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Capítulo dedicado a Monsnico

-¡Anne! -dijo Marilla a la mañana siguiente- ¡Levántate ya! Me voy.

La pequeña estaba confundida, frotó sus manos en sus ojos con el fin de ahuyentar el sueño, la mujer mayor abrió la puerta.

-¿No te pusiste pijama? Pon arroz al fuego, por favor -y salió corriendo.

-¡Adiós! -dijo aún medio adormilada, giró su cabeza y recordó algo que la hizo saltar de la cama- ¡No puede ser! ¡Tengo que ver a Diana!

Justo cuando estaba a mitad de la sala, Marilla volvió a entrar.

-¡Mi cartera! ¿La has visto?

-¿Y lo recordaste cuando estabas abajo? -preguntó la chica poniendole crema dental a su cepillo de dientes- ¿Buscaste justo al telefono?

-¡La encontré! Cierra con llave.

«Vaya desastre» dijo Anne mentalmente.

No tuvo tiempo para desayunar, así que untó mantequilla a su tostada, luego vio por la ventana de rapidez.

-El dirigible está volando muy bajo -soltó emocionada al ver que en este estaban escritas las palabras «Que tengas un buen día»-. Creo que hoy pasará algo bueno.

Caminó por varios minutos, sintiendo los rayos del sol quemando sus brazos y piernas, saludando a perritos conocidos y maravillandose una y otra vez con los paisajes de su ciudad, que recientemente parecían mas hermosos que nunca. Cuando finalmente llegó a su escuela vio a los muchachos jugando béisbol, mientras que las chicas tenis, una de ellas la saludó emocionada.

-¡Buenos días, señorita Stacey! -dijo Anne abriendo la puerta del lugar donde casi siempre ella solía estar.

-¡Anne! -dijo sorprendida- ¿Que haces por aquí?

-¿Puedo pedirle un favor inmenso?

-Espero que no sea nada extraño -dijo la mujer alejando su silla un poco.

-¿Me deja entrar a la biblioteca?

-¿La biblioteca? -dijo sorprendida, la chica asintió y ambas caminaron varios segundos por los pasillos- ¿No puedes esperar a que empiecen las clases?

-Sucede que ya leí todos mis libros y la biblioteca pública esta cerrada, me propuse a leer veinte libros antes que empiecen las clases.

-No olvides los examenes de admisión a la preparatoria -advirtió la maestra abriendo una puerta-, no tardes tanto buscándolo.

-Aquí está -dijo la pelirroja llevándolo.

-Que raro -dijo después de revisar las fichas-, nadie se ha llevado este libro antes.

-Es muy dificil de encontrar -explicó Anne-, la biblioteca pública no lo tiene.

Revisó la portada en la que se leía el título «Cuentos de hadas.» Luego lo abrió, en la primera página se leía: «Donado, colección Blythe.»

-Blythe -murmuró-. Señorita Stacey, ¿sabe quién es Blythe?

-Supongo que es quién lo donó -dijo sin levantar la vista-, pregunta a un profesor veterano.

-¡Anne! -una voz enojada se escuchó desde fuera, ella volteó para toparse con los ojos rabiosos de Diana- ¿Qué haces aquí? Te estoy esperando desde las once, si sigo esperando en el sol quemaré mi piel.

-Para, para, señorita Barry -dijo la maestra-, te preocupas mucho por tu piel.

-La piel es un tema muy serio, señorita Stacey.

La mujer trató de no reírse.

-Bueno, bueno, fuera de aquí, ahora.

Luego de un rato, ambas estaban sentandas en una banca bajo un viejo árbol. Anne sacó unos papeles de su carpeta y se los pasó a su amiga con tímidez.

-Lo intenté -empezó a decir-, no sé si te guste el resultado.

De lo que ella hablaba era de una canción que a ambas había cautivado durante el verano, «Country Roads» de Olivia Newton-John. Diana la amaba tanto que le pidió a Anne traducirla y hacer dos versiones diferentes de la misma para cantarla con sus amigas del coro estudiantil.

-Me gusta -dijo su amiga.

-A mí no -respondió Anne algo decepcionada-, es muy clásica, aunque escribí otra versión.

Diana empezó a leerla, se dio cuenta que en esa otra, Anne había cambiado la palabra «Country» por «Concrete» y se le hizo algo muy divertido, así que las dos rieron a carcajadas mientras la chica de cabellos negros la cantaba en un tono que casi nadie podía escuchar.

-¿Cual es el problema? -preguntó Anne a su amiga recordando que aún no sabía el porqué le había pedido verse- ¿No necesitas aún la letra?

Las mejillas de Diana empezaron a ruborizarse.

-Anne ¿Te gusta alguien?

-¿Qué? -preguntó, luego negó.

-Sería mas fácil estudiar si tienes a alguien que te ayude, nos animaríamos mutuamente.

-Diana, ¿estás enamorada?

Entonces empezó a susurrarle al oído.

-¡¿Recibiste una carta de amor?! -Anne estaba impactada.

Diana puso el dedo índice en sus labios.

-Haz silencio -bajó la mirada.

Pero Anne no podía contenerse.

-¿Cuándo?, ¿De quién?, ¿Es guapo?

-Está en otra clase, pero no esta nada mal -respondió aún apenada.

-Entonces, conocelo. Si no te gusta, le dices que no.

-Sí, pero...

-¡No me digas que te gusta otro!

Ahora si que Diana era un tomate.

-No me lo puedes ocultar -insistió Anne-, vamos, dime ¡Confiesa!

-Cha... Cha...

-¡Oye Diana! -se escuchó desde el campo de béisbol, ella cambió el rumbo de su mirada y Anne se giró a ver quién hablaba.

-¡Charlie!

-Asi es -dijo el chico- ¿Me pasas mi mochila? Es la azul, ¡Vamos Diana! Estás muy cerca a ella.

-Cierra la boca, calientabanquillos -dijo Anne.

Pero mientras él le gritaba algo sobre un campeonato regional, Anne se dio cuenta que su amiga ya no estaba, así que corrió a buscarla.

「𝐖𝐡𝐢𝐬𝐩𝐞𝐫 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐡𝐞𝐚𝐫𝐭 ; 𝐀𝐧𝐧𝐞 × 𝐆𝐢𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭」Where stories live. Discover now