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La ciudad iluminada, como siempre, pero mas calurosa que nunca gracias al verano le brindaba a Anne la posibilidad de salir a tomar aire fresco cada noche. Aquella, en la que Marilla Cuthbert le había pedido que fuese a comprar leche a la tienda que quedaba a unas calles del edificio en el que habían vívido desde que la pelirroja tenía memoria ella planeaba quedarse a terminar de traducir una de las tantas canciones en las que había trabajado durante las vacaciones o a terminar un libro que definitivamente sería su nuevo favorito, sin embargo fue tan rápido como pudo, casi corriendo, y seguro con la prisa que tenía no estaba viendo al frente, porque al momento de subir a su apartamento se chocó con su vecina.

-Hola -saludó ella.

-Hace calor ¿no es así? -preguntó la mujer.

Anne asintió y siguió subriendo.

-Ya llegué -avisó cerrando la puerta.

-Gracias -dijo Marilla al verla-, pero no era necesario que trajeses una bolsa.

-Yo no la pedí -respondió la chica metiendo la caja de leche en la nevera-, la cajera lo hizo.

-Le hubieras dicho que no.

Anne comenzó a servirse un poco de té helado mientras evitaba responderle a su madre adoptiva.

-Sirveme también, por favor -dijo la mayor, quien se encontraba escribiendo algo en unas hojas de papel.

-Matthew, ¿quieres té helado? -preguntó.

-Me encantaría, voy en un momento -dijo levantándose de su asiento, había estado pegado frente a su computador por horas y supuso que era buen momento para finalmente descansar.

-¿Todavía estás imprimiendo? -preguntó Marilla.

Él asintió.

-Deberías comprar una nueva computadora -sugirió la misma volteandose a verla, luego se levantó y vio las cenizas de lo que el hombre había fumado durante el día-. Fumas demasiado -se quejó.

Matthew la ignoró.

-Tuviste que haber ido a Avonlea -dijo tratando de tener una conversación con Anne.

Ella negó con rapidez sin dejar de leer su libro.

-Ni en sueños, Jerry me agota.

-Por cierto, mañana trabajo -anunció.

-¿Quieres que te prepare algo? -preguntó Marilla dandole la espalda.

-No, comere por ahí. La biblioteca está implementando el sistema de código de barras.

Anne levantó la mirada rápido.

-Yo prefiero el sistema de fichas.

-Yo también -dijo el hombre mirandola cálidamente.

En ese momento su atención se centró en Marilla, lo llamaba para decirle que algo no estaba bien en la computadora, por lo que se levantó de la mesa dejando a Anne seguir con su lectura. Cuando ella llegó al final del libro vio la habitual ficha en éste, apoyó su mejilla en su brazo y se dispuso a leer los nombres de quienes habían estado antes que ella ahí. Su respiración se entrecortó un segundo al ver un nombre: Blythe, Gilbert 05/07.

-Este nombre -murmuró y se levantó corriendo directo a su habitación.

-No te duermas tarde -sugirió Matthew volviendo a la mesa.

-No lo haré -sonrió-, buenas noches.

Entonces entró, cerró la puerta y a paso rápido corrió a su mesa de noche dónde encendió su lámpara y tomó uno de los libros de la pila, sacó la ficha y lo comprobó.

-Sabía que había visto este nombre.

Luego tomó otro, hizo el mismo procedimiento.

-Aquí también -se detuvo a mirar las fechas-. Pidió todos estos libros antes que yo.

Confundida e impresionada se sentó en su cama, luego se acostó dejando los pies fuera de ésta, tenía las tres fichas en sus manos.

-Gilbert Blythe -murmuró de nuevo-. ¿Cómo será? Me pregunto si es alguien simpatico.

Gilbert Blythe.







「𝐖𝐡𝐢𝐬𝐩𝐞𝐫 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐡𝐞𝐚𝐫𝐭 ; 𝐀𝐧𝐧𝐞 × 𝐆𝐢𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭」Where stories live. Discover now