XV

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La noche había caído y una vez segura que todos ya estaban durmiendo me levanté, me cambié a un vestido verde y mi capa, dejé mi espada encima de mi cama y salí para encontrarme con Aslan

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La noche había caído y una vez segura que todos ya estaban durmiendo me levanté, me cambié a un vestido verde y mi capa, dejé mi espada encima de mi cama y salí para encontrarme con Aslan

- ¿Lista pequeña? - me preguntó -S... Sí- dije tartamudeando un poco y sentí que mi corazón latía fuertemente así que coloque mi mano en mi pecho, la muerte nunca me había preocupado, pero supongo que nunca pensaba mucho en ella   -Tranquila, todo estará bien- me dijo así que me sujete de su melena y caminamos.

Habíamos salido del campamento cuando sentimos que nos seguían

- ¿No deberían estar durmiendo? - pregunté

-Lo lamentamos- se disculpó Su -No podíamos dormir- agregó Lucy - ¿Los podemos acompañar? - pregunto Susan -Claro, su compañía nos haría bien por un rato- dijo Aslan y seguimos caminando, pero ahora en compañía de Lucy y Susan en silencio.

-Oeste, solo quería disculparme- dijo Susan acercándose a mi - ¿Por qué? - pregunté confundida -Siento que fui demasiado hostil cuando te conocí- mencionó apenada a lo que yo apretando su mano dije -Lo entiendo, yo hubiera reaccionado igual- y ella sonrió -Edmund y tu harían una linda pareja- mencionó pasando su brazo por el mío entrelazándolos - ¿A si? - pregunté con una leve sonrisa

-Tenemos que continuar solos desde aquí- dijo el león -Pero Aslan- dijo Su -Confíen en nosotros, tenemos que hacer esto- dije sonriendo un poco para no preocuparlas, me separe de Su y le di un pequeño beso en la cabeza, después me acerque a Lucy e hice lo mismo

-Gracias Susan, gracias, Lucy y hasta siempre- dijo Aslan y seguimos caminando solos y en silencio.

Llegamos a la mesa de piedra la cual estaba rodeada de las tropas de Jadis y ella estaba justo en el medio de la mesa esperándonos con un cuchillo en la mano

-Admiren a él gran león y la valiente protectora de Narnia- gritó ella haciéndole un gesto para que nos tiraran al piso, sentí un golpe y el frío de la piedra, mi corazón empezó a acelerarse.

-Atenlos con fuerza- ordenó y a Aslan lo ataron de las patas delanteras después de las traseras y por último le ataron una cuerda alrededor del hocico y a mí me amarraron un trapo alrededor de la boca, me amarraron los brazos y las piernas.

- ¡Esperen!, primero hay que raparlos bien- dijo y todos los secuaces de Jadis, lanzando gritos de entusiasmo, cortaron la melena de Aslan y un minotauro corto todo mi cabello hasta casi raparme por completo sin importarle qué se llevara algunos pedazos de mi piel.

-Tráiganlos hacia mi- dijo con sonrisa triunfal y nos arrastraron en frente de ella la que hizo un gesto para que todos se callarán y después empezaron a hacer golpes al unísono y a un mismo ritmo, yo no dejaba de ver al león con lágrimas en los ojos y él me correspondía la mirada triste, Jadis se agachó al lado de Aslan y le susurró algo que no alcance a escuchar y después se giró hacia mí, tomo mi cara apretándola para hacer que la viera a los ojos -Espero que haya valido la pena sacrificarse por alguien que apenas conoces- me susurro y soltó bruscamente haciendo que chocara con el piso, me sentía fría y temblorosa pero al ver a Aslan con una mirada calmada aunque triste al mismo tiempo me hacía, extrañamente, sentir más tranquila.

-En esta noche, la gran magia al fin se apaciguará y en la mañana conquistaré Narnia para siempre- gritó la bruja y se empezaron a escuchar gritos de alegría y entusiasmo, no pude evitar que un mar de lágrimas saliera de mis ojos nublado mi vista

-Y está espera, desespera y ¡Muere! - grito la bruja clavando el cuchillo en el cuerpo de Aslan y el ver que sus ojos se cerraban me hizo soltar un grito ahogado por la tela

-¡El gran gato, está muerto!- gritó una vez que confirmo que había fallecido y después me volteó a ver -Y por último pero no menos importante, la valiente protectora Oeste, que sacrificó su vida por un tonto muchacho- dijo y pude ver cómo levantaba el cuchillo encima de mi estómago y al bajarlo solo pude sentir una fría punzada en este y casi inmediatamente después el calor de mi sangre correr por mi abdomen, poco a poco los vítores de victoria se hacían lejanos y mi vista se nublaba hasta que no hubo nada, ni ruido, ni luz, solo un inmenso vacío y supe que todo estaría bien.

𝗟𝗔𝗧𝗜𝗗𝗢/ El león, la bruja, la profecÍa y los guardianes (LCDN#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora