9. Click

5K 792 1.6K
                                    

¿Hola? Llamando a Alyssa...

Se solicita el alma de esta chica...

Aly... ¡Reacciona, estúpida!

Una bofetada mental resuena en toda mi mente, y es cuando al fin despierto de mi shock, para tratar de digerir todo lo que está pasando en este momento. 

Todo se ve en súper cámara lenta, y con música de fondo al estilo rap, de propia autoría de mi fiel compañera: la  imaginación; que siempre sabe como añadirle más dramatismo y salseo, a mis peores y justos momentos de desgracias.

El policía me toma brusco, y sujeta mis manos en mi espalda apoyando mi cuerpo en un vehículo aparcado en un lado de la calle, mientras me sujeta cual si fuera un criminal.

—Tiene derecho a permanecer en silencio...

¿Eh?

—Todo lo que diga será usado en su contra en un tribunal...

¿Qué?

—Tiene derecho a un abogado...

Fucking mind...

—Y si no puede pagarlo, la corte le proporcionará uno...

El policía termina de leerme mis derechos, esos que conozco tan bien después de tantas series criminalistas, y también... por otras cosas pesadas y dolores de cabeza que prefiero olvidar. Nada ilegal, se los aseguro.

Seguro se preguntarán... ¿Qué carajos hizo Alyssa ahora?

Ufff excelente pregunta, amigos. Así que los invito a ponerse cómodos, que aquí les va...

¡NO LO SÉ! ¡NI MADREEEEES! ¡NO SÉ QUE PINCHES MANGOS, ESTÁ PASANDO!

Espera... ¿Eso es una pistola real? Uy, siempre quise tocar una...

¡Alyssa, concéntrate!

Ah cierto, olvidé que estoy en crisis.

¡Estamos!

—¡¿QUÉEEE?! —Al fin las palabras abandonan mi garganta en un grito casi caricaturesco, y trato de removerme para soltarme.

—Lo que oyó, está siendo arrestada. 

—No, no, no, debe haber un error... —insisto—. No hice nada malo, solo visto mal, ¡Y eso no es pecado! ¡Pregúntenle a Miranda Priestly!

Miro a todos lados, y ya veo como una pequeña aglomeración de gente se encuentra a mí alrededor. Cuchicheando y hablando para mí, seguramente apostando, que si intenté robar un banco o golpeé a un anciano. ¡Y pues no!

 Ah no, espera... No puede ser...

—¡Ay no, es por la señora! ¡Mire, mi intención no era molestarla, solo quise ayudarla! ¡No esperaba que fuera una mujer tan activa, o enterarme de que ha tenido más sexo que yo! ¡No tengo sexo hace más de dos años, ¿sabe lo deprimente que es eso?! ¡Voy a ir a la cárcel, y aún no tengo sexo con un americano!... Ay perdón, hablo del delicioso, no me fijé que hay niños presentes... —me disculpo con una señora, que me mira indignada tapando los oídos de sus gemelos.

—Señorita, guarde silencio...

—¡Señor, no puede arrestarme! ¡No como pizza con piña, no soy un monstruo!

—A mí me gusta la pizza con piña —defiende ofendido, el hombre.

—Pero para gustos hay colores, dicen... —río nerviosa, ganándome más bien, otro apretón más fuerte en mi brazo.

HADES | Dioses latentes #1 (PAUSADA POR CORRECIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora