"Fue horrible Fernando, y nunca, nunca quiero volver a ver algo tan horrible. Mi hija no va a crecer así. Haya sido mi imaginación o uno de esos sueños proféticos o lo que sea... Mi hija me necesita y no la voy a dejar sola."
Fernando la abrazó fuertemente, dejando caer las lágrimas que le habían provocado el relato desgarrador de Leticia. En su vida, se quería imaginar pasar por algo así con su hija, su bebé, su ángel, su muñeca... Si antes de ese sueño el había sabido que Andrea no tendría novio hasta cumplir treinta años, ahora ese número se había convertido en infinito.
"Yo también te necesito. Más de lo que sabría explicarte." Fernando besó su frente, teniendo claro que ese sueño se quedaba corto en lo que a su reacción se refería. Para Fernando, perder a Leticia, seria el fin del mundo; el mundo como el lo conocía, por que ella era su mundo entero, y Andrea el sol que los calentaba.
"Tu no me hables." Lety lo empujó suavemente. "¿Qué es eso de estar trayendo mujeres a mi casa y en frente de mi hija?"
"Leticia, ¿en serio te vas a enojar conmigo por un sueño?" Fernando levantó una ceja confundido.
"¿Te suena descabellado? ¿Me podrías decir que eso no es exactamente lo que harías?" Lety se cruzó de brazos.
"Eh... Yo... No..." Fernando pasó una mano por su cabello. "Mira, yo no soy clarividente ni nada por el estilo, pero sí sé que no me puedes hacer responsable de como elegiría aplacar mi dolor. Porque si sé que sería un dolor insoportable y el sexo y el alcohol son muy buenas maneras de adormecer la mayoría de los dolores del alma."
"Fernando Mendiola Sáenz, si es mañana o en ochenta años, y yo me muero antes que tú, puedes estar muy seguro de que estaré aquí, en esta casa, lista para jalarte las patas si te a treves a meter a otra mujer a mi cama, ¿oíste?" Leticia sonrió, queriendo disipar un poco la tensión entre ellos.
"No bromees así." Fernando besó su frente. "Tú y yo vamos a llegar a viejitos juntos. Y si a ti se te empieza a ir la memoria, te voy a leer cada página de tus diarios hasta que recuerdes nuestra historia de amor. Y cuando llegue nuestra hora de partir, lo haremos juntos, tomados de la mano y en la misma camita, aunque no quepamos." Fernando le regaló su sonrisa favorita.
"Fernando, esa es la historia de tu película favorita." Leticia volteo los ojos dramáticamente.
"¿Me estás diciendo que nuestra historia no podría ser una película?" Fernando levantó una ceja.
"Jijijiji. A lo mejor hasta una novela."
"Ya, volviendo al tema, amor. ¿Me perdonas?"
"Ya te dije que sí. ¿Me perdonas tú a mí?"
"Yo no tengo nada que perdonarte. Te amo Leticia Mendiola. Con toda mi alma, con todo mi ser. Nunca lo dudes."
"Yo te amo más." Leticia lo besó dulcemente en la mejilla. "Vamos a dormir. Mañana a primera hora tengo cita con el Doctor Meléndez."
"Está bien." Dijo Fernando poniéndose de pie y jalándola con él. "Pero primero, dime algo. ¿Ahora sí me vas a decir donde esta, y que contiene, el diario número nueve? Digo por que si soñaste que Andrea lo leía es porque no está tan perdido como yo me imaginaba..."
"Hay Fernando como eres. ¿De verdad fue eso lo que se te quedó del sueño tan feo que te conté?" Lety y Fernando subían las escaleras de la mano, secreteándose como los cómplices que siempre habían sido.
"Claro que no. Pero es lo único que sí me interesa de un relato tan horrible como ese." Dijo Fernando señalándole que entrara a la habitación delante de él.
"Te prometo, que algún día te dejaré leer ese diario, pero por ahora, hay cosas mucho más importantes en que concentrarnos, ¿no crees?"
"Está bien. Tu ganas." Fernando hablaba como niño regañado mientras se desvestía para meterse a bañar. "Pero que conste, que el numero nueve, no está incluido en la promesa que te hice acerca de los que están en el estudio. Si me lo encuentro por ahí, no te voy a pedir permiso para leerlo, eh."
"Y luego quieres decir que la necia soy yo. Que bárbaro eres."
"Si quieres que deje ese tema por la paz, metete aquí conmigo que el agua está absolutamente deliciosa."
"¿Y a ti quien te dijo que yo iba a esperar una invitación?" Le preguntó Lety, ya adentro de la ducha, besando su espalda.
"Así me gusta, que conozca lo que le encanta a su marido." Fernando se dio la vuelta para besarla apasionadamente. "Estos son los momentos que me aseguran que vamos a llegar juntos a viejitos."
"Si como tu película cursi." Leticia volteo los ojos dramáticamente, fingiendo que no le fascinaba cuando Fernando hablaba de su futuro. Un futuro que por ahora era incierto, pero ella estaba decidida a disfrutar cada momento como si fuese el ultimo.

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La Fea Más Bella: Y Llegaste Tú
RomanceTodos hemos escuchado la historia de la secretaria que se enamora de su apuesto jefe. Leticia Padilla Solís es una mujer muy inteligente pero muy fea que nunca ha tenido suerte en el amor. Ella que llega a trabajar a una empresa donde el valor de un...