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Bajo el brillo de las estrellas, Gilbert Blythe llevaba su bicicleta andando. Anne y él caminaban en silencio siguiendo el camino a la casa de la chica. Ella se preocupaba, tenía que hacer lo correcto, decir lo correcto frente a él. La había tratado tan bien después de todo.

-Ha sido divertido -dijo finalmente, la inseguridad en su voz era notoria-. Todos son muy amables.

-Ven cuando quieras -respondió el muchacho-. A ellos les encantaría.

Ella frunció el ceño.

-Pero solo para escuchar. Cantar es muy difícil -sonrió-. Eres un buen violinista. ¿Es a lo que quieres dedicarte?

-Hay muchos igual de buenos que yo -dijo sin despegar la vista de sus ojos, luego miró al frente-, yo quiero ser luthier.

-Sí -ella estaba un poco orgullosa de la decisión-, eso también lo haces muy bien.

-Hay un curso para eso en Cremona, Italia. Quiero estudiar allá.

La mirada de Anne cambió.

-¿No harás el bachillerato?

-Mis padres no quieren -empezó a decir-, mi abuelo es el único que me apoya.

Un auto tomó una curva cegándolos con sus brillantes luces, Gilbert tomó la bicicleta y se paró frente a Anne con el fin de protegerla si en caso tal, algo llegase a salir mal con el vehículo. Ella cambió de lado cuando todo pasó y con la mirada ida comenzó a hablar.

-Debe ser genial saber a qué quieres dedicarte -luego lo miró-. Yo no tengo ni la más mínima idea. Vivo el día a día.

-No sé si podré ir o no -continuó el chico-. Discuto con mis padres todos los días. Pero hasta que no vaya, no sabré si tengo talento para esto.

Los dos se quedaron en silencio el resto del camino.

-Te acompaño hasta tu casa -insistió él en una esquina.

-No -dijo la pelirroja-, está aquí cerca. ¡Hasta luego!

-¡Anne! -exclamó cuando ella estuvo a varios metros de distancia. Ella se giró- Tienes talento para la poesía, la canción de antes me gusta mucho, pero prefiero «Concrete Roads» -dijo finalmente.

-¡Pero si me dijiste que lo quitara!

-¿En serio dije eso?

-¡Sí!

-¿En serio? -preguntó confundido.

Ella cambió el enojo por una pequeña sonrisa.

-Gracias por todo, Gilbert. Buenas noches.

Y corrió a su casa, él la vio alejarse por varios segundos hasta que finalmente comenzó a pedalear en dirección a la suya.

-Anne, no duermas con la lámpara encendida de nuevo -dijo Jerry entrando a la habitación.

-Jerry -dijo mirando el techo.

-¿Sí? -respondió sin verle el rostro.

-¿Cuando decidiste lo que querías ser? -preguntó, teniendo en cuenta que él ya iba a la universidad y era lo más cercano que tenía, Anne supuso que a pesar de sus diferencias en ciertos momentos podemos pedir ayuda o consejos a quien menos esperamos.

-¿Qué? -al igual que ella, estaba algo confundido por tan repentino acercamiento.

-¡Tu futuro! -respondió un poco enojada.

-¿No quieres ir a la academia de Queen's?

-¡No me refiero a eso!

-Voy a la universidad para averiguarlo -dijo después de un rato, ella suspiró-. Buenas noches.

-Buenas noches -respondió ella.

Entonces apagó la lámpara.

A la mañana siguiente, Anne despertó tarde y con la sorpresa de que una fuerte lluvia estaba cayendo por toda la ciudad. Ella corría en dirección a su escuela, iba con su paraguas en mano tratando de que los autos que pasaban junto a ella no la empapasen de agua. Al cruzar una esquina se juntó con Charlie Sloane, quien corría a la misma velocidad. Ambos se miraron con sorpresa. Tras varios segundos de silencio incómodo él se giró a ella.

-¡Hola!

-¡Hola! -contestó y siguió corriendo.

-¡Corre más rápido! -dijo él.

-¡Adelantate si quieres! -respondió Anne, verdaderamente creía que todo eso era una completa estupidez.

Él se adelantó y cuando la pelirroja lo perdió de vista se detuvo hiperventilando, pensó en algo y siguió corriendo al escuchar la campana que probablemente anunciaba el examen. Cuando entró al salón de clases vio escrito en el pizarrón que la primera hora sería libre, soltó aire exhausta.

-¡Anne! -dijo Diana, cuando esta volteó la miró con los ojos más abiertos que nunca- ¡Te ves terrible!

-¡Tú te has recuperado muy rápido! -replicó con un tono de broma.

-Me enteré de que anoche saliste con un chico.

Anne se sobresaltó.

-¡Eh! ¿Quién te dijo eso?

-Un pajarito... -respondió- Dice que parecían novios.

-¡No lo somos! -dijo lo suficientemente alto como para que Charlie Sloane voltease a verla.

El chico se levantó de su pupitre con mirada melancólica y caminó a paso lento hasta llegar a donde las dos amigas conversaban. Por un segundo, la pelirroja pensó que había hecho todo mal, pero Diana boquiabierta no podía creer lo que veía frente a ella.

-Diana -dijo él tímido. Anne miró al frente fingiendo no haber escuchado-. Le diré a mi amigo que la respuesta es no. Perdón.

-Perdóname tú también -dijo tratando de que él no notase sus mejillas sonrojadas.

-Está bien -respondió sonriente y se marchó.

Anne lo miró algo triste, pensó en lo que le había dicho la tarde anterior y bajó la cabeza. Mientras tanto, cuando terminó la segunda hora de clase, Gilbert Blythe se armó de valor y caminó erguido al salón de Anne.

「𝐖𝐡𝐢𝐬𝐩𝐞𝐫 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐡𝐞𝐚𝐫𝐭 ; 𝐀𝐧𝐧𝐞 × 𝐆𝐢𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭」Where stories live. Discover now