Los días pasaban y mi tiempo con Moeka y Zindel era el mismo.
Moeka siempre era la más agresiva, si no le pongo freno ella es capaz de hacerlo en donde sea y Zindel...seguía siendo virgen, aunque...
- A-Aún me resulta vergonzoso...n-no me mires mucho ¿Bien?
Yo siempre me levantaba más temprano ya que tenía que hacer el desayuno, pero en algún momento, ella fue introduciéndose en el baño para ducharse conmigo...
Al principio salía corriendo, pero luego se armaba de valor...y me mostraba todo su cuerpo.
Aunque sus dotes eran un poco menores que los de Moeka, era todo un deleite mirarla.
Pero de aquí a tocarla aún había una brecha que no quería forzar, quería dejar que ella fuera a su ritmo.
En verdad, nunca en mi vida había llegado a imaginar que tendría a mi merced a una chica tan linda.
- Eres hermosa, Zindel.
No podía dejar escapar mis pensamientos.
Mirar cómo el agua acariciaba su cuerpo en verdad me calentaba más que el agua de la ducha y ver su vergüenza provocó que no lo soportara más...
- ¡Ahhh! ¿Q-Qué haces? T-Te he dicho que no me...t-tocaras.
- Lo siento...
Por impulso le toqué los pechos a Zindel que parecía molesta, pero sus palabras se debilitaban, por alguna razón algo me indicaba a que debía seguir tocándola ¡Lo siento, Zindel! ¡No puedo controlarme!
Ambos pechos caben perfectamente en mis manos, eran tiernos, suaves y firmes. Sus pezones eran un par de botones rosados que se alzaban poco a poco, provocados por el estímulo, asquiriendo una suave y firme solidez que incitaban a morderlos.
- Ahhh...a-aahhh
No me contuve, mordí sus pezones y al instante vi cómo Zindel perdía sus fuerzas.
Ella comenzaba a mirarme con ternura y mientras sostenía su cuerpo para que no se desplomara, nos besamos. Nuestras lenguas se entrelazaban, nuestras salivas se mezclaban, la sensación aumentaba mucho la temperatura corporal demabos hasta el punto en que nos tuvimos que separar por un instante.
Ella respiraba agitadamente y luego me mira con una sonrisa.
- En verdad, eres un tonto, te dije que te detuvieras...me hiciste sentir muy bien, ahora déjame compensártelo.
Zindel se agacha con una actitud un tanto dibutativa en cuanto miró mi cosa completamente erguida frente a sus ojos.
Pero pronto se obliga a armarse de valor y con ambas manos toca mi pene y miéntras me miraba a los ojos comienza a intentar imitar lo que Moeka me hacía con su boca.
No, no lo intentes ¡Ella es una experta!
Intenté decirle, pero no pude.
Zindel aún era una chica inocente en esta primera vez, ella por error me llegaba a lastimar con sus dientes o ella misma se ahogaba cuando intentaba meter mi pene muy pronfundo en su boca.
- L-Lo siento- me dice ella con decepción- no soy tan buena como Moeka...n-no soy capaz de hacerte sentir bien.
Me dolía verla triste...
- No te preocupes por eso, yo te guiaré...
Durante un tiempo, Zindel aprendió el arte de la felación, lo hizo pasable, pero no se comparaba a las técnicas de Moeka, bueno, no importa, de todos modos una señorita decente como Zindel no debería aprender cosas como esas.