¿Me Amas?. Jeff The Killer X Slenderman [PAUSADA ]

XVIII

Nina jadeo cansada, el sudor recorría su frente y caía en gruesas gotas por su cuello.

Pego su espalda a una de las paredes del edifico donde vivía Laughing Jack.

Había tenia un pequeño problema con algunas patrullas.

No sabe el porque estaban tan alterados los uniformados, pero una pequeña corazonada le decía  que era por culpa de Jeff. No sabe a quien pudo haber degollado, pero al parecer era alguien muy importante. Rio cansada.

Por supuesto, no mide el peligro de sus actos.

Es Arriesgado...

Dios, que sexy.

Retuvo su respiración cuando escucho las sirenas de una patrulla avanzar a todo velocidad calle arriba, suspiro una vez que se fue.

Sentía como sus músculos le rogaban que descansara, el calor de la sangre bajo su piel, recorriendo sus arterias y sus pulmones subiendo y bajando como nunca.

Estaba mas que agotada.

Pero debía tomar fuerza de algún lugar de su cuerpo.

Debía hablar con ese payaso.

Examino su entorno, y tras asegurarse que no había ningún peligro, dio unos cuantos pasos y rápidamente empujo las grandes puertas, atravesándolas cuando el espacio entre las maderas era suficientemente grande para su delgado cuerpo.

Las cerro y se dejo caer de rodillas, sus oídos identificaron mas patrullas ir calle arriba.

Suspiro aliviada.

Seria mentir descaradamente, si dijera que no tenia la intención de acostarse en el suelo y dormir, pero no, necesitaba avanzar.

Por Jeff.

Hazlo por él.

Tomo una gran cantidad de aire y se coloco de pie, apoyando sus manos en sus mismas rodillas.

Limpio el sudor de su frente, veía al frente, la casta luz de la luna que se colaba por el tragaluz roto le permitía apreciar la sombra de su entorno, con ayuda de su memoria y la pobre iluminación, se acerco a los primeros escalones y tras palmear con sus manos donde se encontraban; con trote subió las hermosas escaleras, se tropezó un par de veces, pero lograr llegar viva al final de las mismas; la casa estaba sumergida en la total oscuridad, se arrodillo y tomo su mochila de su espalda, abriendo uno de los cierres introdujo su mano derecha.

Logro tocar una textura dura y fría.

Una linterna de plástico.

Justo lo que necesitaba.

Volvió a cerrar el cierre y a colocarse la mochila sobre uno de sus hombros.

Golpeo un par de veces la linterna hasta que la luz logro manifestarse.

Sonrió, y ahora, con la ayuda de la luz artificial, se dirigió a la habitación de la ultima vez; supuso que estaría ahí.

Llego a la puerta y arreglo su cabello dejo su mochila a un lado de la puerta y palmeo su falda y medias, debía estar mínimamente presentable.

La linterna la dejo en su mano izquierda.

Toco melódicamente la madera con su puño derecho.

Espero unos segundos.

Pero nadie atendía.

Suspiro con paciencia.

Volvió a tocar.

Pero así como en el anterior caso, un silencio absoluto fue lo único que le dio la bienvenida.

Frunzo su ceño, apago su linterna y la guardo en uno de los bolsillos de su falda; introdujo su mano en su sudadera y tomo firmemente el mango de su cuchillo. Se coloco a un lado de la puerta y giro el pomo.