II

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Una semana después.

Lena no había dejado de pensar en Kara, en ningún momento. Sabía que debía disculparse con ella, tuvo una actitud infantil que no debía haber tenido. Además, Regina tenía razón: La mujer Danvers le atraía muchísimo y quería conocerla. Pero sabía que la rubia, seguramente, no pensaba nada bueno de ella.

Durante esos días, las mejores amigas, parecían haber olvidado del episodio vivido. Regina sabía como era Lena y no la obligaría a hablar. Luthor solía cerrarse en su vida y solo hablaba cuando estaba lista, Mills no la presionaría.

A las 17hs de aquel miércoles, la CEO se levantó de su asiento. Tomó sus cosas y abandonó la oficina. 

—¿Eve?

—¿Si, señorita Luthor?

—Iré a merendar algo a unas calles de aquí. Volveré en una hora —La secretaria asintió—. Cualquier cosa me llamas, ¿Ok?

—Sí, señorita Luthor.

.

Lena, valiente, se adentró en el café bar y miró el lugar. Se maldijo al no ver a Kara pero, segura de sí, se sentó en la misma mesa que había estado la semana anterior.

—Buenas tardes. —Un moreno se acercó a ella, sonriente.

—Discúlpame, ¿Kara Danvers está trabajando? —El muchacho frunció el ceño pero terminó de asentir—. Soy una amiga —Lena sonrió nerviosa—. Me gustaría que me atienda ella, ¿Podría ser? ¡Quiero darle una sorpresa! —El moreno asintió, sonriente.

—Claro que sí, en un momento. —El hombre dijo y se marchó de allí.

.

—¡Kara! —El moreno se adentró en la cocina del lugar, donde la rubia comía una galleta.

—¿Eu? —Contestó ella, su hora de descanso recién comenzaba.

—Hay una chica muy preciosa esperando por ti, me dijo que es tu amiga —Kara frunció el ceño—. Es una pelinegra.

—¡Oh! Debe ser Regina —La rubia sonrió—. ¿Estaba sola? —Preguntó, por lo general, la abogada iba acompañada de Emma y Henry. Aunque alguna que otra vez también iba sola.

—Sí, sí —Confirmó el hombre—. Está en la mesa siete.

Kara asintió y se alejó de allí. 

Buscó la mesa siete apenas salió de la cocina. Se sorprendió al no ver a Regina, allí estaba Lena. Frunció el ceño pero terminó por acercarse a la mesa.

—¿Señorita Lena?

—Hola, Kara. —La mujer sonrió.

—Un compañero de trabajo me dijo que en esta mesa había una amiga y-

—Digamos que fue una pequeña mentirita piadosa. —Inevitablemente la rubia sonrió.

—Pero... No entiendo. ¿Va a ordenar algo?

—Sí, sí.

—Vale, yo estoy en mi horario de descanso pero puedo atenderla si así desea. —La mujer dijo, educada. Si Lena llegaba a comportarse como la vez pasada, la odiaría mucho.

—¡Perfecto! —Lena exclamó—. Si no te genera ningún inconveniente, me gustaría que pidas dos bebidas: Un café irlandés para mí y algo para ti. Me gustaría conversar contigo —Kara la miró sorprendida—. No quiero que sientas presión alguna, es solo si quieres —La CEO se apresuró en aclarar—. Tu bebida la pagaré yo, si aceptas. No es que te esté comprando o algo así, es que-

Café Irlandés - SupercorpМесто, где живут истории. Откройте их для себя