CAPÍTULO 11

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Ya en la cabaña Fitzgerald estamos los seis, con las decoraciones y la comida para la fiesta de Kenna, con un ambiente tenso pero los chicos lo aligeran con sus bromas y charlas de lo que han hecho y más Tommy.

- ¿Si jugamos póker? -pregunta mi primo intentando quitar el silencio incomodo que se instaló después de la llamada de Tommy, he de imaginar que la relajada Fresia que llegó en la mañana con planes para que esta tarde fuera lo mejor para Kenna está dejando a su alrededor un campo minado donde cualquier persona que intente acercarse está a ciegas y con probabilidades de pisar una mina. Tenía tantas esperanzas que hoy tuviera un ambiente relajado y más que están los chicos aquí, siempre nos sacan una risa o sonrisa, haciendo que se nos olviden nuestros problemas o porqué estábamos peleadas entre nosotras.

- ¿Qué tal mejor, vete a pescar? Un juego tranquilo, donde nos podamos divertir. – Propone Fresia, igual que yo, no somos amantes de las apuestas, además que los chicos a veces sacas chistes que solo ellos entienden o recuerdos de jugadas pasadas, donde ni una ni otra los entiende y nos van dejando de lado que hasta en un momento parece que nunca estuvimos jugando con ellos y es ahí cuando estamos en el sillón o afuera con nuestras bebidas charlando o planeando como asustarlos.

-La señorita, teme por un buen juego de póker, temes perder. -por primera vez desde la pelea telefónica que tuvieron, están hablando, no de la manera que esperaba, pero un diálogo cara a cara.

-No, pero vinimos a divertirnos no apostar y dejar de lado la convivencia, y se vuelvan dos grupos, porque admítelo, cariño, los niños seguirán jugando y tú te aburrirás y estarás con nosotras platicando y comiendo pastel mientras que ellos se habrán olvidado que vinieron por tu cumple. - okay, eso no lo esperaba y ninguno de nosotros razón por la que nos alejamos un poco de las dos. Matthieu se me queda viendo por un rato, como si estuviera armando un rompecabezas, y cómo si diera con la idea correcta, sonríe, llamando la atención de Tommy, haciendo que lo acompañe a otro lado, dejándonos a mi primo y a mí, solos con las fieras, cobardes.

-Y quién te hizo creer que tú decides con que nos vamos a divertir en MI FIESTA DE CUMPLEAÑOS. - replica molesta, haciendo que su cara parezca tomate, razón por la que mi primo y yo casi nos aguantamos la risa y ahora tenemos a una Kenna encolerizada. - ¿Qué es tan gracioso? ¿Qué siempre tenemos que pedirle permiso a Fresia para lo que sea, hasta cómo vivir nuestras vidas? -rechista, nunca la he visto tan enojada ni a Fresia con los ojos acuosos, pero con un porte imperturbable.

-No era mi intención, hacerte sentir así.- susurra átonamente Fresia, mirando al suelo.- No pensaba decirlo y ni era la manera pero creo que mi disculpa se ha tardado, no hay momentos correctos ni formas correctas, ya que mis palabras y promesas serán válidas por mis actos y para eso tiene que pasar tiempo y por eso te pido Kenna Adams, mi querida amiga, que me perdones y me des una segunda oportunidad de ser tu amiga, sé que no ha sido la primera vez , cómo has dicho he intentado controlar y mandar a todos sobre qué hacer. Entonces, aquí mi promesa que intentaré no ser tan mandona, ya que los malos hábitos que tengo, no te voy a engañar diciendo que los puedo arrancar y suplirlos por buenos hábitos. -termina su discurso Fresia con lágrimas en los ojos, viendo a Kenna, temiendo por un veredicto que a las tres nos destrozaría el corazón.

De un momento a otro, Fresia y Kenna se abrazan, soltando lágrimas de los sentimientos que las ahogaban en estos días, y claro, está, yo como persona sensible y también amiga de ellas, corro hacia ella para abrazarlas y llorar juntas, superando un obstáculo más y salvando nuestra amistad.

- ¿Qué paso, aquí? -preguntaron al unísono Matthieu y Tommy, junto con unos palos de espuma.

-Ya están conciliadas. -dice mi primo con confusión en los ojos, ya que toda esta escena lo ha sacado de onda y más la gravedad y profundidad de las palabras de Fresia en su disculpa.

El Secreto de La BuganvillaWhere stories live. Discover now