemas que hubiese en Conceptos, al día siguiente les encontrarían solución. Leticia y el eran un equipo formidable y eso hacia todo más fácil; algo que su padre no había tenido con su madre.

Fernando y Lety se complementaban de maravilla, y Lety le había dicho a Fernando que ella no quería dejar de trabajar después que naciera su hija. Juntos decidieron que Leticia se tomaría los primeros tres meses de maternidad y después regresaría a trabajar. Habían coincidido en comenzar a entrevistar niñeras al principio del nuevo año, pero resultó no ser necesario.

El día de navidad, todas las familias se reunieron en la casa de Don Humberto y Doña Teresita para celebrar juntos una cena inolvidable. Marcia llegó con su novio como lo había prometido, sorprendiendo a todos los presentes con su nueva paz. Fernando por primera vez volvió a ver a la misma Marcia con la que había crecido; alegre y relajada. Observándola pudo llegar a la conclusión que era él quien había causado que esa llama se apagara y se sintió genuinamente feliz que ella pudiera encontrar su felicidad nuevamente.

Cuando llegó la hora de abrir regalos, Eduardo se arrodilló frente a Carolina, ofreciéndole una pequeña cajita con un hermoso anillo de oro blanco y un diamante en corte de princesa, para pedirle que se casara con él. Con lágrimas en los ojos Carolina la aceptó, haciendo que toda la casa eructara en felicitaciones y abrazos. Don Humberto y Doña Teresita les informaron a todos que se mudarían nuevamente a la Ciudad de México porque ya no querían estar lejos de Fernando, más ahora que iban a ser abuelos. Cuando Fernando y Lety les comunicaron sus planes para Lety regresar a trabajar, tanto Doña Julieta como Doña Teresita se opusieron a permitir que una niñera fuera quien cuidase de su nieta, prometiendo que ambas se turnarían semanalmente para cuidarla, cosa que llenó a los futuros padres de mucha alegría. Ninguno de los dos jamás se había podido imaginar que sus familias llegarían a ser tan unidas y el hecho de que lo estuviesen los hacia muy felices.

Entre platicas y chistes, a Tomas se le escapó el detalle de que él y Juanita ya estaban viviendo juntos, algo que incitó un largo discurso de Don Erasmo que fue gratamente interrumpido por un grito de Natalia desde el comedor, informándole a Omar que se le había roto la fuente. Omar y Natalia salieron para el hospital acompañados por Fernando y Leticia, dejando a los demás que continuaran con la fiesta y que los llamarían tan pronto tuvieran noticias.

Los gemelos nacieron en muy poco tiempo y sin ninguna complicación, convirtiéndose en el mejor regalo de navidad que cualquier persona podría recibir. Cuando iban a salir del hospital a los pocos días, Natalia le admitió a Omar que sería una locura estar dividiendo su tiempo entre Monterrey y la ciudad, especialmente cuando ella no pensaba regresar a trabajar y estaba perdidamente enamorada de él. Omar recibió el segundo regalo más maravilloso cuando Natalia aceptó quedarse en la ciudad y formar un hogar al lado de el con sus bellos hijos a quienes habían nombrado Omar Alejandro y Fernando Daniel y les decían Alex y Dany cariñosamente.

La Fea Más Bella: Y Llegaste TúWhere stories live. Discover now