Día 24

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- Hola – Entré a la sala de maestros y para mi sorpresa, Jade estaba ahí, con la computadora frente a ella. 

- Hola – Respondió con una gran sonrisa en el rostro.

- No me lo he perdido ¿Cierto? – Tomé asiento a su lado para mirar la pantalla.

- No, aún no se despierta - Respondió ella, disfrutando el café que siempre preparaba por la mañana – Te dejé una taza – Señaló la cafetera.

- Vaya... Eso sí que es nuevo – Me levanté extrañada - ¿Está envenenado? –

- No te envenenaría hoy... Tienes que ver la culminación de tu maravilloso plan -

Guardamos silencio mientras tomábamos el café y mirábamos el escenario que nos habíamos encargado de decorar la noche anterior.

André había instalado una cámara que trasmitía en vivo el jardín de Beck, todo con el propósito de capturar para siempre el momento en el que quedara cubierto de pipí de zorrillo y contemplara la gran obra de arte en la que habíamos convertido el jardín.

A propósito, Beck había tratado de comunicarse conmigo en diferentes ocasiones desde el día en que Jade había descubierto la infidelidad. Me había mandado muchos mensajes de texto preguntándome si tenía idea del por qué la chica había dejado de contestarle.

A estas alturas, es posible que ya sospechara que Jade se había enterado de su bajeza. De cualquier forma, no tuve ganas de contestar ninguno de sus mensajes o llamadas, mi percepción de él había cambiado drástica y negativamente.

Además, en definitiva, seguía sin entrarme en la cabeza quién podría engañar a alguien como Jade. Tan sólo mirarla te das cuenta que es atractiva, segura, fuerte, talentosa, interesante, inteligente, apasionada... Puede que de miedo, pero eso la vuelve aún más fascinante.

- Vega... ¿Te encuentras bien? – Preguntó ella de pronto, logrando que volviera de mi trance.

- ¿Por qué no lo estaría? –

- Te estoy hablando y lo único que haces es mirarme con una expresión muy extraña... Me da miedo – Se quejó – Y mira que para que a mí algo me de miedo... -

Genial... Me quedé mirándola hasta darle miedo. Bien hecho.

- No... Estoy... Distraída – Expliqué vagamente - ¿Y tú? –

Ella se burló por mi evidente desenfoque del mundo.

- Yo excelente – Sonrió de oreja a oreja.

- La venganza te sienta bien –

- No tienes idea cuanto –

Mientras la observaba siendo feliz, un escalofrío recorrió mi espalda al momento en el que recordé el primer beso que nos dimos.

A ese recuerdo le siguieron los demás momentos en los que pude besarla. Me atormentaba y confundía en gran manera experimentar todos esos sentimientos mezclados.

Suspiré para quitarme las telarañas de la cabeza y continuar enfocada en el momento que estábamos a punto de presenciar.

- ¡Ahí está! – Señaló a la pantalla con emoción.

Un confundido Beck se asomaba por la ventana, observando con gran asombro el panorama. Probablemente lo había despertado el mal olor del jugo putrefacto.

- ¡Va hacia la puerta! – Estrujé el brazo de Jade con emoción y ansia.

- Por fin tendrás lo que te mereces – Susurró Jade un segundo antes de verlo salir y llenarse de pies a cabeza con orina de zorrillo.

CUARENTENA - JORIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora