dos.

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Murcia, España, 2017.

Oriana Pérez.

—¿me lo dices en serio o estás de coña? —decía Ginés, mientras me veía incrédulo.

— te lo digo en serio tío, ¿por qué debería ser una broma? 

—no sé tía, pero ¿por qué a Italia, no podías irte a Madrid o no sé a Barcelona? —dijo y yo reí.

—porque prefiero graduarme en un colegio de Italia, que en uno de Madrid chaval —respondí— es una excelente oportunidad cielo, no la voy a desperdiciar. —dije mientras pasaba mi mano por su cabello.

—no Ori, tía —dijo alejándose, se levantó de la cama y se colocó al lado de la ventana.

—¿te vas a enojar porque quiero ir detrás de mi sueño, de lo que quiero? ¿me estás hablando en serio Ginés?  —lo miré molesta, pero él no respondió— no puede ser que seas así de egoísta, deberías alegrarte como mínimo, porque yo siempre te he apoyado, y no lo hago por deber sino por querer. 

—es que no quiero que te vayas —dijo molesto— porque no quiero tenerte lejos. —esto último lo dijo en voz baja.

—tampoco me encanta la idea de estar lejos de acá —dije colocándome a su lado— pero de verdad quiero y la oportunidad está, y no la pienso desaprovechar. 

—llevo toda la vida teniéndote a mi lado, que no sé qué hacer ahora que vayas a estar lejos. —habló, sus ojos estaban aguados, y esbozaba una sonrisa triste, yo tampoco lo quería tener lejos.

Ginés Paredes, vecino y amigo de toda la vida, mi mejor amigo desde siempre, no había forma de que él no entrara a mi vida, íbamos a todas las clases juntos, compañeros de toda la vida. Siempre estamos juntos, así que una parte de mí entendía su sentimiento, yo tampoco quería dejarlo, no quería dejar a mi otra mitad, como me llamaba él, pero tampoco quiero que sea él quien se interponga en mi sueño.

—pero no me estoy yendo ya mismo, aún me vas a tener un mes más por acá —dije tocando su brazo— un mes más en el que me vas a soportar entrando a tu casa en pijama, todos los días a las nueve de la mañana para despertarte. —dije y él rió.

—bueno diecisiete años de amistad crean una confianza muy grande, ¿no? —dijo riendo— prométeme que estando allá no te vas a olvidar de mí, y no me vas a cambiar por un italiano guapo y de ojos claros. —dijo divertido.

—tú eres de ojos claros chaval —respondí.

—pero no dijiste que soy guapo, haremos como que no me dolió. —dijo fingiendo dolor. 

—mis papás siempre me dijeron que era malo mentir —respondí, y él se llevó una mano a su pecho mientras hacía un puchero, reí ante su drama, porque era experto en esto. Sin un previo aviso me tumbó haciendo que caiga en su cama y él quede sobre mí.

 Ginés y yo aveces teníamos acercamientos intensos, pero nunca con doble intención, sin embargo ésta vez podía notar cierta intensidad en sus orbes verdes, parecía que estaba escaneando mi rostro, aunque dudo que haya algún rasgo mío que desconozca, llevamos toda la vida viéndonos la cara.

—nunca me faltes Ori, porque sin ti me perdería. —dijo en un susurro.

sueños interpuestos ; walls. Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ