Día 30

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Después de todo y, para el tercer día de mi repentino resfriado, los anti gripales que tanto había negado a tomarme porque me provocaban sueños extraños, habían hecho un gran efecto. 

Me sentí con energía de nuevo y al parecer, lo síntomas del resfriado se habían ido de mi cuerpo.  

- ¿¡Qué haces levantada!? - Preguntó alarmada Tori cuando nos encontramos en los pasillos. 

- Voy al baño... - Respondí con fastidio. 

Tori llevaba todo este tiempo pegada a mí, monitoreando mis síntomas y signos vitales. Era un martirio no tener un sólo momento de tranquilidad pues, cada que abría los ojos, ella estaba ahí.   

- ¿Te sientes mejor? - Me siguió. 

- Si, de hecho, ya estoy recuperada, como puedes ver... -

- Lo noto, te ves fabulosa  - Me interrumpió. 

Parpadeé varias veces antes de volver a hablar. Olvidé que estaba a punto de pedirle que se esfumara de mi vista. 

- Si bueno... A menos que quieras entrar junto conmigo al baño... Largo - Hice señas con las manos para que enfatizar. 

- Me alegra que estés mejor - Me dio una media sonrisa  - Supongo que ya no me necesitarás más, así que me iré a mi aula - 

- No te necesitaba de todos modos - Me defendí cuando me dio la espalda, pero ella no volvió la mirada. 

¿Habré sido muy dura? 

Suspiré y miré mi rostro, finalmente libre de los efectos de los anti gripales. 

- ¿Con que fabulosa? - Le pregunté a mi reflejo. - Ahh... Tori Vega... A veces te odio más de lo normal - 

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- ¡No! ¡Deja eso! - 

Un manotazo inesperado me arrebató de las manos la botella de agua que estaba a punto de beber, salpicándome un poco al caer al piso. 

- ¿¡Estás loca!? - Pregunté sorprendida. 

- ¡Loca estás tú! - Me acusó - Acabas de salir de un resfriado y pensabas beber agua del congelador - 

- ¡Hace calor! No voy a beber agua caliente -

Se pegó a mí con mirada retadora. 

- Te prometo que si llegas a ingerir una sola gota a una temperatura que no sea ambiente, voy a hacer que te tragues el plástico para que tengas una buena excusa para morirte - Su dedo indice taladraba mi hombro. 

Debo reconocer que era una amenaza bastante buena y muy creíble su tono. 

- De acuerdo... - Me resigné y tomé una botella al tiempo. - ¿No podías sólo quitarme la otra de las manos, neurótica? - Miré el charco en el piso. 

- Me sacas de mis casillas, Jade - Se recargó de brazos cruzados en la barra. 

Tuve ganas de fastidiarla un poco en ese momento. 

- ¿De verdad? - Tomé la botella del suelo y con cuidado la coloqué sobre la barra. Muy cerca de Tori. 

- Muy correspondido tu sentimiento... - Mantuve mi posición, hablándole con mi mirada clavada en la suya. 

CUARENTENA - JORIWhere stories live. Discover now