XXVI

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El Rey se sentía hastiado.

Tras detener las suplicas y el llanto del Ente en una muy clara advertencia rebosante de fuego,  quemaduras y dolor para el mismo; el silencio sucumbió en su palacio, solo siendo opacado por el llanto lejano de aquellas Almas a las cuales perturba su reino.

Gruño de molestia, los cimientos de la construcción temblaron estrepitosamente.

Zalgo estaba furioso.

Necesita algo para desviar toda aquella ira retenida y enfurecido carácter que lo único que le daban era migraña. Algo como el sexo, así como a el le gusta: Salvaje, ruidoso...

Doloroso.

Lastima que el candidato digno de aquello, se encuentre bañado en ese apestoso aroma mortal. Ese aroma que tanto le repugna, y del cual, en cierta forma, depende.

No era la primera vez que eso pasaba, aun así no podía ignorarlo, no podía pasarlo por alto; y sabia perfectamente de quien se trataba y quien era el culpable de que su apetito sexual haya sido frenado de golpe; pero, simplemente no podía intervenir; el trato que hizo con Ben se lo impedía. Y esa humana que tanto odia Ben, era demasiado importante para su plan que estaba dispuesto a sabotear nuevamente.

Aunque, hay reglas que no le molesta saltarse. Así como esa pequeña y horrenda Alma en su collar. Aquel dorado dije en forma de rubí, con la flama danzante en su interior, la desesperación en sus movimientos le hacia gracia.

Tenia ''Prohibido'' molestar a esa pequeña Alma, que era la piedra angular de todos los acontecimiento vividos en aquella burbuja de poder maligno. Una burbuja de tiempo... Un Ciclo sin fin. Ben tenia la paranoia que si se le molestaba mucho, podía romper el seño con el cual fue encadenado... Estúpido Demonio de bajo rango, Él es el Rey, soberano del puente que conecta el mundo Terrenal y el Mundo de Fuego. No es alguien cuyo poder fuera tan débil.. Por lo menos no dentro de algunos años.

Tal vez, haya encontrado la forma de liberar tanta tención.

Tomo con burla y una sonrisa socarrona la delgada cadena dorada que colgaba de su cuello. Alzando el dije frente a su rostro, la flama se detuvo un momento, paralizada ante la atenta mirada de aquellos ojos detonantes del caos mismo.

Pero, en un repentino movimiento, esta empezó a golpearse así misma contra el cristal, una y otra vez, enfurecida y frenética. Zalgo soltó una hilarante risa por sus seis bocas que sacudió su reino de temor. Reía del sufrimiento de esa Alma, reía de lo desesperada que estaba.

—Vamos.— Animo sarcásticamente. — Sigue golpeando, quizá logres salir.—

La pequeña flama continuo, los golpes contra el cristal podían escucharse como suaves toques a una fina copa de vidrio, inútilmente se hacia daño así mismo.

—Eres como tu padre... Un patético Ser que no se da por vencido. Aunque eso ultimo me favorece.— Sonrió, retomando su andar por su enorme palacio. —Pronto seras liberado, no entiendo por que eres tan impaciente.  Los golpes no cesaban. — Me pregunto... ¿Seguirás siendo la raíz de ese dolor infinito para el único humano tan estúpido para soportar todo?— La flama dio un ultimo golpe antes de quedarse estática. 

Zalgo ensancho su sonrisa.

—Veo que eso es un si.— 

Soltó la cadena, dejándola caer sobre su pecho, los sonidos de golpes cesaron y la Flama descendió lentamente hasta el suelo de su prisión, encogiéndose con tristeza y un aparente sufrimiento silencioso; sus colores se apagaron hasta hacerse blanquecinos. Zalgo volvió a reír en una sonora carcajada maligna, continuo su recorrido por sus territorios, el ambiente aun presentaba dureza e ira, pero el sufrimiento de aquella Alma le devolvía una pequeña chispa de tranquilidad.

¿Me Amas?. Jeff The Killer X Slenderman [PAUSADA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora