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Rubius realmente no comprendía como había pasado aquello. 

Un día estaba casándose y consiguiendo todo el dinero que podía, y de repente estaba en la cárcel durante tres días por invasión a propiedad privada y golpear a un policía. 

Y luego, cuando faltaba un solo día para salir, Alexby llegó diciéndole que no saldría jamás de esa celda helada, que en dos semanas sería su juicio por pertenecer a la Hermandad Oscura. 

¿Cómo lo habían descubierto? No tenía sentido ¡¡Ya ni siquiera pertenecía realmente a la Hermandad!! ¿Por qué no se acordaba de quienes más la conformaban? ¿Por qué tenía que caer él solo? 

Y Nieves... su dulce Nieves... ella había llegado un día, con aspecto serio y un aura tan fría que le hacia acordarse de cuando su niña era un golem de nieve... y le había dicho que terminaban. 

Se lo dijo de forma suave y lenta, con el mismo tono con el cual él le hablaba a ella, se lo dijo con la maldad y la burla brillando en esos inocentes ojos celeste. 

¿Qué había pasado? ¿Cómo su mundo se había destrozado tan rápidamente? 

Ya no tenía salvación. Durante el día de su Juicio nadie quiso ser su Juez, le declararon cadena perpetua, todo el dinero que pudo tener en su hogar, karma coins de oro y plata, diamantes, hierro, esmeraldas, todo eso se lo quitaron, con el motivo de pagar por todos los males y destrucciones que había causado en el pueblo con sus secuestros y explosiones. 

Nadie lo ayudó, nadie lo miró a la cara si no era con furia, decepción o pena. 

Lo odiaba. 

¿Cómo paso de ser rico como un rey a ser un pobre criminal?

Una y otra vez se repetía, en respuesta a aquella pregunta, el comentario que Luzu le hizo antes de que los policías se lo llevaran de vuelta a la celda después del Juicio... 

"Bienvenido a Karmaland Rabis, el pueblo donde el karma es una perra" 

Y luego le había sonreído ¿Luzu había planeado aquello? 

Miró a través de los barrotes hacía afuera, el sol brillaba, era un día precioso, la gente pasaba conversando alegremente. 

Una risa le llamó la atención, una risa que había escuchado muchas veces a lo largo de su estancia en el pueblo... 

Vegetta caminaba riendo al lado de Luzu, ambos sonreían y de alguna manera el mundo parecía brillar a su alrededor. 

Luzu parecía sonrojarse por un comentario de Vegetta, este sonreía coqueto y se reían... 

¿Cómo había perdido aquello? 

Unos ojos amatista brillante se posaron sobre él, Vegetta lo miraba desdé la distancia, sonriendo con maldad. 

Un plan. 

Todo fue su jodido plan. 

Vegetta se había vengado. 

Rubius lo había utilizado para ganar dinero, y ahora no tenía el dinero, no tenía casa y no tenía a Nieves... Ahora no tenía nada. 

Rubius había jugado con su corazón y a cambio lo había perdido todo.

Esa era la venganza de Vegetta.

La Venganza de Vegetta Où les histoires vivent. Découvrez maintenant