Capítulo 9: Lunático y Canuto

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Capítulo nueve: Lunático y Canuto

Todo parecía ir mal. Había señales. Ni Sirius ni Remus se dirigían la palabra y el ambiente se estaba tornando extraño. James no lo entendía. Sirius parecía no tener ánimos de sonreír ni hablar demasiado y Remus iba tan callado que seguro estaba molesto.

Cuando James se había acercado a Remus, antes de subirse al tren, le había preguntado si Sirius le había dicho algo, y Remus se había limitado a suspirar antes de responderle "Hablamos y está todo solucionado. Supongo". Y cuando se había acercado a Sirius a preguntarle lo mismo, éste sólo le había dicho "Algo así".

Peter también había notado que pasaba algo entre ellos y James no podía dejar de sentirse culpable por todo. Él había convencido a Sirius de que se declarase y era obvio que Remus no le había correspondido.

Suspira. Se dice que si no hablaban ese día, entonces se pasarían todo el verano sin enviarse ni una lechuza y eso sí que no lo podía permitir. No podían dejar de hablarse solo por eso. Decidido se aclara la garganta y mira hacia Peter.

—Pete, vamos a buscar a la señora del carrito.

—Pasó hace diez minutos –el aludido pestañea confundido, apuntando a la enorme cantidad de dulces que tenía en el asiento.

—Bien, pero olvidé el jugo de calabazas y ya tengo sed.

—Te puedo dar del mío.

—Tengo mucha sed, Peter. -insiste, con impaciencia.

—Me parece que Remus compró uno extra ¿Remus, se lo dejas? –James mira a Lunático quien asiente y le tiende la botella.

—Quiero más jugo, de verdad, muero, pero muero de sed. –insiste. Peter suspira resignado.

—Vale, vamos.

Remus no despega los ojos de los interminables arboles que el tren dejaba atrás. Siente cierto alivio cuando James y Peter dejan el compartimento porque la tensión que había en ese minuto le asfixiaba. Sube sus ojos a Sirius, quiere decir algo, pero no sabe exactamente qué. Sin embargo, es el moreno quien se aclara la voz.

—Remus, no debí entrometerme tanto en tus cosas. En serio. –le dice sincero, con la voz ronca y totalmente serio —Yo pensaba que te ayudaba. Quiero que seas feliz y no me di cuenta que me estaba pasando. Muchas cosas se me dan bien pero a veces me sobrepaso –ríe sin gracia —Y quiero que sepas que si quieres estar con Adley, tienes todo mi apoyo y no haré nada para que se separen. Lo prometo.

Remus suspira. Se inclina. Cada vez que Sirius le recuerda lo amigos que son, él grita por dentro porque no quiere ser solo eso, porque quiere, y siempre ha querido, ser mucho más que eso y en ese minuto las palabras queman por decirlas. Se calma para no perder la compostura, pero los ojos grises de Sirius le descolocan.

—Que no quiero ser tu amigo, canuto –le suelta, tan molesto que puede ver como algo se quiebra en Sirius. Quiere corregirse, pero sin darse cuenta, se está abalanzando a sus brazos antes de besarlo.

Sirius se congela un segundo y a Remus se le viene el mundo abajo ¿Qué ha hecho? Ahora sí que la ha cagado y en grande. Quiere desaparecer. Puede que lo haga, ya tiene licencia pero en el tren no es posible la desaparición. ¿Qué rayos le ocurrió? Él siempre ha intentado no ser tan impulsivo. Mira de reojo por las ventanas para ver si se podían abrir pero si Sirius lo dejara de besar podría ver mejor... Un momento... ¿Sirius le devolvía el beso?

Sí, lo hacía.

Los labios del moreno se movían contra los suyos, con fuerza, calientes y sus dedos se aferraban a su cuello, como si quisiera impedir que se alejara. Era un beso con el sello Sirius.

—Qué... lo siento... -le dice Remus.

—Te quiero. –le suelta Sirius y vuelve a besarlo.

***

1 Mes después:

—Y este es uno de los museos más importantes del mundo –les comenta Remus —Tiene más de ocho millones de objetos de todo el mundo.

—Mátenlo.

—¿Y saben que es lo mejor? Es gratis. Vamos, entremos. –Los tres le siguen y se detienen un momento en el umbral para admirar el edificio por dentro. —Este museo abrió por primera vez por allá en los años 1700 pero no aquí, sino en la mansión Montagu.

—Mátenme a mí.

—Los muggles obviamente no lo saben, pero la mansión fue donada por un mago multimillonario que no tenía hijos ni parientes a quienes heredar sus propiedades. Así que todo vino a parar a este museo.

—Peter, por favor. Un avada Kedavra, rápido aquí –apunta a su pecho.

—Podemos iniciar con el recorrido que está por empezar y luego vamos a la sección mágica del museo.

—James, tú si puedes hacer que se calle.

—Canuto, si no quieres estar aquí puedes irte –le regaña el licántropo —Hay un bar cerca, ve y espéranos ahí.

—No puedo ir solo, chicos. ¿Qué pasa si alguien quiere ligar conmigo? –levanta las cejas —No puedes permitir eso, Remus.

—No soy celoso, ve.

—Corre, canuto –le dice James, más interesado en ir a ver las momias.

—Que va, no solo tengo un novio aburridísimo, sino unos amigos también.

James rueda los ojos y sin resistirlo más corre hasta la sección de las momias, Peter le sigue y Sirius se queda solo con Remus.

—En serio, Sirius, si estás aburrido puedes ir a otro lugar.

Sirius sonríe, rueda los ojos y para sorpresa de Remus, enreda sus dedos con los de él.

—Dame la mano, enclenque. –le besa la mejilla —Incluso cuando das tus charlas aburridas es alucinante verte.

—¿Es un cumplido o debo ofenderme?

—Un cumplido.

—No se siente como uno.

Sirius rueda los ojos, con una sonrisa en el rostro.

—Vamos dime más de este museo.

—¿Seguro?

—Sí, me gusta verte feliz.

—Y a mi verte aburrido.

—¡Tortolitos! –grita James desde alguna parte —Apresúrense.

—Vamos, o si sigue gritando nos correrán.

Remus camina de la mano con Sirius hasta donde estaban sus amigos. Y piensa que nada malo puede pasar si está con ellos.

Poco más tarde, Sirius y James insisten en tocar todo lo que no se puede tocar. Suspira. Tenía un largo verano por delante.

Fin

*** 

Hola!

Y aquí acaba el fic ñ.ñ Cortito pero era mi primer Wolfstar. 

Espero les haya gustado! Muchas gracias a todxs por leer!!! <3 <3

Gracias también a la bella de @NaoCoffee por ser la mejor beta! <3 <3

Tengan una hermosaaaa semana!

=Elie

Be my date | WolfstarWhere stories live. Discover now