23

3.6K 243 19
                                    

Malena

Me até los cordones de mis Vans negras, me ajusté la pollera y me abroché los botones de la camisa del colegio.

Hoy me había despertado de buen humor, aunque un tanto nerviosa por saber lo que planeaba hacer.

Fui al espejo y me puse un poco de corrector, que después sellé con un polvo compacto. Agarré del cajón, la máscara de pestañas que usaba casi todos los días.

Finalicé cuando me terminé de peinar, di un suspiro y agarré la mochila intentando pensar como sería la forma en la que hoy iba a volver a hablarle al castaño.

¿Debería acercarme y ya? ¿O mejor creo una situación para ir a hablarle? No dios, necesitaba arreglar las cosas hablando por mi propia cuenta.

"Bien, me acerco en el recreo cuando esté solo, intento que me perdone, y si no funciona, piña en la boca, ay no así no era. Si no funciona, me voy, si si bien" Repetía en mi cabeza memorizando el plan tan simple que debía hacer, era increíble como algo tan sencillo se me complicaba tanto al tener de por medio al castaño.

Salí de mi casa y unos pocos minutos después, me encontraba frente al colegio un día mas.

Entré y llegué al aula un tanto inquieta, me sorprendí cuando vi que había solamente 3 personas dentro de ella. Efectivamente, nunca más llego temprano.

Me senté e intenté dormir un poco hasta que empezara la clase. Por lo menos así lograría despejarme un poco y estar más confiada para cuando llegue el momento.

Sentí como me movían de un lado a otro, abrí los ojos encontrándome con Daniel, tenía los ojos rojos y parecía estar medio en pedo ¿Habían salido?

-Ya vino el profe Malenita- Si, estaba en pedo. Fue fácil de desifrar tras ese apodo y como pasó su mano por mi pelo, mientras se iba balanceándose para los costados.

Me enderecé en la silla y giré mi vista un poco casual para ver a Valentin. Arrugué el ceño dándome cuenta que era el único que faltaba en su grupo de amigos.

Ya estaba de mal humor, mordí mi labio y caí en cuenta que la única forma de poder verlo antes del lunes en el aeropuerto, era ir a su casa.

Las horas en el colegio se pasaban tan lentas sin poder ver al ojiazul concentrado mordiendo un lápiz mientras se reía de los chistes que hacían con sus amigos.

Tocó el tombre indicando que era la hora de salida, había termiando el día de una vez por todas.

Me fui lo más rápido posible del colegio, no quería interrupciones ni pelerame con nadie, quería llegar a la casa del castaño y arreglar todo de una vez por todas, no quería perderlo como perdí a todos los demás.

Llegué a la parada del colectivo y pasé la sube para poder entrar. Por suerte era primera parada, y los lugares estaban super vacíos. Me senté despreocupada de todos presentes. Miré el camino a través de la ventana y me focalicé para inventar una especie de conversación imaginaria entre Valentin y yo, para practicar que decirle cuando lo tenga en frente.

Me bajé y caminé unas cuadras hasta llegar a su casa. Me paré frente a su puerta, saqué mi celular y abrí la cámara de fotos para ver que tan mal estaba.
Hice una cara de asco al ver mi cara de dormida y mi rimmel medio corrido tras dormirme también en la hora de Biologia. Acomodé un poco mi pelo, que era lo mínimo que podía hacer, y lo que estaba a mi alcance en esos momentos.

Mojé mis labios y pasé las manos por mi pollera al notar lo sudadas que estaban, detesto el calor, y mis nervios.

Suspiré y junté fuerzas para tocar el timbre. Se aproximaron unos pasos y me apresuré a guardar el celular.

Me abrió la puerta el castaño, tenía una camisa a medio desabrochar y los ojos medio rojos al igual que sus amigos, inmediatamente sentí el olor alcohol proveniente de, posiblemente, todo lo que había consumido.

Me arrepentí cuando pensé que quizás no era un buen momento para venir, ni siquiera le avisé que le iba a caer. Suponía que iba a tener cara de dormido, pero por lo menos se habría bañando.

-¿Male?- Preguntó mientras achinaba sus ojos por el sol que pegaba directo en su cara. Asentí y vi como formaba una media sonrisa al igual que yo, lo que hizo que me despreocupara de todo lo que pasaría después- Pasa- se hizo a un lado y se abrochó la camisa. Me giré hacia él y ahora que lo veía mejor, estaba re en otra.

-¿Estás en pedo Valen?- Cuestioné ladeando un poco mi cabeza y ahogando una risa de por medio.

-No sé Male, te extraño- Habló mientras estiraba sus palabras y resbalaba en algunas letras de su oración. Se acercó cayendo un poco de costado y se recargó sobre mí para abrazarme.

Por más que me gustaría disfrutar del volver a tenerlo cerca, el olor a tabaco mezclado con drogas y alcohol me hacían desconcentrar de todo mi alrededor.

Sentí como caía mas peso en mí, giré un poco mi cabeza para intentar verlo, tenía los ojos cerrados y sentía como su respiración chocaba contra mi cuello.

Lo puse de pie viendo como abría un poco sus ojos y los volvía a cerrar con sonrisas de por medio. Agarré uno de sus brazos y lo pasé por detrás de mis hombros, para ayudarlo a caminar.

Las escaleras estaban muy lejos, y se me iba a hacer imposible subirlo yo sola. Observé mi campo visual analizando todo el ambiente. Mi mente hizo un click y se acordó de la primera vez que había venido a su casa, cuando estaba enfermo, al lado de la cocina pasando un pasillo había un sillón.

Después de varios minutos de puro arrastre, logré acostarlo. Estiré mi espalda una vez que ya no debía sostenerlo, como pesa el hijo de puta.

Subí por las esclaeras lo más rápido que pude, dudando en si dejar solo o no al castaño. Entré a su cuarto y agarré una frazada, ya casi estábamos en primavera, pero el cambio climático hacía que aún haya días de frío, como hoy.

Bajé y a lo lejos lo vi dormido en el sillón. Mordí mis labios nerviosa pensando que iba a hacer ahora ¿Me quedo? Rasqué mi nuca y opté por sentarme hasta que se levante, vine para arreglar las cosas, me quedo hasta cumplir.

Lo miré una vez más, era tan lindo. Tenía las pestañas largas y oscuras, y el piercing que decoraba su ceja era un orgasmo visual en esa cara tallada por los mismísimos dioses.

Suspiré sabiendo que había empezado a sentir algo por el castaño, y maldecí el día que sacó mi primera sonrisa.

Abstraído; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora