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El reloj marcó las 19hs del día miércoles cuando la puerta de la oficina se abrió estrepitosamente.

—¡Luthor! —Una pelinegra de ojos avasallantes, se adentró en la habitación. 

La mujer caminaba a paso firme, haciendo resonar sus tacones. La CEO, Lena, arqueó sus cejas desde su asiento.

—¿Acaso bebiste? —La mujer de ojos verdes respondió burlona—. ¿Qué pasa, Mills? ¿No te atienden bien en casa? —Luthor siguió, sin perder su voz socarrona.

Regina Mills, mejor amiga de la CEO, rodó los ojos a la vez que se sentaba delante de ésta.

—¡Dijiste que hoy terminarías más temprano! —La pelinegra mayor de edad, por dos años, exclamó.

—La empresa no se manejará sola, querida. Tú lo sabes muy bien.

Las mujeres parecían desafiarse con la mirada hasta que, sin evitarlo, comenzaron a reír.

—Lo sé, querida —Regina se burló; Ella era la abogada de su mejor amiga—. Pero eso no significa que vivas encerrada aquí. ¡No te estoy pidiendo demasiado!

—¿No tienes una familia de la que encargarte?

—Sí, por eso estoy aquí. —Regina sonrió con calidez. 

Meses atrás, la CEO había tenido una decepción amorosa. Andrea Rojas, su ex novia, la había engañado en numerosas ocasiones. Desde ese momento, ya seis meses atrás, la mujer Luthor se había sumergido en el trabajo; Más que antes.

Por el contrario, Mills se había casado un año atrás. Después de tres años de relación, ella y su mujer Emma Swan, habían decidido dar aquel paso. La mujer era madrastra de un hermoso niño de ocho años llamado Henry. Bueno, madrastra... Realmente Regina era su madre.

Al oír a la mujer, Lena suspiró.

—A ver, ¿Qué quieres?

—Simplemente quiero que vayamos a tomar algo. A unas cuadras de aquí hay un café bar. Podríamos ir y tomar un café, degustar algo dulce. ¿Qué dices?

Regina sonrió con dulzura, sabía que esa mirada convencía a su mejor amiga. La CEO volvió a bufar.

—Estarás insistiendo hasta la muerte ¿No? —Mills asintió—. Vamos.

Tras hablar, Luthor se levantó del asiento y caminó unos metros. Tomó la cartera del perchero y, junto a Regina, abandonó la oficina.

—Eve, puedes retirarte —Lena le dijo a su asistente, Eve Teschmacher—. Yo seguramente vuelva en un rato, pero ya no te necesitaré. Nos vemos mañana, ¿Está bien?

—Sí, señorita Luthor —La mujer respondió sonriente—. Que tengan buenas tardes.

—Igualmente, Eve. —La CEO asintió educada y las pelinegras se marcharon de allí.

.

Caminaron durante algunos minutos, hablando amenamente de cosas banales. Lena no lo confesaría, pero agradecía el gesto de su mejor amiga; Era un bello día de primavera en National City. 

—Aún no entiendo por qué nunca viniste aquí. —Regina habló a la vez que se adentraba en el café bar.

—¿Por qué vendría a un lugar que se llama SuperCoffee? —Lena cuestionó.

La CEO se detuvo a observar el sitio: El mismo estaba ambientado en el mundo de DC Cómics. Las paredes estaban adornadas con cuadros de personajes como Wonder Woman, Supergirl, Batman, Aquaman y otros. En el mostrador había figuradas de acción de los mismos personajes, al igual que de Superman, El Jocker, Harley Quinn, etc. 

Café Irlandés - SupercorpOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz